Este jueves inicia la final del Clausura 2016 de la Liga MX entre dos equipos que nadie esperaba.
Sí, son los número uno y dos de la liga, pero a principio de temporada nadie hubiera apostado por ellos como favoritos para liderar el campeonato, mucho menos a aspirar al título.
Monterrey venía de un primer torneo al mando de Antonio Mohamed, que resultó un tanto incierto, con altas y bajas y, cuando mucho, dando algunas esperanzas de mejoría para este Clausura. Pero seamos honestos, ¿para campeón? Nadie los postulaba.
El Pachuca por su lado ha tenido un paso más o menos regular en las últimas campañas; aún así, nadie hubiera pensado que terminaría como sublíder del campeonato y ahora instalado en la final.
Como final, luce sumamente interesante. Por un lado los Rayados tienen un equipo poderoso como pocos. A principio de temporada todos volteábamos a ver a Tigres y América por la calidad de sus planteles y la potencia de sus ofensivas, pero Monterrey logró que sus delanteros pudieran explotar al mismo tiempo, conformando una de las ofensivas más sólidas que se han visto en las últimas campañas.
Esa consolidación se la debemos atribuir al ‘Turco’ Mohamed, que como buen director de orquesta, logró la armonía de todos sus elementos y eso se proyecta en la cancha cuando uno ve jugar al equipo norteño.
La adición del uruguayo Carlos Sánchez parece haber sido el eslabón perfecto que la faltaba a la maquinaria del Monterrey.
Dejando de lado la polémica de los arbitrajes en los partidos de liguilla (ese es harina de otro costal), los Rayados hicieron méritos suficientes en la liga para estar en esta final.
La campaña del Monterrey y todos sus récords, como mencioné antes, son producto del trabajo estratégico de Mohamed, cuyo estilo nos puede gustar o no, pero ha demostrado ser efectivo.
Según los expertos, el equipo de la Sultana del Norte parece encaminarse a la conquista de un campeonato más. Prácticamente todos los analistas los apuntan como favoritos, pero esa es probablemente la peor situación para los Rayados. Confiarse ante un equipo como Pachuca puede ser muy peligroso para sus aspiraciones.
Los Tuzos llegan sin hacer mucho ruido. A pesar de ser segundo lugar general, pocos los marcan como favoritos. Sin embargo, hay varios factores a tener en cuenta.
De las cuatro derrotas que Monterrey sufrió en el torneo, la primera fue con Pachuca (3-1), las otras tres fueron con Cruz Azul (4-0), Chivas (3-1) y Toluca (2-1)
Además, hay que recordar que estos dos equipos se enfrentaron en la Copa MX, con un triunfo para los Tuzos en casa del Monterrey (1-2) y un empate (3-3) en Pachuca. Es decir, Rayados no ha podido vencer a Pachuca en tres enfrentamientos en este curso. Dos triunfos Pachuca y un empate, ¿qué tal, eh? Si yo fuera aficionado Rayado, no cantaría victoria todavía.
¿Por qué? En mi opinión, Pachuca tiene el antídoto para vencer a Monterrey: Dinámica, velocidad y una intensidad bárbaras.
A pesar de no haber seguido mucho al Pachuca durante la temporada, tuve la oportunidad de verlos casualmente en un partido contra Rayados, en el BBVA de la Copa MX, y en la liga frente a Tigres.
La juventud y calidad de los muchachos del Pachuca es de notar. Al Monterrey lo hicieron sufrir en su casa y dejaron claro que apuntaban a lo más alto. Al campeón reinante Tigres, un equipo acostumbrado a tener la pelota y manejar los partidos a un ritmo semilento, lo recibieron en la jornada 13 y, tras un gol de Rafael Sobiz ocasionado por un error defensivo, los Tuzos tomaron el balón y literalmente le “dieron un baile” a los felinos, remontando el marcador para llevarse el encuentro.
El trabajo de Diego Alonso también es digno de destacar. El uruguayo ha sabido sacar provecho de la juventud de su equipo e imprimió un sello de velocidad e intensidad que sólo Pachuca puede alcanzar en la Liga MX gracias a sus jóvenes venidos de su cantera.
Así, dos entrenadores jóvenes con propuestas diferentes, con los dos mejores equipos del torneo, buscarán definir al nuevo campeón mexicano.
Está por verse si Pachuca podrá utilizar su antídoto ante Rayados, o si los norteños tendrán su propia receta para los Tuzos.
¡Qué ruede el balón!
