Skip to content
Author
PUBLISHED: | UPDATED:

El día a día de María Reynoso se parece más o menos al de un niño. Desde 2001, pasa sus días jugando, leyendo, pintando y bailando con los niños que asisten a su centro de cuidado en su hogar en el poblado de Berwyn. Pero Reynoso no sabe cuánto tiempo más durará esta rutina. Los padres de los niños no pueden pagar por sus servicios, y el número de niño bajo su cuidado ha disminuido en años recientes.

“Eso es lo que los padres me dicen”, contó Reynoso. “No puedo pagarte y pagar la renta, así que le pediré a mis padres o a algún familiar que los cuiden”.

María Reynoso con Evelyn y Dylan, fuera de su casa, donde tiene una guardería para niños.
María Reynoso con Evelyn y Dylan, fuera de su casa, donde tiene una guardería para niños.

Entre la comunidad latina es común que los familiares cuiden a los niños, en lugar de llevarlos a un centro de cuidado o un programa público como Head Start.

Un estudio reciente del Center for American Progress (CAP) determinó que, a nivel nacional, existe una escasez de opciones para el cuidado de niños menores de 5 años, con un impacto desproporcionado en la comunidad latina de Illinois, especialmente en Chicago.

Los autores del informe se refieren a las zonas donde escasean opciones de cuidado infantil como “desiertos de cuidado”, definidos como un código postal con al menos 30 niños menores de 5 años y donde no hay ninguno o muy pocos centros, de tal forma que hay tres veces más niños menores de 5 que en espacios en centros.

El análisis de CAP en ocho estados encontró que más de la mitad de los niños pequeños en áreas rurales viven en un “desierto de cuidado de infantil” donde los niños menores de 5 años superan 3 a 1 el número de lugares que prestan ese servicio. El problema es aún más grave en algunas zonas urbanas como Chicago.

Según el informe, cinco de cada seis niños menores de 5 años en Chicago viven en desiertos urbanos de cuidado infantil, 68% de los residentes de Illinois viven en desiertos de cuidado infantil; el porcentaje es 86.4 para los residentes latinos del estado.

Los investigadores de CAP, examinaron áreas que dijeron ofrecen un vistazo a la falta de ese servicio en Estados Unidos.

Los padres en Colorado, Georgia, Illinois, Maryland, Minnesota, Carolina del Norte, Ohio y Virginia lidian con la escasez de opciones. (El problema es probable más generalizado, dijeron los investigadores; en vista que otros estados no han proporcionado los datos necesarios para realizar la investigación nacional).

“En muchas partes del país las familias trabajadoras sufren una grave escasez de opciones de cuidado de niños”, indicaron los autores del estudio, “el cual es a menudo de calidad inconsistente y de un costo tan alto que está fuera de su alcance”.

Latinos
Algunos investigadores explican que las pocas opciones formales de cuidado existen en comunidades predominantemente latinas porque no hay suficiente demanda debido a cuestiones culturales como la prevalencia de cuidado en la casa por amigos o familiares. Otros, sin embargo, argumentan que los padres latinos frecuentemente piden ayuda a familiares simplemente por necesidad, a falta de opciones asequibles y convenientes para el cuidado de sus hijos.

“Es más o menos como la pregunta ¿qué fue primero: el huevo o la gallina?” comentó Rasheed Malik, analista de políticas para Center for American Progress. “Por décadas se ha dicho que las familias latinas son menos propensas a utilizar cuidado infantil fuera del hogar, que prefieren que sus familiares les ayuden a cuidar a sus hijos, o que la mamá o el papá se quedan en casa para cuidarlos. Esto resultó curioso para nosotros”.

Según Malik, los investigadores evalúan ahora la falta de opciones formales de cuidado infantil en la comunidad latina y la baja tasa de asistencia a tales programas. Malik explicó que hay una creencia común de que los padres en la comunidad latina prefieren el cuidado en casa para sus hijos. Pero los investigadores argumentan que esta percepción no necesariamente refleja la verdad.

Julia Henly, profesora asociada en la Escuela de Administración de Servicios Sociales de la Universidad de Chicago indicó que hay una percepción errónea de que las familias latinas no quieren utilizar opciones formales de cuidado infantil, como Head Start o centros privados de guardería. “Pienso que esa creencia atenta contra una realidad”.

Evelyn, de 3 años, y Dylan, de 4.
Evelyn, de 3 años, y Dylan, de 4.

La baja asistencia de niños latinos en programas de cuidado puede ser resultado de varias causas interrelacionadas, agregó Henly. Primero, hay una falta de opciones asequibles para el cuidado en los barrios latinos. El cuidado de niños de buena calidad es caro y se ha vuelto menos asequible por el aumento en los pagos complementarios y una disminución de subsidios.

