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CHICAGO

– Antes de la moda de definir a las parejas como “power couple” estuvieron Diego Rivera y Frida Kahlo, una pareja explosiva. Ambos mexicanos y artistas, para los que aseguran, llegar a Detroit (Michigan) marcó un antes y después en su carrera.

Y también el arte de Diego antes de Frida, y el arte de Frida después de Diego.

“Él idealizó Detroit. Ella lo rechazó. Pero lo que compartían era su creencia en el comunismo, una sed por el tequila y una pasión por los demás. Descubra cómo dejaron su huella en Detroit y cómo Detroit dejó una huella en su arte”, indica la descripción de la muestra

“Diego Rivera and Frida Kahlo in Detroit”,

en el sitio de internet del Instituto de Arte de Detroit (DIA), que se exhibe desde el 15 de marzo hasta el 12 de julio y es su primera iniciativa importante como organización independiente.

Esta muestra incluye casi 70 obras de arte que representan la evolución de la carrera de Rivera y Kahlo, entre ellos los grabados de preparación de los murales que Diego realizó en Detroit, titulados “Detroit Industry”, así como 23 obras de Kahlo, cuyo trabajo nunca antes se había exhibido en el DIA.

Mark Rosenthal, curador del DIA, comentó en entrevista telefónica al diario HOY que la exhibición es una “magnífica oportunidad” para ver los distintos caminos artísticos que tomaron Diego y Frida luego de su paso por Detroit.

“Fue aquí que Diego realizó el que consideró su mural más importante”, agregó el curador.

Fue entre 1932 y 1933 que Rivera viajó a Detroit con Kahlo para realizar una serie de 27 paneles al fresco, titulado “La industria de Detroit” (Detroit Industry) en las paredes del DIA. Esto fue encargado por Edsel Ford, el hijo único de Henry Ford y presidente de la compañía automovilística Ford de 1919 a 1943.

Rivera rindió en ese mural un homenaje a la industria y fuerza laboral. El modelo para “Ford Industry” fue la fábrica automotriz ubicada en Dearborn, Michigan, donde aún se resentían los estragos de la Gran Depresión de 1929.

“Él (Rivera) plasmó lo que le pareció un paraíso, al ver que una fábrica pudiera dar trabajo a tantos”, aseguró Rosenthal.

Desde su llegada a la ciudad, parecía que este sería su lugar para cambiar su destino, como una fuerza magnética. “Cuando llegaron a la estación de tren, le preguntaron a Frida quién era y ella dijo ‘soy la pintora más grande del mundo’; fue aquí donde ella comenzó a hacer cambios en su trabajo que luego la hicieron la Frida Kahlo que ahora conocemos”, destacó Rosenthal.

De vuelta, en tiempos de crisis

El “regreso” de Frida y Diego a Detroit coincide con ese “círculo vicioso” de la ciudad.

“La quiebra de Detroit, la que fuera capital mundial del motor y una de las ciudades más prósperas del mundo, es la crónica de una muerte anunciada desde los años noventa, cuando a la crisis industrial se sumaron la despoblación y gestiones corruptas”, escribió el periodista

Jairo Mejía en 2013 en un reportaje para la agencia EFE.

Destacó también que ” Detroit ha sido víctima de un círculo vicioso provocado por la agonía progresiva de la industria manufacturera, que disparó un éxodo poblacional, que a su vez hundió los ingresos municipales y finalmente, acompañado de casos de corrupción, obligara a que los acreedores asuman unas quitas de hasta el 90% y devaluar las pensiones ahorradas por los funcionarios municipales”.

Para el curador del DIA, el regreso del arte de Rivera y Kahlo en los tiempos difíciles de la ciudad, parece algo predestinado.

“Escuché alguna vez que la historia no se repite, sino que rima. Cuando Diego y Frida vinieron a Detroit este museo enfrentaba una gran crisis. En ese entonces se cortó el 90 por ciento de su presupuesto y se sugería que lo mejor era cerrarlo. Cuando se comisionó el mural a Rivera, el entonces director del museo predijo que ese mural haría famoso al DIA. Fue una buena predicción, aunque en ese momento nadie le apostaba a un artista, de 45 años y quien era radical”.

Una oportunidad única

“Diego Rivera and Frida Kahlo in Detroit” ofrece además la oportunidad de mostrar los grabados que realizó Rivera para el mural de “Detroit Industry” y que pocas veces se han expuesto.

“No se han mostrado en casi 30 años, es una de esas oportunidades únicas en la vida de apreciar los grabados y arte de Rivera, un virtuoso del grabado, del arte y que permitirán apreciar por qué es considerado un gran artista, con grandes habilidades de mostrar una composición narrativa”, agregó el curador.

Cuando llegaron a Detroit, Rivera ya era un gran artista y Kahlo, aún era desconocida. Con el paso del tiempo, pareciera que los roles se invirtieron, como si Frida hubiese opacado a su “panzón” Diego, como le llamaba de cariño.

“Esta exhibición permite hacer un redescubrimiento del gran arte de Diego Rivera”, recalcó Rosenthal.

Entre la obras que se muestran además de los grabados de Rivera, está una mezcla de piezas del DIA como obras prestadas de coleccionistas privados y de otros museos, como la pieza de Kahlo, “Henry Ford Hospital” (1932), que refleja el trauma emocional y físico de Frida luego de que sufriera un aborto en Detroit, así como varios autorretratos de Kahlo: “Autorretrato en la frontera entre México y EEUU” (1932); “Con pelo corto”; “Autorretrato con mono”, así como el grabado de “El accidente” (1929) y “El suicidio de Dorothy Hale” (1940). De Rivera, se puede apreciar la litografía de Emiliano Zapata (1929).

Además de la muestra, Detroit tiene un programa de actividades que incluyen desde la ópera “Frida”, charlas, talleres y excursiones. Más detalles en el sitio oficial del DIA,

www.dia.org

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Diego Rivera and Frida Kahlo in Detroit

Cuándo: Hasta el 12 de julio. Martes y miércoles de 9 a.m. a 4 p.m.; jueves y viernes de 9 a.m. a 10 p.m.; sábado y domingo, de 10 a.m. a 7 p.m.

Dónde: Instituto de Artes de Detroit (DIA), 5200 Woodward Ave., Detroit, Michigan.

Admisión: Martes a viernes, adultos $14, niños $8; sábado y domingo, adultos $19, niños $9.

Información: 313.833.7900 o en

www.dia.org