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Las medidas del diamante de béisbol se eligieron para hacer un deporte competitivo. Getty
Jonathan Daniel / Getty Images
Las medidas del diamante de béisbol se eligieron para hacer un deporte competitivo. Getty
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MÉXICO –

Si usted ha tenido que comprar (o le van a comprar) un diamante la elección no es nada sencilla, sobre todo para los que tenemos el presupuesto limitado. Pero quizá lo primero que el vendedor le explicará es que entre mayor sea el tamaño del diamante, más caro será este, y mientras más quilates tenga, también el diamante se encarece. Muchas veces uno tiene que elegir entre tamaño y pureza de diamante para dar con el diamante “perfecto” para la novia.

Pero hay un diamante que se diseñó a finales desde el siglo XIX y que hasta la fecha ha resistido el trato del tiempo: dos guerras mundiales, el nacimiento y colapso del socialismo, innumerables recesiones y hasta los insoportables Teletubbies: el diamante de béisbol.

Desde 1840 con las reglas de Knickerbocker, el diamante de béisbol no es más que un cuadrado cuyos lados miden 90 pies, y en cada esquina hay una base (primera, segunda, tercera y el home plate). Sobra decir que hay que recorrer las cuatro bases para anotar una carrera. Pero no sobra decir que lo que hace perfecto a ese diamante es que la distancia del montículo (donde lanza el pícher) al home plate es de 63 pies, es decir, lo suficientemente lejos para que un bateador pueda ver la pelota (si este es mejor que el pícher), y lo suficientemente cerca para que el pícher la coloque en zona de strike.

Este balance también aplica para los corredores. La distancia es suficientemente cerca para que se puedan embasar, o robar una base si son rápidos y tienen la destreza, pero lo suficientemente corta para que no lo hagan a placer. Un diamante perfecto.

Y lo increíble es que los pícher lanzan mucho más fuerte que en 1840, pero los bateadores han logrado compensar esa mejoría con mejores técnicas y más destreza. Cierto, de vez en cuando tenemos fenómenos como Ricky Henderson, que cada que se embasaba lograba robar segunda y a veces hasta la tercera base, pero bueno, en cada generación tenemos uno de esos fenómenos que constantemente son superiores, y que ahora tienen su lugar en el salón de la fama del béisbol.

“Los 90 pies se eligieron en base a prueba y error…” me comentó alguna vez el mánager de la selección de México, “100 pies le hubieran dado mucha ventaja al lanzador, y 80 pies le hubieran dado mucha ventaja al corredor. Los 90 pies eran el numero perfecto.”

Y ya que hablamos de diamantes. Mi maestro de religión alguna vez me dijo que los diamantes, que comparten la misma composición química que el carbón no son nada más que eso: carbón, pero entre más se trabaje ese carbón más bello es el diamante. Así es la vida: las personas y los deportistas tenemos cualidades natas, pero estas no brillan hasta que sean pulidas después de un largo tiempo de trabajo, empeño y dedicación.