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Pese a tener nueve meses al aire a través de KWKW Radio Los Ángeles, pareciera que recién se mudó la semana pasada. Han pasado algo más de dos años desde que dejó abruptamente las ondas radiales de La Raza 97.9 FM, y ahora Renán Almendárez Coello enseña su oficina a HOY y se disculpa por el desorden. Explica que las más de 20 cajas de plástico que hay contra la pared tienen, entre otras cosas, recuerdos y regalos de sus fans.

En la nueva guarida del famoso “Cucuy” no hay muchas cosas que lo definan como tal, pero hay dos detalles que saltan a la vista. Primero, la ausencia de una PC sobre su escritorio, la que justifica confesando que él nunca ha sido amigo de la tecnología. Pero es la escultura del Arcángel Miguel, de casi un metro de altura, la que destaca más. Se dice que este arcángel es el encargado de frustrar al diablo. El locutor de radio, de origen hondureño, dice que es un regalo de su manager que guarda con especial cariño y al que, de vez en cuando, le reza.

Hubo una época en la que daba la impresión de que el Cucuy era omnipresente. Si no estaba en la radio contando chistes de cantina o ayudando a la gente, estaba en alguna marcha pro inmigrante o promocionando algo en TV. Hoy su voz sólo se oye los sábados en el Show del Sabadazo del 1330 AM (Lotus Communications Inc.) y punto. “Uuuyyyy, es horrible porque todos los días me sigo despertando tempranito, no ves que mi reloj biológico no se volvió a normalizar”, dice refiriéndose a los días de la semana que ya no madruga para trabajar.

¿Con qué reemplazas todo el tiempo libre que tienes ahora?

Lo había reemplazado con el ejercicio, pero últimamente estuve un poco malito de salud y lo dejé.

¿Ya estás mejor?

Sí, de maravilla, muy bien, como voy a México a que me traten… estoy en un tratamiento para…. Y ya estoy bien pues, lo único es ese reloj biológico. La desocupación es un ocio horrible.

Dicen que es una oportunidad para descubrir actividades nuevas o hacer cosas que no se podían hace antes…

Sí, fíjate que es posible que tengas razón, pero cuando uno está casado con un motivo, es de ahí.

¿Cuál es tu motivo?

Pues trabajar en radio, en televisión y seguir ayudando con mi fundación. Con esta última he hecho cosas que ahora, que tengo tiempo de revisarlas, veo que son increíbles; albergues para niños de la calle en Guadalajara, para víctimas del tsunami en Indonesia… Y estando en el aire es que puedo ayudar mucho, puse mi popularidad al servicio de la comunidad y la fundación.

¿Y ahora, cómo te sirve de tribuna la 1330 AM?

Me han recibido muy bien.

¿Extrañas la FM?

Pues no, porque yo en realidad soy de AM (Amplitud Modulada). En AM empecé (tenía 15 años de edad y estaba en Honduras), en AM crecí, la AM me dio muchísimo, de hecho lo que sí puedo extrañar es una máquina de escribir porque una computadora no la extraño (dice entre risas). No es que esté chapado a la antigua o que no crea en lo moderno, el mundo rueda y tenemos que rodar con él. Pero igual si una AM la haces trabajar le vuelves a dar sonido. Lo importante no es la cáscara del aguacate o el mango, sino lo que tiene adentro.

¿Te sigues sintiendo el ‘Cucuy de la Mañana’ pese a no llevar el nombre oficial?

Cómo no, sí soy el Cucuy de la Mañana, ese nombre yo lo respeto mucho porque me ha dado muchísimo, a mí y a la comunidad. El Cucuy es un personaje al cual yo he hecho que lo respeten y lo quieran.

Tú lo llevaste hasta la cima.

Lo construí, lo llevé a la cima, con él hice muchas cosas buenas para la comunidad. El Cucuy es un personaje sagrado.

Hay quienes piden que el Cucuy regrese a la semana y hay quienes dicen que hay locutores que son tu copia.

Te voy a decir una cosa, en los últimos 20 años han venido siguiendo lo del Cucuy… lo que quiero decir es que en el aire hay mucha piratería del Cucuy.

¿Cómo recibes eso?

Me hace sentir bien porque quiere decir que estaba… que hago las cosas bien, ¿no? Te imaginas cómo se sentiría Cantinflas cuando todo el mundo se pone su uniforme. El Cucuy es mi legado, yo lo instituí, lo inventé, porque no hay nada nuevo en la Tierra y el Sol, pero en los últimos 20 años yo modifiqué el estilo de radio y bueno, han venido siguiendo lo que hacía, incluso hasta en la tele hicieron el tipo de programas que yo hacía en radio. Ahí la gente se destapaba conmigo, tratábamos sus problemas al aire.

¿Extrañas estar en la cima?

Pues no porque yo considero que siempre estoy en la cima, es cuestión de que sepa esperar y que sepa conducirme en este momento para volver a ocupar mi lugar

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¿Qué te frena, la salud o un tema de negocios?

