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El receptor abierto Randall Cobb (c) regresa esta temporada como uno de los grandes ases del ataque de los Green Bay Packers. Getty
Stacy Revere / Getty Images
El receptor abierto Randall Cobb (c) regresa esta temporada como uno de los grandes ases del ataque de los Green Bay Packers. Getty
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NUEVA YORK –

Para encarar la campaña 2015 de la

NFL

los equipos que alcanzaron los más altos puestos el año pasado optaron por amarrar a sus estrellas, más que hacer grandes contrataciones, con excepción de los Colts de Indianápolis.

Packers

y Seahawks, que dirimieron el pasado campeonato de la Conferencia Nacional, apostaron a mantener a sus mejores cuadros, aunque los últimos recibieron un refuerzo de lujo, el ala-cerrada Jimmy Graham, procedente de los Saints, a cambio de su centro Max Unger.

En la Americana, los Patriots mantienen su tradición de no abrir la chequera para traer a grandes nombres, y en cambio dejaron ir a Darrelle Revis a los Jets. Quienes se quedaron en la antesala de los partidos grandes sumaron fuerzas para alcanzar la élite y aquí revisamos algunos de los movimientos más importantes para la temporada.

Colts Reforzados:

En apenas tres campañas, Andrew Luck se ha convertido en uno de los mejores mariscales de la NFL. Ha estado entre los líderes en yardas avanzadas por pase (4,761 yardas en 2014 y 40 touchdowns) desde que llegó y el año pasado quedó a un paso del Super Bowl. Para salvar ese obstáculo la directiva echó mano de veteranos refuerzos estelares, grandes nombres que se mantienen activos por el deseo de retirarse como campeones.

Es el caso de Andre Johnson y Frank Gore, receptor y corredor que fueron líderes en Houston y San Francisco, respectivamente. Ambos todavía tienen algo de combustible en busca de su primer título. Si Indianápolis ya contaba con uno de los mejores receptores en T.Y. Hilton (1,345 yardas y siete touchdowns en 2014), la adición de Johnson significa profundidad y diversidad de opciones para Luck. Además el poderoso Gore le quita presión y significa una posibilidad de darle descanso a la defensa al consumir más tiempo atacando por tierra.

Packers, a lo seguro

Los dos movimientos más importantes de Green Bay fueron los nuevos contratos de Randall Cobb y Brian Bulaga. En 2014 el primero acumuló más de 1,200 yardas por aire y fue el complemento ideal a Jordy Nelson para formar la temible pareja de receptores que puso a los Packers cerca del título. Pero en la pretemporada Nelson se lesionó y eso aumenta el valor del trato de Cobb, quien luce listo a tomar la estafeta. Por tierra cuentan con Eddie Lacy, quien avanzó más de 1,000 yardas, en buena medida por el trabajo de Bulaga abriendo huecos. Los Packers extrañarán a Nelson, sin duda, pero una lesión que en otros clubes podría ser devastadora podrá compensarse por esas dos contrataciones.

Cara o cruz en el Este:

Chip Kelly hizo las apuestas más altas de la pretemporada. Se deshizo de su mariscal y corredor, Nick Foles y LeSean McCoy, y sumó a un mariscal con rodilla de cristal y poco habituado a lanzar sobre la carrera como Sam Bradford, y el líder en yardas terrestres del año pasado, DeMarco Murray. Como sucede en el casino o la bolsa, si esta apuesta de gran dimensión falla, perderá todo. Si tiene éxito será considerado el gran genio.

El otro candidato en el Este de la Nacional, Cowboys, se alejó de sus tradicionales dispendios para asegurar a Dez Bryant (1,320 yardas y 16 TD’s en 2014); dejó ir a Murray para ahorrar y trajo en remplazo a Darren McFadden, un corredor con potencial de estrella aquejado por lesiones. Para reforzar su defensa, el punto débil que los separa de los mejores, contrató a Greg Hardy, quien una vez cumplida la suspensión de cuatro juegos deberá mejorar el desempeño de una unidad que jugó mejor de lo esperado pero no cumplió en el momento más importante, como en el duelo de postemporada ante los Packers.

Bills, poderosos en el papel

Dominadores absolutos de la Conferencia Americana en la década de 1990, Buffalo suma años de capa caída. La última vez que clasificó a postemporada fue en 1999 y en 2015, tras su enésima campaña perdedora, el nuevo dueño contrató a Rex Ryan para dirigir al equipo, confiado en que su historial para ganarse a los jugadores y armar grandes defensas sea suficiente para devolverlos a la gloria.

Ryan arranca sobre bases sólidas: su defensa fue la cuarta mejor de la liga, líder en sacks con 54 y cuarta en menos puntos aceptados, con 18.1 por partido. Su ancla es Marcell Dareus, convocado en dos años al Juego de Estrellas y uno de los mejores tackles de la liga, quien hace mancuerna con Mario Williams, alguna vez primera selección del draft, quien al llegar a Buffalo ha alcanzando su potencial y el año pasado registró 13 sacks.

Al ataque han sumado un gran arsenal: LeSean McCoy, quien ha corrido más de mil yardas en cuatro de sus seis años en la liga, llega de Filadelfia. Ya tenían a Sammy Watkins, que avanzó 966 yardas por pase en su campaña de novato sin contar con un mariscal de campo de excelencia y consiguieron a Percy Harvin, un receiver tan talentoso como propenso a pelearse con todo mundo, razón por la cual los Seahawks lo enviaron a los Jets a mediados de 2014 sólo para que éstos se deshicieran de él tras ocho juegos. El problema para ellos es que carecen de un quarterback sólido. Tyrod Taylor superó en la competencia a E.J. Manuel, elegido hace un año como su líder a futuro, y al veterano Matt Cassel. Los Bills tienen muchos elementos para pelear, pero quizá les falte uno clave para desafiar el dominio de los Patriots en su división.

El lado oscuro

El gerente de 49ers, Trent Baalke, podría ser recordado por convertir a una potencia en el hazmerreír de la liga en dos campañas. Su enfrentamiento con el entrenador Jim Harbaugh orilló a este a la salida, y tras él se fueron Gore y el receptor Michael Crabtree; además sus apoyadores titulares, Chris Borland y Patrick Willis, que entraban a su segunda y octava campaña en la liga, se retiraron a causa de lesiones. A eso se suman las dudas sobre la condición del gran líder, Navorro Bowman, tras un año de ausencia a causa de una lesión de rodilla. La defensa algún día dominante luce endeble, mientras el ataque dependerá en gran medida del inconsistente mariscal Colin Kaepernick, a quien el gerente respaldó en sus diferencias con Harbaugh. En 2012 San Francisco llegó al Super Bowl y al año siguiente se quedó cerca; en 2014 quedaron con marca de 8-8 y 2015 no luce prometedor.