ARGENTINA –
La otra cara del boxeo está marcada por la falta de solvencia económica, el olvido de un ambiente que antes fue un hogar y la falta de capacidad para construir un futuro que no dependa, estrictamente, de lo deportivo. En estos tres ejemplos básicos y repetitivos de la historia de este deporte se encuentran
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‘The Forum’ en Inglewood, California, ha sido durante 1987 la sede de grandes campeones mundiales que dejaron su sello y marca sobre el cuadrilátero. Allí, alguna vez pelearon y reivindicaron su presente y futuro Jaime Garza, Terry Norris, Alberto Dávila y el dominicano Luis Santana. Más acá en el tiempo, mayo de 2014, Juan Manuel Márquez venció a Mike Alvarado y recientemente, en plena primavera del Pacífico, Willie Monroe Jr. debió soportar a la sensación del momento, Gennady Golovkin.
Todos son nombres que van y vienen, que dejaron una marca en un recinto que deportivamente es histórico. Sin embargo, quedará en las estadísticas que un 29 de agosto de 2015 dos boxeadores, lejos del glamour, hicieron ‘una pelea’ que además tuvo el condimento especial de ser PPV. ¡Increíble!
El problema más grande que tuvo esta cartelera fue el de competir con Al Haymon y una propuesta interesantísima que además resultó ser mejor de los esperado.
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hicieron una de las peleas del año y Premier Boxing Champions ya está en busca de una revancha entre estos dos guerreros aztecas. Además no hubo PPV, sino que fue gratis para la televisión de cable en los Estados Unidos. En cambio consumidores de #MosleyMayorga tenían que pagar $59.99.
Todo fue tan ridículo que la pelea careció de profesionalismo. Un Mosley que con 43 años ya no está para seguir arriba de los cuadriláteros y que tiene una familia que cuidar; su futuro está asegurado en el Salón de la Fama de Canastota y quedarán esas victorias increíbles ante Oscar de la Hoya y Fernando Vargas. Por lo menos terminó (quiero eso creer) con su padre, Jack Mosley en su esquina. Una historia de idas y vueltas con un final feliz.
Qué decir de Mayorga. Alguien que no podría llegarle ni a los tobillos al legendario Alexis Argüello. Ha sido uno de los boxeadores más irrespetuosos de los últimos años, cuyas agresiones jamás se validaban entre los encordados. Hoy, sus 43 años pesan toda una carrera y quedó físicamente demostrado el sábado pasado. La gran falta de sincronización en el juego de piernas era visible de costa a costa. Un hilo imaginario le sujetaban ambas piernas para que no se pudiera mover. Y quizás, lo más triste fue ver como su esposa, Herenia Silva junto a sus hijos, entre lagrimas y desazón, veían un final anunciado, sin lógica y sin ningún tipo de posibilidades.
¿Cuánto recibieron por esta demostración, casi de lucha libre WWE? Shane Mosley: $500 mil dólares; Ricardo Mayorga: $250 mil dólares.
En tantos años de boxeo profesional siempre hubieron excepciones más allá de los 40 años en que el boxeador sacrifica su legado, su físico, su mentalidad y su reputación e imagen. Un caso más reciente es el de Carlos Baldomir, ex monarca mundial del CMB de las 147 libras, cuya situación económica desmejoró tras la derrota ante Floyd Mayweather. Sin la autorización medica correspondiente y sin el permiso de la Federación Argentina de Boxeo, viajó a Yucatán, México, para un compromiso ante el ruso Meryasev. El resultado poco importaba, lo que si sorprendía es hasta dónde puede llegar un peleador, que alcanzó la fama, por unos cuántos dólares. Aun exponiendo su salud por delante.
Mayorga y Mosley nos demostraron que sus mejores épocas quedaron muy lejanas y que hoy se quieren ver combates entre los mejores exponentes del presente. Y PBC, con contratos millonarios a televisoras y una puesta en escena inusual para lo acostumbrado, no está demostrando que se puede. Basta de pasado y miremos de una vez por todo al creciente y prometedor futuro.