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CHICAGO –

La semana pasada el fútbol vivió uno de sus fines de semana más emotivos de los que tenemos memoria. Todos los partidos de cuartos de final de la

liguilla mexicana

tuvieron algo de qué hablar (para bien o para mal), pero quedará en el recuerdo que los equipos clasificados del 5 al 8 eliminaron a los clasificados del 1 al 4. Cierto, la diferencia de 1 al 8 fue de solo 4 puntos en la temporada regular, lo que indica que realmente no hubo ningún equipo que haya dominado en la temporada.

El partido de Pachuca contra América en el estadio Azteca, por ejemplo, fue un gran encuentro de muchísimo fútbol. En la opinión de muchos ya era el mejor partido del año antes del minuto 85, antes de que dos volteretas de “último minuto” ocurrieran. En el 87 América anotó un golazo de tiro libre que los puso en la semifinal, pero en el 90 el Pachuca consiguió otro gol que sacó a las Águilas.

Con esto, los equipos del Distrito Federal se quedaban sin representación en las semifinales pues Cruz Azul y UNAM ya estaban fuera. Toluca, que tantos aficionados tiene en el D.F., tampoco pudo calificar a la postemporada ya que en el último partido de la temporada regular los Tigres los dejaron nuevamente fuera del torneo.

El Querétaro por su parte se coló a la semifinal ganándole a Veracruz con un gol al final del partido de Ronaldinho.

En Guadalajara, las Chivas dieron un gran juego en el estadio Jalisco contra el Atlas. Marco Fabián dio muestra de su talento y que tiene la capacidad para ser el mejor futbolista mexicano al anotar tres goles de fantasía. El problema es que los aficionados del Atlas que se metieron a medio partido al campo a insultar a todos e inclusive agredir a los oficiales.

Y esto se quedó corto con lo que hicieron los aficionados al Boca cuando echaron gas pimienta a los jugadores del River Plate en la eliminatoria de la Copa Libertadores.

Es obvio que estos no son aficionados a los clubes, son vándalos que harían estos desmanes en donde sea, el fútbol es solo su medio para manifestarse. No hay una solución terminal para este problema, se necesita del constante monitoreo de estas personas para que el fútbol pueda volver a ser un espectáculo que se puede disfrutar en el estadio y en familia.

En contraste, los aficionados al Atlético de Madrid aplaudieron al Barcelona en el estadio Vicente Calderón pues llegaron a 93 puntos y con eso se coronaron en la Liga española. Curiosamente, los aficionados culés hicieron lo propio el año pasado en el Santiago Bernabéu (17 de mayo en ambas ocasiones) cuando el Atlético de Madrid se coronó en 2014.

Por eso es importante que en la vida, y en el deporte, hay que mostrar humildad en la victoria y respeto en la derrota.