Al principio hice malos negocios porque para negociar ni Renán ni el Cucuy sirven, para ayudar. Sí hice malos negocios, compré mis horas y no supe administrarlas y ahí me fue mal. Luego la cuestión de la salud porque me empecé a sentir mal, cosa que no pasaba conmigo antes porque la distracción de vivir muy ocupado a lo mejor no me daba tiempo para pensar en mí.

El Cucuy a su rescate

El 15 de septiembre del 2008, el mismo Almendárez Coello anunció al aire que ese día realizaría su último programa en La Raza, cadena radial que durante ocho años lo llevó a ser el locutor más escuchado del país, más popular que el mismo Howard Stern. Los oyentes se sorprendieron, pero no quienes estaban cerca del Cucuy. Las cosas no andaban bien con él a nivel personal.

Entre otras cosas, en enero del 2007 había sido el centro de atención de los medios y la opinión pública debido a una serie de acusaciones por violencia doméstica que llegaron al Departamento de Policía de Los Ángeles. Hasta a la corte fue a parar en un juicio que duró unos tres meses, que lo desangró económicamente, pero que no prosperó por falta de pruebas. Su misma esposa Virginia, con quien había sido el lío original, nunca declaró en su contra. Después de eso no se supo mucho más de él… hasta hoy.

Vuelves a mencionar la salud. ¿Qué te diagnosticaron?

Nada malo, super estrés, estrés crónico. Nada de cáncer ni esas cosas, gracias a Dios, pero el estrés es un enemigo del cuerpo que se puede manifestar de diferentes maneras, no sólo es que te sientas nervioso sino que de repente te duele aquí, te duele acá, te sientes triste, de repente quieres llorar, no sientes ánimos para levarte, no quieres ir al gimnasio… no sabes por qué te sientes débil. El estrés puede hacer muchas cosas, hay gente a la que se le cae el pelo o se queda ciega. El estrés es causante de muchas enfermedades, lo que pasa es que yo lo detecté a tiempo. Los médicos me dijeron ‘exceso de trabajo, tienes que calmarte’.

¿Les hiciste caso?

Me calmé, ahora retomo mi camino, el cual estoy más que seguro que lo voy a recorrer con buen suceso porque ya lo he andado muchísimas veces. Conozco el éxito y sé cómo retomarlo. Es como el arquitecto, sabe cómo construir un edificio, sabe cómo tumbarlo y cómo volverlo a levantar. Y cuando lo vuelve a levantar, lo levanta mejor.

¿Será que el rollo con los tribunales en el año 2007 sumó mayores motivos para ‘tumbar’ tu edificio?

Sí, sí, sí. Si lo ves desde ese punto de vista, me afectó tantito porque la prensa exageró. Me tuvieron tres o cuatro meses en esas, sin embargo mi vida continuó. Pero como te digo, el cuerpo te pasa la cuenta.

¿Por qué te tratas en México?

Porque allá siempre he tenido mis doctores, de hecho ahí tengo un hospital que construí con la idea de ponerlo al servicio de mi fundación, pero como las cosas se han ido dando así, entonces todavía no entra en función de ayuda, pero es la idea. Allá los doctores son mis amigos y conocen mi cuerpo. Ellos me dijeron que le parara un poquito. Yo me quejaba y resulta que no tenía nada, sólo era el estrés. Les decía que iba a ser el muerto más sano del cementerio (ríe).

No pierdes el humor…

Claro, el humor es el remedio que cura.

¿Y ya estás bien?

En la última visita al médico él me revisó y me encontró bien. Me había sacado una colitis (inflamación del colon) que me salió por el estrés y provocaba que a cada rato me enfermara del estómago. Pero ya estoy listo para la guerra.

¿Llegaste a caer en depresión?

Sí, sí, soy una persona depresiva, pero imagínate que yo me levanto todos los días a levantar gente (risas). ‘¡Arriba! ¡Arriba! ¡Arriba!¡Hay que trabajar!’ digo en mi programa y luego a contar chistes, pero no saben que traigo mis propios problemas, aunque esos son mis problemas, el público no tiene la culpa.

Irónico. ¿Y en estos dos años quién te levantó a ti?

Nadie, me tuve que levantar yo solo.

Muchos que se deprimen llegan a refugiarse en drogas, alcohol ¿Llegaste al extremo?

Ah, sí, claro, ¿Por qué lo voy a negar? Yo le entré al alcohol y las drogas, cosa que no se lo recomiendo a nadie. Después le entré a las pastillas, los antidepresivos, pero la mejor medicina es ayudar y hacer ejercicio.

¿Esto ocurrió después de tu salida de La Raza?

Sí, aunque ya antes de mi salida de La Raza andaba incursionando en el mundo fatídico del vicio, ya me había tomado mis tragos y de vez en cuando me echaba mis líneas [de cocaína]. Ya estaba fallando, pero decidí renunciar porque, si sabrás, yo renuncié de La Raza, yo hice un programa en el que renunciaba, le dije a la gente que pronto regresaría en alguna frecuencia que no sabía.

¿Qué sucedió luego?

