Skip to content
El presidente de la FIFA, Gianni Infantino, habla en la ceremonia inaugural del 66to Congreso ordinario de la FIFA, el jueves 12 de mayo de 2016, en la Ciudad de México (AP Foto/Rebecca Blackwell)
Rebecca Blackwell / AP
El presidente de la FIFA, Gianni Infantino, habla en la ceremonia inaugural del 66to Congreso ordinario de la FIFA, el jueves 12 de mayo de 2016, en la Ciudad de México (AP Foto/Rebecca Blackwell)
PUBLISHED: | UPDATED:

CIUDAD DE MÉXICO (AP) – La FIFA inauguró el jueves su congreso ordinario, si es que algo puede recibir ese adjetivo en la turbulenta actualidad del organismo rector del fútbol mundial.

Se trata del primer encuentro encabezado por el nuevo presidente Gianni Infantino desde su elección en febrero, y su objetivo principal es la reforma de varios estatutos, incluidos algunos con los que la organización busca limpiar su imagen tras el escándalo de corrupción que puso fin al largo reinado de Joseph Blatter.

“El congreso de la FIFA representa un hito en nuestro compromiso para implementar las reformas y marchar adelante”, dijo Infantino antes de la inauguración del congreso, que se llevaba a cabo en el Auditorio Nacional de la capital mexicana, con la participación de 1.200 dirigentes de distintos niveles, integrantes de las 209 federaciones nacionales que conforman la organización. “Después de pasar momentos difíciles, creo de verdad que este organismo está en el umbral de una era nueva y emocionante, y que podemos unirnos para trabajar hacia la meta común de desarrollar el fútbol en todo el mundo y a todos los niveles”.

Durante la ceremonia inaugural, fueron evidentes los intentos por adosar a la FIFA una imagen festiva y por reflejar unidad en el mundo del fútbol.

Hubo un espectáculo de danza folclórica mexicana. Al escenario subieron también varias figuras, como los portugueses Luis Figo y Jose Mourinho, los españoles Carles Puyol y Fernando Hierro, el brasileño Ronaldinho, el italiano Fabio Cannavaro y el argentino Pablo Aimar. Todos ellos participaron la víspera en un partido amistoso contra una selección mexicana de veteranos en el Estadio Azteca, que cumple 50 años de inaugurado, y sobre el que se mostró un video en la ceremonia del jueves.

“Queridos amigos de todo el mundo, queridos aficionados del fútbol, queridos locos del fútbol, bienvenidos a la inauguración del 66to Congreso de FIFA”, proclamó Infantino.

Pese las expresiones alegres, siguen en el aire las secuelas de lo ocurrido el 27 de mayo de 2015, horas antes de otro congreso de la FIFA en el que se elegiría a su presidente. Autoridades suizas irrumpieron en un hotel de lujo en Zúrich. En ese momento fueron detenidos siete dirigentes del organismo mundial, como parte de una investigación abierta en Estados Unidos sobre supuestos actos de corrupción.

Luego, los acontecimientos se precipitaron: Blatter ganó aquellas elecciones, prometió renunciar y terminó relevado y suspendido. Michel Platini, considerado alguna vez su más probable sucesor, quedó también marginado del fútbol. Media docena de ex presidentes de la CONCACAF y la CONMEBOL enfrentan acusaciones de fraude, lavado de dinero y asociación ilícita.

E Infantino fue elegido como presidente de un organismo hundido en el descrédito.

“Caímos en lo más bajo”, dijo Infantino esta semana. “Pero las reformas servirán para que todos los dirigentes, futbolistas y patrocinadores estén más tranquilos y vuelvan a confiar en nosotros”.

Varias reformas planteadas endurecerían la revisión a la que deberán someterse las distintas confederaciones del mundo sobre el manejo de sus finanzas. Otras estarán relacionadas con la manera en que se elige la sede de la Copa del Mundo, imponiendo a los países interesados una serie de requisitos, que van de los aspectos técnicos a sus antecedentes en materia de derechos humanos.

La FIFA prometió reformar esas últimas reglas, tras la cuestionada votación simultánea que se realizó en 2010 para definir las sedes mundialistas de 2018 y 2022, Rusia y Catar, respectivamente. Aquel turbio proceso desató muchos de los cuestionamientos que han llevado a la crisis actual.

Será en 2020 cuando la FIFA realice su próxima elección de una sede del Mundial. La organización no ha definido el formato para el certamen de 2026 ni ha mencionado qué países estarían en condiciones de ser sedes, si bien ha trascendido que México y Estados Unidos buscarían una sede conjunta.

“Están en su casa, porque aquí amamos el fútbol”, dijo el alcalde capitalino Miguel Ángel Mancera. “La Ciudad de México está muy interesada en apoyar a que México sea sede del Mundial de 2026 y estaremos muy atentos para cuando se abra la convocatoria”.

Infantino ha manifestado también su deseo de ampliar de 32 a 40 el número de selecciones participantes en el Mundial. Esa decisión difícilmente se tomaría en el presente congreso, cuya sesión de trabajo se realiza este viernes.

Asimismo, los participantes en el congreso buscarán formas de impulsar el desarrollo del fútbol en todo el orbe y en todos los niveles de competición.