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Jugadores de las selecciones de Estados Unidos y México posan juntos y entremezclados previo al partido de Columbus como muestra de unión y amistad. Getty
PAUL VERNON / AFP/Getty Images
Jugadores de las selecciones de Estados Unidos y México posan juntos y entremezclados previo al partido de Columbus como muestra de unión y amistad. Getty
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CHICAGO –

Rafa Márquez rompió de un cabezazo el pasado viernes la maldición de la

selección mexicana

en Columbus ante Estados Unidos en eliminatoria mundialista. Un partido de máxima rivalidad que debido a la proximidad de la elección de Donald Trump como presidente estadounidense estuvo salpicada de connotaciones políticas.

“Yo llegué a Estados Unidos como un estudiante de intercambio, después fui emigrante como muchos mexicanos tratando de ganar una oportunidad, estudiar y trabajar tan duro como cualquier otro mexicano. Entonces puedo simpatizar cómo se sienten los mexicanos ahora”, afirmaba en la previa el técnico colombiano del Tricolor mexicano. “Sin embargo, yo no estoy acá para discutir cualquier problema político. Todos mis esfuerzos están puestos en ganar el próximo partido ante EEUU y ojalá brindarle toda esa felicidad a los mexicanos.

Por su parte el capitán del Tri, Rafael Márquez, también afirmaba que en estos momentos era importante darle una alegría a toda su afición.

“Si este partido es un plus para toda la gente que nos sigue y apoya intentaremos darle esa alegría a todos ellos”, afirmaba Márquez en la previa.

“Espero que en este momento de intolerancia, este triunfo ayude a los mexicanos en Estados Unidos a olvidar un poco lo que sucedió”, añadió Márquez tras la victoria 2-1.

Por su parte el ‘Chicharito’ también le dedicó la victoria, la primera en la historia del Tri en Columbus, a sus seguidores.

“Hay momentos que no son tan agradables para algunas personas, y la elección no fue lo mejor para los latinos y para todos nosotros, pero la vida continúa”, dijo el ‘Chicharito’ Hernández a Univision.

“Tristemente esa fue la decisión que tomó el país, si nuestro juego les puede dar un poco de alegría y quitarles la tristeza que están pasando (los mexicanos en Estados Unidos), muy bien entonces”, añadió.

“No hay muro que nos detenga”, resumió el delantero Oribe Peralta en un tuit tras el encuentro.

Afición única

Las aficiones de ambos equipos convivieron en gran armonía y ambiente de fiesta la previa del partido en los alrededores del Maphre Stadium. Aunque una motivación extra si se palpaba en el ambiente e incluso se vio alguna careta de Trump.

“Cada quien vota por el que quiere, y todos no vemos las cosas iguales. Ya perdimos con la elección de Trump como presidente. Hay que ser positivos, nunca agachar la cabeza y seguir adelante”, afirmaba Arnolfo, un aficionado mexicano que buscaba entradas en la reventa.

“Con los resultados de las elecciones se calientan los ánimos un poquito con toda la fricción que ha habido, pero a los jugadores, que son profesionales, no debería influenciarle tanto, pero igual sí. Aunque a la afición todo eso le influye mucho. Pero sería una pendejada pelear por estupideces. Esto es un partido de fútbol y hay que venir a divertirse”, afirmaba Tino Barbosa, que había llegado desde Cincinnati.

“Debido al triunfo de Trump tenemos una motivación extra. Tenemos que demostrar quién es el gigante de la Concacaf y dejar claro que México es el número uno”, aseguraba Chilo, de Columbus.

Para evitar posibles roces, el principal grupo de seguidores de Estados Unidos, los ‘The American Outlaws’, emitió un comunicado en el que pedía a sus 8.000 fanáticos que respetaran sus políticas contra el racismo.

“Para mí el resultado de las elecciones no ha elevado la rivalidad con los mexicanos. Recuerdo lo que dijo Maradona que la política y el fútbol no se mezclan”, dijo Johnny, aficionado estadounidense de padres guatemaltecos y miembro de los ‘American Outlaws’.