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Los escándalos arbitrales empañaron la Copa Oro 2015 conquistada por México. Getty
STF / AFP/Getty Images
Los escándalos arbitrales empañaron la Copa Oro 2015 conquistada por México. Getty
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CHICAGO –

Tal vez la bufonada que resultó ser la

Copa Oro

2015 nos pueda servir como inicio de un planteamiento en el que ciertos surrealismos, como la existencia de la

CONCACAF

, puedan ser resueltos. Nunca he entendido cómo, si Europa, Asia, África y Oceanía tienen, cada uno, una confederación, por qué el continente americano debe tener dos.

Pensémoslo desde esta perspectiva: sólo cuatro selecciones de CONCACAF han pasado de una primera ronda en mundiales. Y de éstas, sólo Estados Unidos ha quedado entre los cuatro primeros. África ha metido ya a nueve selecciones más allá de primera ronda; Asia, a seis.

Dejemos la historia en paz y volvamos a la Copa de Oro recién concluida. Pensemos, por ejemplo, que la presunta potencia de CONCACAF, la

selección de México

, hizo un papel deplorable en la Copa América Chile 2015 porque prefería llevar a sus “mejores” jugadores a la Copa Oro.

Recordemos entonces el absurdo papel jugado por el Tri, su notoria baja de juego tras la goleada a Cuba, y la escandalosa manera en que se clasificó a la final superando a Costa Rica, y luego a Panamá, con penalties injustos, arbitrajes de opereta y actitudes vergonzosas.

Como agregado, el técnico del combinado nacional termina siendo destituido tras golpear a un periodista – aunque la razón de fondo parece ser la huida de algunos anunciantes debido al pésimo nivel competitivo de los verdes.

Y ya para terminar, miremos el papel que ha jugado CONCACAF en el escándalo que llevó al arresto de dirigentes de la FIFA y la salida por la puerta trasera de Sepp Blatter, presidente de la organización.

Hace mucho tiempo que CONCACAF no es más que el feudo de dirigentes corruptos que se enriquecen a costa de selecciones y equipos que colectivamente tienen el nivel competitivo más bajo del mundo. Y aunque FIFA no es precisamente un ejemplo de honestidad y transparencia, mantener viva a una confederación tan absurda como la del Norte, Centroamérica y Caribe sólo contribuye a la continua depresión futbolística de la región.

Cierto: a nivel de selecciones, el fútbol es un embudo: sólo ocho combinados nacionales – Brasil, Alemania, Italia, Argentina, Uruguay, Francia, Inglaterra y España – han ganado un Mundial. Pero la única manera de mejorar el nivel competitivo de ciertas selecciones (digamos Estados Unidos, México, Costa Rica u Honduras) es generando un terreno más parejo.

También es cierto: es un camino de dos vías. CONMEBOL, la confederación sudamericana (que también salió manchada en el reciente escándalo de corrupción de FIFA) se ha opuesto siempre a una fusión. Pero si FIFA se toma en serio la necesidad de cambiar radicalmente de funcionamiento, podría comenzar por eliminar ese absurdo histórico que ha sido siempre un mismo continente dividido por dos confederaciones. Tras el alargadísimo imperio de Joao Havelange y Sepp Blatter, si llegan vientos de cambio con Michel Platini u otro candidato, este tema debería estar en la agenda.