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Gareth Bale celebra luego que Gales abrió el marcador tras un autogol de Gareth Mcauley de Irlanda del Norte en el partido por los octavos de final de la Eurocopa en París el sñabado 25 de junio de 2016. (AP Foto/Petr David Josek)
Petr David Josek / AP
Gareth Bale celebra luego que Gales abrió el marcador tras un autogol de Gareth Mcauley de Irlanda del Norte en el partido por los octavos de final de la Eurocopa en París el sñabado 25 de junio de 2016. (AP Foto/Petr David Josek)
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PARIS (AP) – Gareth Bale solo por el costado izquierdo. El talismán de Gales no iba a desperdiciar la oportunidad para dar el golpe de gracia ante Irlanda del Norte: un centro envenado que acabó en el autogol de Gareth McAuley.

Esa jugada a los 75 minutos fue lo que empujó a Gales a una victoria el sábado por 1-0 que le instaló en los cuartos de final de la Eurocopa.

Hasta ese momento, Bale había gravitado poco en un tedioso partido. Un tiro libre suyo a los 58 había sido el único remate a puerta de los galeses, uno que el arquero norirlandés Michael McGovern rechazó con los puños, negándole al astro del Real Madrid el que hubiera sido su tercer gol del torneo por esa vía.

Su siguiente intervención decantó un partido que rayó en la monotonía y de pobre calidad técnica, uno que departió más colorido por el entusiasmo de las aficiones en las tribunas que en la grama del Parc des Princes de París.

La jugada fue concebida por Aaron Ramsey, el volante del Arsenal que es el otro jugador de relieve que tienen los galeses. Tras recibir de su compañero, Bale se embaló por el sector izquierdo y de primera sirvió de zurda un balón con la intención de que su compañero Hal Robson-Kanu empalmase. Pero su marcador McAuley se adelantó con la pierna derecha, batiendo a McGovern.

“Sabíamos que iba a ser un partido feo”, señaló Bale, quien comparte el liderato de la tabla de goleadores de la Euro 2016, con tres dianas. “Trabajamos duro, hicimos todo lo que podíamos hacer, y sabíamos que un gol iba a definir el partido”.

Su Gales disputará el próximo viernes los cuartos de final de un torneo grande por primera vez desde la Copa del Mundo de 1958, cuando fue eliminado 1-0 por el Brasil de Pelé. Su rival saldrá del ganador del choque Bélgica-Hungría, que el domingo se miden en Tolosa.

Este derbi de selecciones británicas -ambas debutantes en el campeonato europeo- se disputó al final de una agitada semana en el Reino Unido, luego que la opción de abandonar la Unión Europea se impuso en un referéndum.

Aunque cedió la posesión, Irlanda del Norte fue más peligrosa en el primer tiempo, con un remate de Stuart Dallas que el arquero galés Wayne Hennesey rechazó con lo justo. Hennesey también tuvo que exigirse para manotear afuera un disparo de Jamie Ward.

Tras el descanso, Gales encontró más lucidez en su ataque, con Bale y Ramsey llevando la batuta ante el tenaz entramado defensivo norirlandés, uno que se derrumbó con autogol, y luego sin tiempo para poder reaccionar.

“Es realmente devastador perder con un gol así”, se lamentó Michael O’Neill, el entrenador de Irlanda del Norte.

O’Neill también defendió a McAuley, al afirmar que el veterano zaguero de 36 años de “ninguna manera” tenía cargar con la culpa “: “No voy a señalarle…Tuvo que tomar una decisión en una fracción de segundo y, para mala suerte nuestra, fue en contra”.

Bale lideró el festejo de los Dragones galeses, al bailar, cargar y corretear en el campo con Alba Violet, su hijita de tres años.

Pero también reconoció que la victoria precisó de “mucha valentía”.

“Es muy complicado jugar contra un equipo tan organizado como lo son ellos (Irlanda del Norte)”, dijo Bale. “Quizás fueron superiores a nosotros, pero supimos resistir”.

Casi una hora después de terminado el partido, los hinchas norirlandeses seguían cantando y saltando en la grada, al compás por la pegajosa canción sobre el delantero Will Grigg. Los jugadores salieron del camerino para agradecerles el apoyo.

“Mucha gente no nos daba posibilidades en el torneo, pero estuvimos a un pasito de alcanzar los cuartos”, dijo O’Neill.