CHICAGO – Una juez del condado de Cook condenó el jueves a una mujer por asesinato en primer grado y torturas de su nieta de 8 años, una estudiante sobresaliente que se preparaba para ingresar a cuarto grado.
La jueza Evelyn Clay encontró pruebas abrumadoras de que Helen Ford, de 55 años, mató y torturó a su nieta, Gizzell Ford, conocida como Gizzy.
“Este asesinato fue una tortura, la niña sufrió una muerte lenta y agonizante”, dijo Clay mientras una tía de Gizzy sollozaba en la atestada sala del tribunal. “Ese pequeño cuerpo parecía haber sido pulverizado de la cabeza a los pies … La trataron con maldad”, agregó.
La abuela enfrentaría una sentencia de cárcel mientras viva ya que la juez encontró que había torturado a la niña y que el asesinato fue “excepcionalmente brutal”.
En los argumentos finales del jueves, los fiscales dijeron que incluso antes de que Gizzy fuera estrangulada, ella ya estaba muriendo de insuficiencia renal debido a que su abuela y su padre le negaron agua y comida durante días.
La abogada de Ford, Jennifer Hodel, una defensor público auxiliar, describió a su representada como una abuela sobrecargada de trabajo que pudo haber abusado y descuidado a Gizzy pero nunca intentó matarla. Hodel pidió que la juez que la condenara por homicidio involuntario en vez de asesinato en primer grado.
La brillante niña escribió en dos diarios sus vivencias que reflejaban su estado de ánimo, el cual se tornó mucho más oscuro en las vacaciones del verano de 2013, cuando el abuso empeoró.
“Odio esta vida porque estoy en un gran problema”, escribió la niña el 11 de julio, dos días antes de que su cuerpo estrangulado y golpeado fuera encontrado vestido sólo con una ropa interior verde rasgada, en el apartamento de la familia, al oeste de la ciudad.
La fiscalía dijo que la niña de 70 libras fue torturada hasta la muerte por la abuela que pesa 275 libras y que a veces llevaba un cinturón alrededor del cuello para castigarla.
Además de los dos diarios ??como evidencia en el juicio de Ford, los fiscales del Condado de Cook mostraron videos de teléfonos celulares en los que aparecen Ford y el padre de Gizzy regañandola mientras la niña aterrorizada era obligada a mantener un trapo o calcetín en la boca. Estuvo atada a la cama de su padre durante días, sin que se le proporcionara comida y agua; y una vez fue castigada por intentar beber agua del inodoro, según testimonio.
El padre de la niña, Andre Ford, que había permanecido mucho tiempo en cama con esclerodermia crónica, también fue acusado en el asesinato de Gizzy, pero murió en la cárcel del condado de Cook de un aparente ataque al corazón en agosto de 2014 mientras esperaba su juicio.
Las heridas de la cara de Gizzy eran tan severas que una investigadora forense de la policía de Chicago con 30 años de experiencia, lloró al describirlas en el tribunal; algo muy inusual de un profesional experimentado en escenas de crimen que testifica en la core criminal.
“Lo siento, esto nunca había sucedido”, dijo la oficial Nancy DeCook mientras las lágrimas corrían por su rostro después de ver una foto del rostro gravemente herido de la niña muerta.
La muerte de Gizzy marcó otra acusación contra el asediado y crónicamente subfinanciado sistema de bienestar infantil, que ha funcionado bajo un decreto federal por décadas. Un investigador del Departamento de Servicios para Niños y Familias de Illinois (DCFS) había visitado a la familia un mes antes del asesinato de Gizzy y un médico de abuso infantil que examinó a Gizzy encontró una lesión sospechosa en el trasero de la menor semanas antes de su muerte, pero no reportó sospecha alguna, según una investigación del Chicago Tribune.
Un juez del condado de Cook había concedido la custodia temporal de Gizzy a su padre ocho meses antes de su muerte. El padre, un convicto desempleado que vivía con su madre en el barrio de Austin, había discutido con la madre de la niña, una mujer sin hogar, porque la niña no asistía a la escuela regularmente.
Los fiscales mostraron video tomado por el padre de Gizzy en el teléfono celular de la abuela el cual ilustró algunos de los abusos.
“Lo que le ocurrió a Gizzell fue una abominación”, dijo la fiscal estatal asistente, Ashley Romito a la juez. Ello “te hace perder la fe en la raza humana”.
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