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CHICAGO – Blanca Rosales Castro, de 18 años, estuvo detenida un mes en el Centro de Procesamiento de Corrections Corporation of America (CCC) en Laredo, Texas, y tras ser liberada finalmente se reunió con su madre y hermano con quienes salió huyendo de la violencia de su natal Honduras.

Tras ser liberada el jueves, Rosales viajó a Chicago, donde la esperaba su madre Digna Castro y su hermano Fernando Rosales. Los tres salieron juntos de su país y en septiembre cruzaron la frontera México-Estados Unidos, pero fueron separados por las autoridades migratorias.

Digna Castro y su hijo, llegaron a Chicago el 9 de octubre, y ahora residen en Waukegan donde vive una gran comunidad centroamericana, según detalló Julie Contreras, encargada de Asuntos de Inmigración de la Liga de Ciudadanos Latinoamericanos Unidos (LULAC) en el Condado de Lake.

La jovencita, originaria del pueblo de Juticalpa, capital de Olancho, en Honduras, era aún una menor cuando fue detenida y enviada al centro de procesamiento para adultos, recalcó Contreras.

LULAC y la abogada Brooke Lautz, del bufete legal del abogado Manuel Cárdenas en Chicago, tomaron el caso de Rosales Castro de inmediato para lograr su libertad del centro.

La inmigrante, al igual que otros miembros de su familia residentes en Waukegan, salieron de su país huyendo de la violencia doméstica y la violencia callejera de las pandillas en donde ellos vivían.

Contreras calificó como “una bendición” el hecho de que la joven inmigrante ahora pueda reunirse con su madre y su sobrina Dina Matute, una pequeña de diez años quien también huyó de Honduras por la violencia familiar, se reunió con su madre Digna Pahola Rosales (hija de Digna Castro)en Chicago y logró obtener asilo.

Comprobar legalmente miedo a la persecución le cambió la vida a Dina Matute. La niña huyó de la violencia de su país en 2014, según comentó su abogado Christopher Helt a diario Hoy.

“Inmigrantes como Blanca no son ningún peligro para esta sociedad, al contrario ellas son víctimas de la violencia en su país”, señaló Contreras.

A su vez, la abogada Lautz recalcó que jóvenes como Blanca Rosales Castro y su sobrina Dina Matute, han sufrido las consecuencias de la rampante violencia en Honduras.

“Estamos muy emocionados por que Blanca se reunirá con su familia”, dijo Lautz.

“Tomó bastante trabajo comprobar que ella no es ninguna amenaza para el país y al contrario, es una persona joven que ha sufrido a causa de la violencia”, aseveró Lautz.

La letrada agregó que la joven inmigrante aún no tiene una cita pendiente ante un tribunal de inmigración pero indicó que se hará una petición de asilo para ella.

En el caso de Dina Matute, la pequeña vino a este país en marzo del 2014 y posteriormente, el 11 de marzo del 2015, dio testimonio ante un juez de inmigración quien procesó su caso de asilo en este país.

La joven inmigrante contó a un juez la violencia de la cual ha sido testigo a pesar de su corta edad.

“Vivía con miedo porque era peligroso salir a la calle. Donde vivía había muchos narcotraficantes”, contó.

“Recuerdo que cuando iba a preescolar, vi cómo unos tipos atacaron a la amiga de mi tía con una navaja y la violaron. También vi cadáveres tirados en la calle”, recordó la menor que obtuvo el asilo en septiembre del año pasado.

Contreras dijo en un comunicado que octubre es el Mes de Tomar Conciencia de la Violencia Doméstica y que esta familia tuvo valor de enfrentar su situación.

El abogado Helt aclaró que el asilo no se concede sólo en base a testimonios ante un juez o una autoridad gubernamental sino que “hay que demostrar cada uno de los argumentos con pruebas”.

-Con información de EFE