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CHICAGO –

Antes del juego final, escuché al entrenador decirle a su pupilo: “…si no lo puedes destrozar al principio, hazlo poco a poco, y lo más importante…cuando esté en el suelo no lo dejes respirar, córtale la garganta”.

Uno pensaría que el sujeto esta a punto de entrar a una competencia de lucha libre, o de la UFC donde el deporte es tan físico, que el jugador no puede dejar que su oponente aproveche el más mínimo error, y lo tiene que aniquilar en su momento. No. Estamos hablando de un deporte donde las habilidades físicas no son necesarias: Ajedrez.

La leyenda dice que el juego lo inventó un señor en la India de nombre Sisa Ibn Dahir. Aquel sabio le trajo este juego al rey y tuvo casi el mismo éxito que los iPads tuvieron en su momento. Como premio, Ibn Dahir pidió el equivalente a un grano de trigo para el primer cuadro, dos para el segundo, cuatro para el tercero, y así sucesivamente duplicándose. El rey nunca imaginó que al final de los 64 cuadros este le tendría que dar todo el trigo del mundo para cumplir su deseo. Más aún, nadie se hubiera imaginado que después de 2,000 años el ajedrez sería un juego popular en todo el planeta.

Según la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE, del acrónimo en francés

Federation Internationale des Echecs

) más de 600 millones personas lo juegan de manera regular, y cientos de torneos se organizan al año en todo el mundo. El actual campeón es Magnus Carlsen de Noruega y Hou Yifan de China, en la categoría femenil.

El último campeón que ha tenido EEUU fue Bobby Fischer, un genio nacido aquí en Chicago, IL, que a los 15 años ya era Grand master y a los 29 años ya era campeón del mundo. Pero la segunda parte de su vida fue un desastre a nivel personal y profesional: de hecho cuando falleció el 17 de enero de 2008 tenía deudas con el fisco, la FBI lo perseguía por falsificación de documentos y nadie lo acompañó en su lecho de muerte.

Los que lo conocieron de cerca, cuentan que Fischer era un jugador realmente sádico. Le gustaba abusar de su oponente, no era suficiente ganarle al retador, había que destrozarlo con lentitud, aplastarlo y de preferencia, humillarlo.

La realidad es que el ajedrez no es como la UFC. El ajedrez es un deporte muy sano y muy recomendable para niños de 3 a 100 años de edad, pero uno nunca se debe confiar, pues a pesar de tener una ventaja clara, el oponente se puede restablecer.

Inclusive, hay quien lo pone en la misma categoría que el tenis, donde no importa el marcador, el oponente siempre se puede recuperar así uno haya ganado 47 puntos seguidos.

Quizá el ajedrez no requiere la habilidad física que el UFC o el tenis. Pero cuidado, si usted tiene una ventaja clara, quizá también hay que “cortarle” la garganta al oponente.