Hace dos años, las familias cuyos ingresos eran 185% arriba del umbral de la pobreza eran elegibles para algún tipo de subsidios gubernamental como el Programa de Asistencia para el Cuidado de Niños (CCAP). Pero desde que el gobierno del estado de Illinois fracasó en aprobar un presupuesto fiscal en julio de 2015, los subsidios solamente cubren a hogares que ganaron 50% sobre el umbral de la pobreza, excluyendo a miles de niños de cuidado subvencionado por el estado. Ahora, los subsidios cubren a familias que ganan hasta un 162% sobre el umbral de la pobreza, pero muchos padres que lo necesitan aún no son elegibles.

Varios clientes de Reynoso sustituyeron sus servicios de cuidado por el cuidado que brinda algún familiar porque han perdido su elegibilidad para los subsidios estatales.

“A una de las madres le cancelaron (los subsidios) y ella es madre soltera”, contó Reynoso. “Ella sacó a su hija de la guardería y ahora la abuela cuida a la niña”.

Otra causa posible para la tasa más baja de asistencia latina en programas formales de cuidado es que no hay muchos centros que cuidan a niños durante horas no convencionales. Según Mónica Cortez, proveedora de cuidado infantil en Aurora, muchos padres en su comunidad trabajan en fábricas u otros trabajos que tienen horarios inusuales. No envían sus hijos a programas formales como Head Start porque no ofrecen opciones adecuadas.

El cuidado de “Head Start son pocas horas y no tienen transporte”, comentó Cortez. Para los padres que trabajan por la noche o durante los fines de semana, no hay muchos centros de cuidado que satisfagan sus necesidades.

Además, hay barreras culturales que inhiben la inscripción de niños latinos en programas formales de cuidado. Henly explicó que hay una falta de centros que ofrezcan programas culturalmente apropiados o recursos para familias que no hablan inglés como lengua materna.

“Es importante no solamente pensar en el lenguaje de los servicios proporcionados”, indicó Henly, “sino en el contexto del servicio, y si la comida, los juegos y las actividades son provistos en una manera familiar y sensible a las expectativas de una cultura”.

Sin embargo, hay evidencia de que los padres latinos quieren más opciones para el cuidado de sus niños, y que esta demanda no es nueva.

Un estudio del Illinois Facilities Fund de 2003 descubrió que en un grupo de 117 madres latinas del área de Chicago que necesitaban cuidado para sus hijos de entre 2 y 5 años, la mayoría prefería centros de cuidado asequibles y apropiados para el desarrollo de los niños con empleados cariñosos y bien entrenados, más que dejarlos al cuidado de un familiar.

El negocio de Cortez ejemplifica la demanda para opciones diversas de cuidado infantil en su comunidad. Su servicio de cuidado en el hogar sirve a más de 12 niños. Cortez dijo que hay muchos padres en su comunidad que buscan opciones de cuidado mientras trabajan. Reynoso coincide, añadiendo que la baja tasa de asistencia en programas de cuidado como el suyo no es resultado de una falta de demanda, sino que la barrera es el costo, accesibilidad y conveniencia.

Henly explica que el cuidado infantil beneficia tanto a padres como a sus hijos en el corto y largo plazos, y que hay ramificaciones para la escasez de opciones asequibles y de buena calidad en las comunidades latinas.

“Ellos no solamente ayudan a los individuos y familias para estar listos para la escuela y aprovechar su educación. También hay beneficios a largo plazo en asuntos como la reducción del crimen y aumentos en empleo”, señaló.

La falta de recursos para cuidado también “hace que sea mucho más difícil en el término inmediato y la vida diaria de las familias para mantener el empleo y también para confiar en que sus hijos serán bien cuidados mientras trabajan”, añadió Henly.

No obstante, según Michael López, director del National Research Center on Hispanic Children and Families, los hallazgos del nuevo estudio del Center for American Progress no reflejan la imagen completa del uso de cuidado infantil por los latinos. López explica que el nuevo informe se enfoca en centros de cuidado, pero omite varias formas de cuidado más populares en la comunidad latina, como servicios de cuidado en casa y programas en horarios inusuales.

“Cuando pienso sobre algunas de estas comunidades que tienen menos opciones de centros, eso no quiere decir que no hay cuidado en esas comunidades”, mencionó López. “Eso solamente indica que eso es lo que está allí. Si no se toma una mirada holística de todas las opciones, solamente se responde una parte de la pregunta”.

Sin embargo, el futuro para Reynoso y otros proveedores de guarderías es incierto.

María Reynoso, baila con Evelyn, de 3 años, y Dylan, de 4. Ellos pasan los días jugando, coloreando y disfrutando de varias actividades.
María Reynoso, baila con Evelyn, de 3 años, y Dylan, de 4. Ellos pasan los días jugando, coloreando y disfrutando de varias actividades.

Indudablemente hay demanda para el cuidado de niños en la comunidad latina de Chicago. Pero, sin el auxilio de los subsidios estatales, para muchas familias, estos programas están fuera de alcance.

“Pues, ahorita, como están las cosas, es un poquito incierto en qué vayamos a terminar”, dijo Reynoso. “Yo incluso he pensado si debo cerrar mi daycare o si debo buscar trabajo en otro lado. Aún no he tomado la decisión. Si no consigo más niños, o me quedo sin esa ayuda, ese será mi futuro”.