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Adriana Cervantes rodeada de amigos y familiares mientras se afligió por la pérdida de su hijo Daniel Sánchez. SEAN KING/THE BEACON NEWS
Sean King / The Beacon-News
Adriana Cervantes rodeada de amigos y familiares mientras se afligió por la pérdida de su hijo Daniel Sánchez. SEAN KING/THE BEACON NEWS
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CHICAGO- El momento en que Adriana Cervantes, residente en Aurora, escuchó el nombre del supuesto asesino de su hijo por primera vez es algo que nunca olvidará.

Eran la 1:53 p.m. del sábado cuando recibió una llamada por parte de detectives la Policía de Aurora y le dijeron que dos hombres recibieron cargos por el asesinato de su hijo Daniel Sánchez, de 19 años.

Pero, al escuchar el nombre de uno de los sospechosos se quedó conmocionada, dijo.

“Lo conocía. Vino y jugó en mi patio trasero cuando iba a la escuela elemental Lincoln con Danny”, mencionó. Era el mismo niño con el que había crecido en la cuadra.

Sánchez, un graduado de la promoción de 2004 de la secundaria West Aurora, fue muerto a tiros en un supuesto robo armado en un área industrial en la cuadra 600 S. Elmwood Dr., el 7 de noviembre.

Una semana después de la balacera, un video de seguridad tomado por negocios cercanos llevó al arresto de tres personas, eventualmente, dos de las cuales recibieron cargos por el crimen.

Leon Williams, de 21 años y residente en la cuadra 2400 N. Farnsworth Ave. y Keyonn Lovelace, de 18 años y residente en la cuadra 400 N. Union St., recibieron cargos por tres cuentas de asesinato en primer grado. Además, Williams, quien supuestamente apretó el gatillo, recibió cargos por dos cuentas de robo armado. Lovelace enfrenta una sola cuenta.

Un tercer hombre de 18 años y residente de Aurora fue interrogado pero fue dejado en libertad sin cargos, dijo la Policía.

La familia de Sánchez dijo que el día que fue asesinado, Sánchez tenía que estar en el trabajo a la 1 p.m. para comenzar su turno en O’Reilly Auto Parts.

La Policía cree que un acuerdo sobre marihuana que ocurrió sobre el mediodía se convirtió en un asesinato.

Según la Policía de Aurora, Williams quedó con Sánchez para comprar marihuana, pero, en vez de eso, pidió ayuda de Lovelace para robar a Sánchez. Williams, Lovelace y otro hombre, supuestamente llevaron en vehículo a Sánchez a un área industrial donde Williams sacó un arma y pidió a Sánchez su dinero y la marihuana, dijo la Policía.

Sánchez, supuestamente, luchó para defenderse y fue baleado por Williams en la cabeza y pierna cuando corría desde el automóvil.

Según la Policía, Sánchez no estaba vinculado con pandillas y había tenido un contacto mínimo con los oficiales.

Las pruebas encontradas en la escena y las declaraciones de los testigos llevó a los detectives a concluir que un supuesto trato relacionado con droga acabó mal.

Cervantes dijo que no conocía a Lovelace, pero que sí conocía a Williams y al otro hombre que iba en el automóvil quien no fue nombrado porque fue liberado sin cargos.

“Fue como, ‘he tenido a estos niños en mi casa'”, recordó Cervantes.

Las hermanas de Sánchez dijeron que quedaron aturdidas al enterarse que el supuesto asesino tenía un rostro que era familiar.

Las jovencitas fueron a la escuela con Williams y sus hermanos.

A los días siguientes de la muerte de Sánchez, hubo un flujo constante de amigos que se presentaron en la casa del joven fallecido. Algunos que Cervantes conocía bien, dijo. Otros eran caras nuevas que fueron recibidos con cautela.

“No sabes en quien podías confiar en tu casa”, mencionó Cervantes. En sus ojos, cualquiera podría haber sido el asesino de su hijo, contó.

“Tiene demasiados amigos. Pensé ‘¿Debería echar a todos de la casa? ¿En quién puedo confiar?'”

Cervantes recordó que ella misma es de “esas madres” que alertaba constantemente a su hijo sobre que una mala decisión podría cambiar su vida. Expresó que, en este caso, lo hizo.

“A veces hablas con tus hijos hasta que tu cara se pone azul y ellos hacen lo que hacen, y eso es una desgracia”, expresó. “Pero tenemos que seguir hablando con ellos”.

Ahora que los arrestos se llevaron a cabo, Cervantes mira hacia adelante y espera a que se haga justicia. Además, indicó que sólo quiere asegurarse de que la justicia sea a través del sistema judicial y no en las calles.

“Dije a mis hijos que estamos aqui no para pensar (en tomar represalias) contra nadie”, clarificó Cervantes. “No quiero ver sufrir a otra madre. Esto es lo peor. Simplemente, dejen las armas. No dejo de decirlo”.

Mientras se encontraba sentada alrededor de la mesa de la cocina el lunes, rodeada de sus hijas sobrevivientes -la menor, de 2 años, dormida en su regazo-, Cervantes envió un mensaje que quiere asegurarse de que sea escuchado.

“Un pastor vino e hizo una vigilia y dijo que tomáramos esta (tragedia) y la usáramos para hacer el bien por Danny”, explicó Cervantes.

“Les dijo que cuando uno haga el bien, que recuerde a Danny. Antes de hacer algo estúpido, recuerda a Danny. No hace falta que mueran más niños. No merece la pena (perder) una vida”.