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Donald Trump, magnate inmobiliario y precandidato presidencial republicano. GETTY
PAUL J. RICHARDS / AFP/Getty Images
Donald Trump, magnate inmobiliario y precandidato presidencial republicano. GETTY
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CHICAGO- Uno de mis refranes favoritos menciona “En terreno andado no crece el césped”. Lo interpreto en favor de mi calvicie y así pienso, en condescendencia a mi ego, que esta obedece a que me gusta pensar, aunque soy plenamente consciente que el cabello en la cabeza en nada corresponde al uso del cerebro y es evidente que hay personas inteligentes que tienen una tupida cabellera como lo fue el genio de Albert Einstein y por tanto también hay quienes su uso del cerebro en relación con la lengua es limitado, tengan o no cabello o aun cuando simulen tenerlo. Aunque pensándolo bien ¡nunca he visto un burro pelón, aunque sí mucho disfrazados!

Hablando de otras cosas, mal ha estado el magnate Donald Trump al referirse a quienes llevamos el honor de tener a México en la piel, como ejemplos de narcotraficantes, violadores y criminales, y que llevamos a Estados Unidos enfermedades mortales.

Trump maneja empresas turísticas, inmobiliarias e inclusive campos de golf ¿Cree usted que en esos edificios y campos no trabajan mexicanos? Estoy seguro que sí y además que lo hacen muy bien, pues lo latinos que emigran hacia EEUU son gente honrada y trabajadora que lo que busca es una oportunidad para ganarse la vida.

Lo anterior me trae a la memoria otro refrán: “Para tener la lengua larga, hay que tener la cola corta”. Pues bien, las expresiones del empresario sobre los mexicanos indican una lengua muy larga y, si en sus negocios trabajan compatriotas, entonces no tiene cola corta y se la pueden pisar, por tanto Trump, según su opinión, estaría llevando a sus clientes a nidos de violadores, criminales y enfermos contagiosos, lo que denotaría una tremenda falta de ética empresarial; claro, a no ser que lo que dijo haya sido una estupidez.

¿De dónde viene ese odio irracional a lo mexicano? No tuve que buscar mucho para percatarme de los negocios fallidos que Trump ha tenido en México. En la isla de Cozumel pretendió crear un complejo turístico que se denominaría “Punta Arrecifes Resort”, que incluía hoteles y campos de golf, pero esto no progresó debido al daño ecológico que se causaría en una de las pocas selvas vírgenes que quedan en esa isla. En septiembre de 2012 esa zona fue declarada área natural protegida por el gobierno de México.

Otro proyecto lo inició en 2008 en asociación con una empresa de Los Angeles denominada Irongate. En éste se pretendía crear un centro vacacional de lujo cercano a Tijuana y a unos minutos de viaje por tierra desde San Diego. Alrededor de 200 clientes entregaron adelantos para adquirir condominios en el proyecto, lo que implicó alrededor de 20 millones de dólares; sin embargo, el proyecto fracasó y los inversionistas demandaron a Trump ante las cortes de California, quien pretendió evadir su responsabilidad alegando que no había participado directamente en la construcción del complejo y que sólo se había utilizado su nombre, culpando a los desarrolladores.

El pleito duró más de cuatro años y concluyó con una negociación cuyas condiciones se desconocen, pero que debe haber implicado la devolución a los inversionistas de una parte de su inversión; es decir, Trump, después de años de pleito, aceptó su responsabilidad y devolvió sólo una parte de lo que habían perdido quienes en él creyeron.

Lo anterior trae a la mesa el tema de otra declaración del magnate en su cuenta de twitter en la que mencionó haber ganado un juicio en el corrupto sistema de justicia mexicano, pero que no había logrado que le pagaran aún. Si en el caso antes relatado Trump evadió su responsabilidad por años y luego negoció, no entiendo por qué se queja de que otros lo hagan con él, lo que me recuerda otro refrán que dice: “A puñaladas iguales, llorar es de cobardes”.

Una última reflexión, si Trump afirma que el sistema de justicia mexicano es corrupto, y que en él ganó una demanda, ¿será entonces que para ganar compró a un juez? Lo que implicaría la comisión de un ilícito, pues es conocido que “tanto peca el que mata a la vaca, como el que le jala la pata”, lo que me trae a la memoria un verso de Sor Juana Inés de la Cruz, la musa de México:

“O cuál es más de culpar, aunque cualquiera mal haga

la que peca por la paga o el que paga por pecar”.

Por cierto, este verso se encuentra en el poema “Hombres Necios”.

-Oscar Müller Creel es doctor en Derecho, catedrático y conferencista. Puede leer sus columnas en www.oscarmullercreel.com