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GUADALAJARA

La guatemalteca Ana Sofía Gómez llegó en silencio al concurso de gimnasia de los

Juegos Panamericanos de Guadalajara 2011

y se marchó con la ruidosa gloria que le concede haber conquistado dos medallas, un oro y una plata.

Nada fuera de lo común, salvo que Gómez tiene sólo 15 años y no figuraba en el grupo de las favoritas. Se llevó el oro en barra de equilibrio y la plata en el concurso individual.

Le ocurrió lo mismo a su compatriota de los 20 kilómetros caminata, Jayme Amarilis Franco, una veinteañera que sorprendió a las favoritas locales y se embolsó el oro.

Y también al boxeador ecuatoriano Ytalo Perea, de 18 años, que pasó como un ciclón arrollador para ganar el título de los pesados.

Gómez, Barrondo, Franco y Perea forman parte del grupo de nuevas estrellas que han iluminado Guadalajara y que, en muchos casos, constituye la gran esperanza de sus países para Londres 2012.

Rodeada de algunas medallistas olímpicas y mundiales, Gómez mostró la osadía de la edad al competir en el concurso por equipos, pese a que Guatemala no estaba, con el fin de buscar su clasificación a las finales individuales.

Gómez no sólo consiguió su objetivo, sino que obtuvo la mayor puntuación de las 49 gimnastas, entre ellas la estadounidense Shawn Johnson, un oro y tres platas en los Olímpicos de Pekín.

Su compatriota Franco grabó su nombre con letras doradas en la historia de los Panamericanos con un triunfo en los 20 kilómetros marcha, con nuevo récord continental.

Franco hizo algo más. Y fue reivindicar a su madre, Evelyn Núñez, que había sido descalificada en la marcha de Río a falta de dos kilómetros para el final, cuando estaba en la pelea por las preseas.

“Estoy muy agradecida con mi madre porque que ella me encaminó aquí. Si ella no lo pudo (ganar una medalla), su hija sí. Quiero decirle que somos una y que la amo”, dijo.

Ytalo Perea apareció en el cuadrilátero mostrando una clase inusual para sus 18 años y para su primera participación en los Panamericanos. Noqueó en semifinales al puertorriqueño Gerardo Bisbal y derrotó al local Juan Hiracheta.

“Me siento rey”, había dicho cuando ganó el acceso a semifinales. Al final, logró la corona.

La cubana Arlenis Sierra creía que con sólo 18 años de edad no podía aspirar a ser la “reina” en la prueba de 80 kilómetros en el ciclismo de ruta. Pero lo aferró “rezando a Dios en cada pelada”.

“Lloré de felicidad y alegría porque no pensé que con 18 años pudiera ganar esta medalla”, afirmó.

El voleibol femenino contó con torres que superaron el 1,90 de estatura, pero la “reina” fue la joven dominicana Brenda Castillo, de 19 años y 1,67 metros de estatura, que se hizo con los premios a la mejor defensora, mejor receptora y mejor líbero del torneo.

“Es la mejor líbero del mundo”, dijo a Efe Yeivic Jiménez, estadístico del equipo dominicano, eliminado en semifinales por Brasil, ganadoras luego del título.

“¡Lo hice!”, gritó el venezolano Hersony Canelón, de 22 años, tras conquistar el oro de velocidad en pista, uno de los dos de su cosecha guadalajareña.

Canelón dedicó la medalla a su madre, que está enferma de cáncer, y que es su principal apoyo en los sacrificios que ha tenido que hacer para alcanzar el podio.

“Dejar los estudios, la familia, entrenar día a día… Son muchos sacrificios los que hay que hacer, pero vale la pena”, dijo Canelón, cuyo sueño es clasificarse para Londres 2012 y lograr una medalla.

El equipo chileno de pentatlón contó con la deportista más joven de los Panamericanos, Javiera Isabel Rosas, que llegó a Guadalajara con 14 años y se marchó con 15, que cumplió durante los Juegos.

Rosas quedó antepenúltima, pero mostró el atrevimiento de la edad al criticar a la organización de la prueba: “la piscina de pentatlón está deforme y el agua verde”.

Son las nuevas estrellas panamericanas, una generación dispuesta a pelear por las medallas cueste lo que cueste. Darán mucho que hablar.