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El mariscal de los Seattle Seahawks, Russell Wilson, celebra con el trofeo Vince Lombardi tras ganar el Super Bowl a los Denver Broncos. Kevin C. Cox/Getty Images
Kevin C. Cox / Getty Images
El mariscal de los Seattle Seahawks, Russell Wilson, celebra con el trofeo Vince Lombardi tras ganar el Super Bowl a los Denver Broncos. Kevin C. Cox/Getty Images
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CHICAGO

– Hay días que nada sale bien y es mejor ni levantarse de la cama. Algo así le pasó este domingo a los favoritos Denver Broncos y a su mariscal de campo

Peyton Manning

en el

Super Bowl

XLVIII, quienes terminaron arrollados 43-8 por los Seattle Seahawks, a los que le salió todo de cara desde el arranque y que además no tuvieron piedad de su rival.

La primera jugada del partido dictó sentencia de lo que se venía. Un descomunal error por falta de entendimiento entre Manning y el centro Manny Ramírez dejó un balón suelto en la zona de anotación de Denver que desembocó en un safety para Seattle. Sorprendente manera de arrancar un Super Bowl, una anotación que las casas de apuestas pagaron 50-1 y aunque fue en el segundo 12 del partido y quedaba un mundo por jugar, fue lapidario y un golpe definitivo.

A partir de ahí los Broncos se derrumbaron y Manning, a pesar de su veteranía y experiencia, desapareció como un novato engullido y sin poder de reacción ante la poderosa defensa de los Seahawks, que humillaron y bailaron a su antojo a Denver hasta convertir el partido en paseo militar y conseguir ganar, mucho más fácil de lo esperado, su primer anillo de Super Bowl.

Manning, que venía de recibir su quinto MVP de la NFL y que buscaba su segundo e histórico segundo anillo con un segundo equipo, terminó viviendo un calvario y su peor pesadilla para terminar haciendo un auténtico ridículo ante una millonaría audiencia que muy bien puede hacerle cambiar de postura e inclinarse por la retirada.

Dos intercepciones, un fumble, un pase de touchdown, 34 pases convertidos de 49 intentos para 280 yardas, una atrapada y un índice de pase del 73.5 fueron los números con los que terminó el bueno y el futuro Salón de la Fama Manning, que esta vez, y a pesar de tener números de récord todo el año para liderar la mejor ofensiva de la NFL, tuvo que claudicar ante la mejor defensa del campeonato de los Seahawks.

No se le puede restar tampoco mérito al equipo de Seattle, que apoyados en la mejor defensa del campeonato, jugó sus cartas de maravilla para lograr mantener a cero a los Broncos durante toda la primera mitad del partido y en tres de los cuatro cuartos.

El MVP del partido lo conquistó el apoyador Malcom Smith, autor de una intercepción que transformó en touchdown al inicio del segundo cuarto para poner el 22-0 en el marcador que rompía el partido.

Smith es el noveno jugador defensivo en conquistar el trofeo de Jugador Más Valioso en un Super Bowl, y el tercero apoyador.

La ofensiva de los Seahawks hizo también su trabajo, el mariscal Russell Wilson terminó con 18-25 en pases para 206 yardas, dos pases de touchdown, ninguna intercepción y un índice de pase de 123.1. Mientras que el corredor estrella, Marshawn Lynch, fue menos protagonista de lo esperado pero anotó un touchdown y sumó sólo 39 yardas. Y es que la clave de este Super Bowl estuvo en los tremendos errores competidos por Denver y la infranqueable defensa de los Seahawks.

Y es que ya lo dice un sabio dicho: ‘Las ofensivas venden entradas y las defensas ganan campeonatos’.