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MANAMA, Bahréin (AP) – Independientemente de sus intenciones, la retórica y las acciones de Gianni Infantino en su segundo congreso como presidente de la FIFA no hicieron nada para indicar una ruptura clara con la desacreditada era de Joseph Blatter.

Y eso es luego de haber tenido más de un año para rehacer la mancillada presidencia de la FIFA y la oportunidad de deshacerse de los acólitos de Blatter.

Sus críticos dicen que la apariencia es de un organismo rector regresando a las características turbias del régimen de Blatter, con operaciones obscuras tras bambalinas, decisiones tomadas a círculo cerrado y una aparente supresión del debate.

El fiscal de ética de la FIFA despedido por la FIFA eta semana fue explícito cuando se le preguntó cuál era la diferencia entre los dos presidentes: Solamente sus lugares natales en Suiza.

“Uno viene de Brig. El otro de Visp”, dijo el investigador Cornel Borbely.

Hay una clara diferencia. Infantino no está acusado de violaciones financieras como Blatter, que gobernó la FIFA durante 17 años antes de ser suspendido luego de quedar claro cómo se enriqueció personalmente en el cargo.

La sed de poder de ambos parece comparable, no obstante, en la forma clandestina en que se toman las decisiones.

La forma en que Infantino ha acumulado poder contradice ñas recomendaciones de reformas que él contribuyó a preparar tras el escándalo del 2015. La presidencia, convertida en un cargo ejecutivo por Blatter, debía haberse vuelto una posición más diplomática en la nueva era, con el secretario general ganando autoridad. En el congreso de la FIFA en Bahréin, Fatma Samoura marcó su primer año como secretaria general siendo relegada a un papel menor.

El comité ejecutivo, tan desacreditado durante la era Blatter y con miembros arrestados y destituidos por violaciones, se convirtió en el consejo el año pasado, con una membresía de casi 40.

Y e lugar de convertirse en un organismo más transparente, se les advirtió a los miembros que no declarasen públicamente sobre las decisiones inmediatamente tras la reunión del martes en Manama. La necesidad de claridad fue resaltada por la incertidumbre sobre por qué Borbely fue destituido junto con el juez de ética Hans-Joachim Eckert. La jerarquía de la FIFA evadió pedidos de detalles y se tomó casi 24 horas para formular una respuesta parcial.

“(FIFA) ya ha perdido la batalla por la opinión pública, teníamos una buena oportunidad de reconstruirla y tenemos que ha”, dijo el excandidato presidencial Príncipe Alí. “Las cosas no pueden conducirse a puertas cerradas. Todo el mundo quiere saber lo que está sucediendo”.