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Las obras para los Juegos Panamericanos del 2019 están retrasadas. Pero ese es un problema menor.

La justa de Lima no tiene patrocinadores ni planes de márketing y depende exclusivamente de una partida de 1.200 millones de dólares prometida por el gobierno.

“Es el desafío más grande que tenemos hoy, los patrocinadores”, declaró Neven Ilic, presidente de la Organización Deportiva Panamericana, a The Associated Press. “Hay que buscar patrocinadores”.

Perú está organizando el mayor evento deportivo de su historia tras sufrir las peores inundaciones de que se tenga memoria.

Las inundaciones ocurridas este año en el norte del país y en Lima mataron a más de 100 personas y desplazaron a miles. El presidente Pedro Pablo Kuczynski calcula que la reconstrucción costará unos 9.000 millones de dólares y muchos se preguntan si corresponde incurrir en el gasto que implica montar un gran evento deportivo de dos semanas en estas circunstancias.

Kuczysnki dice que el país está en condiciones de hacerlo, pero hay quienes destacan que los Juegos Olímpicos del año pasado en Río de Janeiro generaron tantas malas noticias como buenas.

Nueve meses después de finalizados los juegos, los organizadores de Río adeudan unos 30 millones de dólares a sus acreedores. Muchas instalaciones fueron abandonadas y se afanan por conseguir eventos o aportes para su mantenimiento.

“Perú aceptó ser sede de los Juegos Panamericanos”, declaró Kuczynski a la prensa. “Sería realmente una tragedia no poder cumplir. Vamos a dedicarle todos los recursos necesarios a la reconstrucción (del país) y a los Juegos Panamericanos, que son en 2019, no ahora”.

Elegido el mes pasado como presidente de la ODEPA, Ilic ha estado tratando de conseguir apoyo para la justa en Lima. El alcalde limeño Luis Castañeda dijo que los juegos deberían ser cancelados cuando se produjeron las inundaciones en marzo. Pero posteriormente afirmó que se podían llevar a cabo.

“Sabemos de los problemas que tienen, pero creo que hoy por hoy están listos”, declaró Ilic, un chileno, nieto de inmigrantes croatas. Dijo que hay “muy poco tiempo” para hacer las obras y que es imperioso que su inicio no se prolongue más allá de septiembre.

El proyecto más grande es la villa que alojará a los deportistas, que incluye siete edificios tipo torre de 20 pisos. Hay programada asimismo una línea de metro de la que se ha completado apenas el 15%. El controlador nacional dijo el mes pasado que a esta altura se debería tener el 40% listo.

El gobierno peruano está tratando de conseguir asesoría y conocimientos en Gran Bretaña para la seguridad, las obras y la organización de la justa.

Ilic aseguró que “no habrá elefantes blancos”.

“Les pedimos que construyan sedes acordes con su realidad y su cultura”, expresó Ilic. “No tienen grandes estadios, grandes obras”.

La justa está programada para el 26 de julio del 2019 y atraerá 7.000 deportistas. Muchas competencias serán clasificatorias para los Juegos Olímpicos de Tokio del 2020.

Las dos últimas justas panamericanas se llevaron a cabo en Toronto (2015) y Guadalajara (2011). La del 2007 se hizo en Río y ayudó a que esa ciudad consiguiese la sede olímpica del 2016.

Rolando Arellano, presidente de la firma limeña Arellano Marketing, dijo que la mayoría de los peruanos no sabe que se avecinan los juegos y que pocos “saben lo que significan”.

Indicó que los juegos plantean una situación delicada al gobierno.

“Si gasta en esto, se los puede ver como insensibles a otros problemas”, expresó Arellano a la AP. “Pero si no lo hacen, quedarán mal. Sea como sea, están en una posición incómoda”.

La capital peruana albergará en septiembre una reunión del Comité Olímpico Internacional en la que se anunciará la sede de los juegos del 2024, a la que aspiran Los Ángeles y París. También hubo presiones para cancelar ese evento.

Todo esto ocurre en momentos en que el comité olímpico peruano está acéfalo, sumido en un escándalo.