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El argentino Juan Martin Del Potro firma autógrafos tras vencer al español David Ferrer en la tercera ronda del US Open, el sábado 3 de septiembre de 2016. (AP Foto/Kathy Willens)
Kathy Willens / AP
El argentino Juan Martin Del Potro firma autógrafos tras vencer al español David Ferrer en la tercera ronda del US Open, el sábado 3 de septiembre de 2016. (AP Foto/Kathy Willens)
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NUEVA YORK (AP) – Juan Martín Del Potro juega en soledad.

Pero la falta de orientación de un entrenador no es algo que altere al tenista argentino. El ganar la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro y su actual marcha a los octavos de final del Abierto de Estados Unidos reflejan que estar solo no es perjudicial.

“Me siento libre para jugar”, afirmó Del Potro, quien el lunes enfrentará a Dominic Thiem por el pase a los cuartos de final del último Grand Slam de la temporada. “Puedo hacer lo que yo quiera dentro de la cancha, no tengo que seguir una estrategia específica. La verdad es que nos conocemos todos”.

Campeón del US Open en 2009, el actual número 142 del ranking mundial ha estado sin entrenador desde que a mediados de febrero de este año regresó al circuito en el torneo de Delray Beach, Florida. Por entonces, era el 1.042 de la clasificación de la ATP.

Tres operaciones en la muñeca izquierda mantuvieron a Del Potro alejado de la actividad durante buena parte de las dos temporadas anteriores, debiendo cortar en julio de 2015 el vínculo con Franco Davin, el entrenador con el que ganó ese US Open -su único título de Grand Slam- y subió al puesto número cuatro del ranking mundial, el más alto de su carrera.

Cuando acudió al torneo de Wimbledon en junio pasado, el argentino de 27 años estuvo acompañado por el venezolano Daniel Vallverdú, ex coach de Andy Murray y Tomas Berdych y actual entrenador de Grigor Dimitrov.

Por ahora, Del Potro prefiere andar solo y no parece tener dificultades para encontrar soluciones en sus partidos. Fue lo que hizo al vencer 7-6 (3), 6-2, 6-3 al español David Ferrer, el 11mo cabeza de serie, en la tercera ronda del US Open, dándole la vuelta tras ir perdiendo 5-2 en el primer set.

“Desde el principio, me di cuenta que con el slice no iba a ganar, por eso empecé a apretar con el revés”, señaló Del Potro al explicar el giro que dio sobre la marcha. “Creo que de esta manera estoy bien para esta temporada. Lo estoy llevando bastante bien”.

“En Río estaba solo y salí solo a pegarle de todos lados y funciona”, indicó.

Pero continuar sin entrenador no es algo que contempla mantener de forma indefinida y dijo que espera contar con un “equipo de primera línea” de colaboradores para la próximo año, añadiendo un preparador físico.

“Me he demostrado que solo puedo jugar, pero el día que pueda cerrar todo el equipo y volver a formarlo de la manera que yo quiera, voy a estar más cómodo”, añadió.

Esta es la época del denominado “Super Coach”, en la que los principales animadores del circuito se rodean con grandes figuras del pasado. Novak Djokovic trabaja con Boris Becker, mientras que Murray lo hace con Ivan Lendl. Roger Federer lo hizo con Stefan Edberg.

Del Potro le dio un guiño a la idea de contar con un entrenador con esas características.

“Hay grandes tipos en el circuito. No creo que sea cuestión de suerte que Djokovic esté con Boris Becker, que Murray esté con Lendl, que los grandes jugadores están con los mejores jugadores de la historia”, subrayó. “Formar esa clase de equipo sería para mí algo espectacular, me podrían aportar muchas cosas dentro y fuera de la cancha. Fueron jugadores que tuvieron presión toda su carrera y que supieron manejarla bien. Al escucharlos en el vestuario, siempre uno para la oreja… Pero no dejaría que me toquen mi derecha ni mi saque. Creo que hay muchas cosas que rescatar de ese tipo de entrenadores”.

Su siguiente adversario en Flushing Meadows será el austríaco Thiem, el octavo cabeza de serie y a quien derrotó en Madrid a inicios de mayo.

“Ha ido mejorando paso a paso durante el año, es un jugador completamente distinto al de Madrid”, declaró Thiem. “Y esa derecha que tiene. Es el mejor golpe que hay en el tenis actual”.