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Los Bears vuelven a encender la pasión en Chicago. TRIBUNE
Jon Durr / Bongarts/Getty Images
Los Bears vuelven a encender la pasión en Chicago. TRIBUNE
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MÉXICO –

Existen fechas en el calendario que no se nos olvidan, inclusive recordamos donde estábamos. Aquel 11 de septiembre de 2001, quizá no estábamos en Nueva York cuando aquellos aviones se estrellaron en las torres gemelas, pero todos recordamos que nuestro día fue interrumpido por las malas noticias.

¿Dónde estábamos en Año Nuevo en 1986?, quizá nos cueste un poco más trabajo recordarlo. Pero si usted fue al Soldier Field a ver a los

Osos de Chicago

jugar el playoff contra las Águilas de Filadelfia nunca olvidará aquel partido que hoy es conocido como el ‘Tazón de la Neblina’.

El habitante de Chicago sabe que el clima es lo menos predecible, y en estas fechas de invierno el frío quizá es común denominador, pero este nos trae una sorpresa nueva cada año: mucha nieve, mucho frío, o el ‘polar vortex’ de hace un par de años (el nombre es tan tétrico que no vale la pena traducirlo). En aquel primer día de 1986 una capa de niebla cubrió el Soldier Field cuando se estaba jugando el segundo cuarto de este juego divisional. Científicamente fue algo rarísimo, pues se combinó humedad, temperatura y presión para que justo en ese lugar y en ese momento ocurriera este fenómeno.

“Era como jugar en una película de terror”, comentó Mike Ditka, entrenador de los Osos, “…no podíamos ver realmente lo que ocurría a medio terreno”.

Del otro lado del emparrillado estaba Buddy Ryan, entrenador de la Águilas, que aceptó las condiciones del juego y dijo que “la neblina fue para ambos equipos”.

Los Osos ganaron es juego, pero el resultado fue lo de menos pues fueron humillados la semana siguiente por los 49’s. De hecho, ninguno de los dos equipos logró recuperarse de ese ‘Tazón de la Neblina’ por muchos años, ninguno ha logrado ganar un Súper Tazón en más de 30 años.

Ese día fue el final de una rivalidad entre ambos entrenadores, que inició irónicamente cuando los Osos ganaron el título en 1985. Ditka era el entrenador en jefe, Ryan era el coordinador defensivo. Los Osos ganaron aquel Súper Tazón dándole una paliza a los Patriotas y perdiendo un solo juego en toda la temporada. El líder era Ditka, pero la defensiva de los Osos era intratable y mucho crédito se le dio a Ryan por aquel Súper Tazón.

La rivalidad entre ambos comenzó, y Ryan fue contratado por las Águilas con la esperanza de que construyera un equipo con calibre de campeonato, pero en los cinco años que fue entrenador no ganó ningún juego de postemporada.

Ditka tampoco repitió ninguna aparición en Súper Tazón en otros 10 años de coach (5 con Osos, 5 con Santos).

El matrimonio Ditka-Ryan funcionaba mientras este existía, pero en el momento del divorcio todo se derrumbó, ninguno de los dos tuvo por separado el éxito que tuvieron juntos. A Ryan le atrajo el pasto verde de Filadelfia, pero como dijo mi abuelito “el pasto de enfrente siempre es más verde, pero cuidado, este puede ser artificial”.