Se veía venir y así sucedió. El River Plate cuminó su mala trayectoria en los últimos tres años, tanto deportiva como operativa, y lo pagó con el histórico primer descenso a la Segunda División.
“Le pido perdón a la gente”, dijo el jugador Juan Pablo Carrizo en medio del campo de juego, rodeado por la policía, tras el empate a uno ante Belgrano.
Y como se veía venir también, se lió una
realmente vergonzosa entre sus aficionados para mayor decrédito de un histórico club que durante sus 110 años de vida se convirtió en el equipo que más torneos oficiales ganó en su país (33) y el noveno del mundo en el siglo XX por su poderío y prestigio, según una encuesta de la FIFA.
Descrédito que salpica a todo el fútbol argentino y daño en el prestigio como club de River, cuya masa social no supo estar a la altura de estos duros momentos.
Por los incidentes hubo 50 detenidos y 68 heridos, entre ellos 39 policías, además de que los vándalos incendiaron dos automóviles, dañaron 15 vehículos de la Policía Federal y causaron grandes destrozos en comercios de los alrededores del estadio, donde hubo hasta saqueos de tiendas.
Siete agentes de la Policía permanecían internados este lunes con heridas en el Hospital Churruca, uno de ellos en grave estado, ya que sufrió un fuerte traumatismo de cráneo cuando le arrojaron un objeto contundente.
El presidente del River Plate, Daniel Passarella, aseguró el domingo que solamente muerto podrán echarle del River Plate.
“Vamos a resistir”, expresó Passarella al retirarse del estadio ‘Monumental’, donde centenares de hinchas destruyeron lo que encontraron a su paso al atribuir a los dirigentes, los jugadores y el entrenador, Juan José López, las culpas por el descenso.
Casi tres horas después del encuentro en el que el River Plate igualó a uno con el Belgrano de Córdoba y descendió, Passarella salió del mítico escenario deportivo y disparó: “me van a tener que sacar con los pies para adelante”.
Si deportivamente River Plate ha tocado fondo con este descenso, el manejo operativo del club también ha sido vergonzoso con la gran cantidad de jugadores vendidos en los últimos años por muchísimos millones de dólares y a pesar de eso el equipo sigue hundido en deudas. Ahí sí que habría que pedir explicaciones, incluso judicialmente, a muchos de sus dirigentes.
“El club fue saqueado. Vendió en 20 años jugadores como para dos selecciones nacionales. Y ahora, por primera vez en su historia, jugará la B Nacional y está al borde de la quiebra”, sostiene el diario “Clarín”.
De River salieron con contratos multimillonarios hacia Europa jugadores como Esteban Cambiasso, Javier Mascherano, Gonzalo Higuaín, Hernán Crespo, Matías Almeyda, Ariel Ortega, Marcelo Gallardo, Pablo Aimar, Javier Saviola, Andrés D’Alessandro, Fernando Cavenaghi, Maxi López y muchísismo más.
“Desde hace tiempo River perdió la identidad. Esto es horroroso. Es un daño muy grande a la historia de River”, dijo el exdefensa riverplatense Jorge ‘Pipa’ Higuaín, padre del jugador del Real Madrid.
De 1996 a 2006, River ingresó en concepto de jugadores vendidos 228 millones de dólares, cifra que obviamente aumentó considerablemente en el último lustro. Pero aún así el club tiene actualmente reconocido una deuda de $24 millones, incluyendo los $7 millones a los jugadores. Aunque otros apuntan a que realmente la deuda es de $52 millones. Es decir, los números bailando según la fuente, y ahí está la raíz del problema.
Este descenso también va a ser un histórico mazazo económico ya que va a sacudir aún más a la débil tesorería de los ‘millonarios’, que en la segunda división pasará a cobrar casi un millón de dólares por derechos televisivos, en lugar de los siete millones que cobraba en la máxima categoría. Es decir, la séptima parte. Y a eso hay que añadirle el descenso de los contratos con sus grandes promotores.
El presidente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), Julio Grondona, evitó hablar de los “culpables” por el descenso del River Plate para no “meterse en líos” y sostuvo que el club más laureado de la Liga local puede recuperar la categoría si hace “las cosas bien”.
“En estas circunstancias, al menos para mí, lo mejor es callarse, escuchar a los que tengan cosas que decir y después analizar. ¿Si entiendo que hay culpables por la situación? No, no quiero que me metan en líos”, aseguró Grondona en el diario deportivo Olé, de Buenos Aires.
Grondona dijo que “a pesar de que la B Nacional (Segunda División) es un torneo muy complicado y competitivo, la manera de volver a Primera no es ningún misterio”.
