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La Argentina de Lionel Messi (izq.) choca contra la Holanda de Wesley Sneijder en la segunda semifinal del Mundial 2014. GETTY
FRANCOIS XAVIER MARIT / AFP/Getty Images
La Argentina de Lionel Messi (izq.) choca contra la Holanda de Wesley Sneijder en la segunda semifinal del Mundial 2014. GETTY
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CHICAGO

“En fútbol juegan once contra once y al final siempre gana Alemania”. A la famosa frase de Gary Lineker, el inglés que fue máximo goleador del Mundial de 1986, ya habría que agregarle un final diferente: “… y al final siempre ganan los mismos”.

Las distancias se acortaron entre grandes y chicos pero a las finales llegan los mismos de siempre. Este

Mundial 2014

en Brasil es una clara prueba de ello. De los cinco candidatos para la mayoría, sólo España quedó afuera. Los otros cuatro están donde se supone que tenían que estar. Para comprobarlo sólo había que verle la cara al entrenador alemán segundos después de la victoria ante Argelia en octavos de final. A diferencia de otros que celebraron exageradamente, Low parecía que venía de un día normal en la oficina.

Lo llamativo del caso es que no siempre los grandes merecen ganar. Simplemente parece que ganan porque el destino ya está escrito desde arriba. Un caso concreto es el de Brasil y Argentina, quienes directamente renunciaron a sus estilos históricos y no brillan pero siguen ganando de alguna manera. Según Jorge Valdano, campeón mundial con Argentina en 1986, argentinos y brasileños protagonizarían la final más aburrida de la historia si llegan a esa instancia.

Brasil es realmente indescifrable y está en semifinales a pesar de que sus dos atacantes marcaron un solo gol en el torneo. Hulk parece un levantador de pesas cuya especialidad son los remates potentes pero desviados. Fred parece un buen muchacho pero adentro de la cancha no ha producido casi nada. Los brasileños pasaron octavos y cuartos de final gracias a tres goles de sus dos defensas centrales (David Luiz y Thiago Silva), algo insólito en los Mundiales.

Claro que los locales contaron la ayuda de una Colombia desconocida en cuartos de final. Es que su técnico José Pekerman Krimen hizo honor a su segundo apellido y destruyó el planteo habitual con una táctica diferente en el primer tiempo. Cuando los ‘cafeteros’ reaccionaron en la segunda etapa, el partido ya estaba definido.

Argentina llegó al Mundial con sus Cuatro Fantásticos pero a esta altura sólo quedan dos (Messi e Higuaín) porque Di María y Agüero parecen descartados para el resto del campeonato. La realidad es que no hay nada fantástico en el juego albiceleste e incluso Messi parece haber bajado su nivel de la primera ronda. Durante meses se especuló que ‘La Pulga’ no jugaba a fondo en Barcelona para reservarse para Brasil 2014. Por momentos da la sensación de estar ahora guardando su físico para Rusia 2018 con sus trotecitos constantes en mitad de cancha.

Holanda va de más a menos. Le hizo cuatro goles a España en 20 minutos y ninguno en 120 minutos a Costa Rica, que simplemente se encomendó a San Keylor Navas y aguantó el partido. Con México estuvo a tres minutos de sacar los pasajes a casa. Sin embargo, en cualquier momento pueden volver a ser una Naranja Mecánica.

Alemania parece el más compacto de los semifinalistas a pesar de ciertos huecos defensivos que hasta ahora fueron resueltos por el arquero-líbero Manuel Neuer. Contra Francia ganaron el partido con el mismo “gol alemán” de siempre, el típico cabezazo que sirve para destrabar partidos complicados. El gol de Mats Hummels fue casi igual al primero (de Thomas Müller) ante Argentina, también en cuartos de final pero en Sudáfrica 2010.

Si se cumple la lógica, el próximo domingo todos repetirán aquella famosa frase de Lineker.