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Sin jugadores de selección nacional y un escaso nivel, a San Lorenzo de Almagro le alcanzó para salir campeón de la Libertadores en 2014. Getty
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Sin jugadores de selección nacional y un escaso nivel, a San Lorenzo de Almagro le alcanzó para salir campeón de la Libertadores en 2014. Getty
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CHICAGO –

La Copa Libertadores, que acaba de comenzar en su edición 2015, mantiene su gloria y tradición pero la versión actual es apenas una copia ‘light’ de lo que fue en otros tiempos, una competencia con batallas campales y los mejores futbolistas de Sudamérica.

Hoy la realidad es completamente distinta. Los mejores futbolistas sudamericanos juegan en Europa y sólo ‘lo que queda’ acaba jugando la Copa Libertadores.

Un claro ejemplo de la devaluación de la Copa Libertadores se observa con el fútbol argentino, cuyos clubes ganaron 23 ediciones, seis más que Brasil. Sus mejores jugadores llevan a

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os en Europa. Además de Lionel Messi y Sergio Ag

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ero (grandes goleadores en Espa

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a e Inglaterra), cuatro de los cinco máximos anotadores de Italia son argentinos. Todos ellos (Carlos Tevez, Gonzalo Higuain, Paulo Dybala y Mauro Icardi) ya hace rato que salieron de su país para triunfar en el mercado europeo.

Simple y sencillamente, en Argentina sólo quedan los delanteros que no mostraron suficiente talento para emigrar a Europa o México. Ese es el caso de San Lorenzo, actual campeón de la Libertadores. Sus cartas ofensivas son Mauro Matos y Martín Cauteruccio, desconocidos a nivel internacional. Matos ya anda por los 32 a

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os, jugó 12 partidos en el San Luis (hoy Chiapas Fútbol Club) de la segunda categoría en México y otros clubes chicos de Buenos Aires. El uruguayo Cauteruccio es un caso similar pues militó en equipos chicos de su país y Argentina.

Con ese escaso nivel y sin jugadores de selección nacional, a San Lorenzo le alcanzó para salir campeón de la Libertadores en 2014 e incluso enfrentar al Real Madrid en el último Mundial de Clubes de Marruecos.

Los recientes campeones de la Libertadores mostraron un nivel similar. En 2013 el Atlético Mineiro brasile

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o ganó el título con Ronaldinho como una de sus estrellas. Hoy sabemos, un a

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o y medio después y en el Querétaro, que ‘Dinho’ está muy lejos de aquel que brilló en el Barcelona hasta 2008.

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o antes, en 2012, el campeón fue el Corinthians de Brasil gracias a su héroe Emerson Sheik, un veterano que había pasado casi toda su carrera en Japón, Qatar y Emiratos Arabes Unidos, y no había podido ser titular en el humilde Rennes de Francia.

Con el mayor de los respetos por los jugadores mencionados, los ejemplos sirven para mostrar la diferencia con las Libertadores de otros tiempos, que tuvieron como campeones a Pelé o los uruguayos Roberto Matosas (el padre de Gustavo, actual técnico del América) o Enzo Francescoli. Todos ellos estaban entre los mejores del mundo y eran pilares de sus selecciones nacionales en su momento. Si jugaran hoy, todos ellos estarían en Europa y seguramente no habrían participado en la Libertadores.

Otra gran diferencia con aquellas Copas Libertadores de otros tiempos está en la intensidad de la competencia y el nivel de locura que se vivía cada temporada. Son famosos aquellos duelos de clubes sudamericanos -especialmente entre argentinos y uruguayos- que incluían batallas campales, patadas voladoras y policías separando –y a veces también golpeando- jugadores.

Partidos con escándalos hubo varios y es imposible enumerar a todos. Como peque

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a muestra están las recientes batallas campales de ‘todos contra todos’ en Argentinos Juniors-Fluminense (2011), la final entre Santos y Pe

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arol (2011) y Huachipato-Gremio (2013). Eso es sólo en las últimas cuatro ediciones.

Sin embargo, estos escándalos parecen cosas de ni

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os si se comparan con otros tiempos. Está el caso del famoso Estudiantes de Argentina, que ganó tres Copas Libertadores consecutivas entre 1968 y 1970. Aquel equipo dirigido por Osvaldo Zubeldía era el símbolo del ‘antifútbol’ y hasta hoy se dice que sus jugadores usaban alfileres, entre otras artima

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as, para pinchar a los rivales en los tiros de esquina. Era tal la maldad de aquellos futbolistas que uno de ellos, Carlos Pachamé, fue expulsado por dar una trompada… a uno de sus compa

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eros, Carlos Bilardo (campeón mundial como técnico en México ’86) por una discusión en medio de un partido.

El mismo Pachamé es el mismo que decidió no subir al autobús para hacer los 50 kilómetros que separan a Buenos Aires de La Plata y prefirió regresar solo a pie durante la madrugada para descargar su enojo.

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La razón? Su equipo había perdido un partido ante Racing y ‘Pacha’ no podía soportarlo. “Los autos pasaban de noche al lado mío y no entendían cómo un tipo iba caminando solo al lado de la ruta”, contó luego.

Aquel Racing, rival de aquellas batallas ante Estudiantes, tampoco contaba con bebés de pecho. Alfio Basile, luego famoso entrenador, fue a la cárcel en 1968 con otros tres jugadores por indicación del presidente Juan Carlos Onganía por su comportamiento en las canchas.

Hoy las Copas Libertadores son un poco más civilizadas. Pero la fuga de talentos a Europa la han convertido en una competencia bastante devaluada.