Andaba solo en una casa que me compré en Beverly Hills, mala inversión también porque compré una casa carísima para mí solo, peor todavía porque la jaula aunque sea de oro no deja de ser prisión. Ahí me encerré a tomar alcohol, consumir drogas, luego me fui a Europa, estuve ahí queriendo olvidar, pero los problemas no los llevas en la maleta, los llevas en la cabeza.

El Camino al regreso

Almendárez Coello no sólo viajó a Europa para desconectarse de su vida en Los Ángeles, también estuvo en Jalisco, México, donde tiene una casa. Poco tiempo después se mudó a Albuquerque, Nuevo México, donde comenzó a trabajar en una emisora local, pero no duró mucho tiempo.

Decidió regresar a Los Ángeles para enfrentar sus demonios, dejó ir las casas que había comprado en Beverly Hills y en Covina y volvió a la casa con sus hijas y su esposa a vivir juntos, pero no revueltos.

Hace varios años el Cucuy comentó a una agencia de noticias que uno de sus sueños era llegar a tener su propia red de radioemisoras, además de crear su propia casa disquera. Nada de eso prosperó.

“Tiene que ver con esos negocios que mencioné hace un rato”, explica. “No me salió bien, aunque eso está ahí, está parado, lo detuve porque el hecho de estar gastando dinero sin que entre nada… el dinero es mal compañero, no se queda contigo y aunque lo cuides siempre se te escapa”, dijo.

¿Tan mal te trató el dinero?

Sí, porque todo el mundo te lo quiere quitar, a veces a las buenas, otras con hipocresías. Te salen amigos hasta debajo de la cama y luego cuando no hay dinero desaparecen y resulta que ellos se lo llevaron. Fíjate que lo difícil de recomenzar es encontrar nuevos amigos porque ahora tienes que escogerlos.

Pero queda la familia, ¿no?

Está la familia, sí, y felizmente está muy bien. Mis hijas crecieron. Francia [Raisa] está triunfando en Hollywood, Italia está preparando su segundo disco pero esta vez en inglés, y la otra, Irlanda Rubí, optó por estudiar medicina en UCLA, a pesar de que grabó dos discos. Irlandita se da cuenta que tener una carrera es más seguro que tener varios discos grabados.

¿Qué pasó con la televisión?

“Hazte pa’cá”, también lo quité, implicaba gastos, así que paré todo haciéndole caso al médico de que yo andaba mal de la salud.

¿Escuchaste a los médicos o tu familia?

A los médicos porque si fuera por mi esposa yo estuviera trabajando todavía, aunque sea caminando como muerto [risas]. Mi esposa también es muy trabajadora y me tiene gran fe porque siempre me ha visto trabajando, me conoció trabajando, pero una cosa así exagerada, ¿me entiendes?

Eres de los pocos famosos que no tiene problemas en compartir sus verdades

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¿Sabes por qué la gente me confía sus cosas en la radio? Porque yo digo las mías. Yo nunca te voy a mentir. Yo lo digo para que otros reciban el mensaje. Nunca jamás vas a salir de la depresión con el alcohol porque ese es el peor depresivo que existe. Las drogas no sólo te dañan el organismo sino que también te drogan económicamente.

¿Cuál es el aprendizaje?

El remedio infalible es alejarse de las drogas, del alcohol y trabajar, para lo que naciste, para lo que llegaste a este país, a buscar el billete y a ayudar. Hoy lo más importate es mi familia y la comunidad.

En este proceso, ¿qué has rescatado de ti como Renán?

Mis principios, lo que siempre he sido, un tipo amable, jovial, cordial y a mi familia.

Debe ser bonito el reencuentro.

La fama y el dinero son malos consejeros. La fama es una señora gorda que no duerme contigo pero cuando despiertas te está viendo y muy seria. El dinero es mal compañero. Pero debes de pasar por muchas cosas para darte cuenta de que la verdadera felicidad está en el aire, la flor, en una fuente de agua… en las cosas más elementales.

¿Cuándo te reencontrarás con tu público de la semana?

Dile a tus lectores que muy pronto. Así que ya saben, ahí tienen Cucuy para rato.

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Ayuda con Radiotón

En su carrera Renán Almendárez Coello ha participado en varios radiotones (campañas de recaudación de fondos a través de la radio). Una vez llegó a estar 62 horas seguidas animando a la gente a donar dinero por una causa y este 18, 19 y 20 de agosto volverá a hacerlo en la Radiotón de la Esperanza, La Gota de la Vida. Pero en esta oportunidad no serán tantas horas y no estará solo sino que irá acompañado de reconocidos locutores como Pepe Barreto, Marta Shalhoub, Humberto Luna, Gerardo Lorens. Juntos buscarán concientizar a los latinos sobre la importancia de donar médula ósea para ayudar a los enfermos de leucemia. “Donar sangre o médula ósea no es un acto de caridad, es cultura. Los hispanos, oímos SIDA, cáncer, leucemia y le corremos. En otros grupos étinicos, como los gringos, no sucede eso, para ellos es lo más normal donar sangre porque es parte de su cultura”, dice el Cucuy.