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Los 15 años que estuvieron separados les parecieron minutos. Cuando se reencontraron la magia seguía ahí.

La primera noche que Saúl Hernández, Alejandro Marcovich, Alfonso André, Sabo Romo y Diego Herrera se reencontraron en un escenario fue el 9 de abril de 2011 en el Festival Vive Latino como

Caifanes

, se reconocieron de inmediato.

70 mil almas fueron testigos en el Foro Sol de la Ciudad de México de ese apoteósico y memorable reencuentro que quedó en los registros de la historia del rock en español.

Había miradas cómplices, nervios y mucho agradecimiento al público presente en ese ritual y al que los acompañó en el Festival de Coachella unos días después del Vive Latino.

El público era una combinación de sus seguidores de los primeros años de la banda en la década de los 80 cuando se hacían llamar “Las insólitas imágenes de Aurora”, más los que se fueron agregando durante los años gloriosos de Caifanes y a las nuevas generaciones que conocieron a la banda de rock tras su separación en 1995 gracias a otros.

Saúl Hernández, el vocalista del grupo, define esos dos conciertos con mucha fuerza, magia y muy poderosos.

“Te puedo decir que la pasión tiene memoria. Esos conciertos fueron –muy curioso- como los de los Caifanes de los 80 y 90, pero en 2011 y con un sonido fresco, poderoso, demoledor. Me dio gusto ver a mis compañeros. Finalmente puede pasar el tiempo pero hay algo que nunca dejó de de existir, que fue esa magia. Quizá se fue escondiendo, diluyendo en el camino”, comentó a HOY.

Por su parte, Alfonso André, el baterista, no podía dejar de sonreir mientras estaba en el escenario.

“Fue muy divertido. No me podía quitar la sonrisa del rostro viendo a Alejandro a un lado, a Diego, a Saúl, a Sabo, todos juntos de nuevo. Tener de nuevo la musicalidad de cada uno de ellos fue una gran felicidad más que otra cosa. Desde el primer ensayo, en las primeras notas, ahí estaba la magia intacta”, confesó.

Sabo Romo lo vio con dos ópticas distinta. El músico iba preparado a una “tocada” más, pero al ver el karaoke gigantesco que se armó con los asistentes lo llenó de emoción y le hizo recordar que su alma es de Caifán.

“Fue una emoción desbordada, por estar saludables y hacerlo por los motivos correctos. Fue la primera vez que le pedí a mi papá que se quedara conmigo en el escenario, fue la primera vez que fue testigo. Mientras tocábamos, lo volteaba a a ver, estaba incrédulo. En ocasiones quería ir a cerrarle la boca (risas)”, recordó.

Cuando se comenzó a plantear un reencuentro, Diego Herrera pedía un poco de cautela.

“Quería tocar en un lugar chiquito antes de aventarnos al ruedo y calentar motores pero no se pudo. Arrancamos con el Vive (Latino) que fue alucinante, una respuesta bestial. 70 mil personas coreaban nuestas canciones, fue impresionante. (El reencuentro) lo viví con mucha nostalgia, fue muy emocional el asunto, subirte al escenario y ver al otro, y las miraditas… fue recordar todo lo que sucedió antes”.

El nervio del conflicto

Ese reencuentro años atrás se veía imposible. En 1994 comenzó a darse la ruptura de Caifanes por diferencias entre Hernández y Marcovich, mismas que en su momento fueron irreconciliables. Antes del anuncio de la disolución del grupo, la tensión entre ellos era evidente cuando daban entrevistas.

El último concierto que dieron fue el 18 de agosto de 1995 en San Luis Potosí, México. Marcovich se despidió de Caifanes con los acordes de la canción “Hasta morir” y se fue con “su música a otra parte”.

Caifanes murió. Marcovich siguió su carrera en solitario y Hernández, tras la ruptura, formó Jaguares, proyecto al que se unió André – y ocasionalmente Romo y Herrera-. A la par estos cuatro Caifanes hicieron proyectos por separado, con otros grupos, como es el caso de André con la banda “La Barranca”.

Hubo quien siempre afirmó que fue Marcovich el que creó el sonido tan particular de Caifanes, mismo que en un principio fue más oscuro para luego dar paso a una mezcla de rock con elementos de la música popular mexicana y que está muy presente y más marcado en tres de sus cuatro discos, “El diablito”, (1990), “El silencio” (1992) y “El nervio del volcán” (1994).

Esos cuatro materiales fueron suficientes para que Caifanes se convirtiera en un referente del rock en español, en un rito, en algo ? sagrado. Y eso no es obra de Hernández o Marcovich únicamente. Son los cinco integrantes los que hacen que Caifanes tenga alma.

Y sucedió el ‘milagro’

En cualquier entrevista con Hernández, la pregunta de una posible reconciliación con Marcovich era obligada. La respuesta fue la misma por muchos años, “no”.

Marcovich en tanto se mostraba más receptivo. En una ocasión que estuvo en Chicago para impartir un curso de guitarra, le pregunté si era algo que tenía contemplado. De su parte, había la disposición.

Pasaban los años y nada. Hernández y André seguían moviendo masas con Jaguares y Marcovich por su lado. En el vigésimo aniversario de Caifanes, Hernández recordó esas glorias con Jaguares e incluso invitó a Diego Herrera a convertirse en “jaguar” por un rato.

El 14 de diciembre de 2010 sucedió “el milagro”, lo que ya nadie creía posible. Se hizo público que Caifanes se reuniría en el Festival Vive Latino de 2011.

Hernández y Marcovich dejaron los conflictos atrás, que era lo único que hacía imposible el reencuentro. Hernández decidió olvidar todo lo pasado luego que se diera a conocer Marcovich padecía un tumor cerebral que le fue extirpado en 2010.

Como cosa del destino, Sabo Romo sufrió ese mismo año un infarto, pero esos no fueron los motivos reales ni el pretexto para la reunión.

La gira por las razones correctas

Este reencuentro se dio simplemente porque los cinco quisieron, porque tenía sentido y no obedece a una “movida” comercial.

En junio se anunció que Caifanes estaría de gira por EEUU y México de septiembre a noviembre. Y es en Chicago este 15 de septiembre –en una fecha histórica para México por ser la conmemoración del grito de Independencia- que todo comenzará.

“Estamos juntos porque nos da la gana, estamos juntos no para revivir viejas glorias, sino para inventar nuevas”, destaca Romo.

Caifanes vive este reencuentro de manera orgánica. “Hemos ido paso a paso, poco a poco. Dimos un primer paso con dos fechas para ver cómo nos sentíamos, si seguía la magia, si nos ‘agarrábamos’ la onda entre nosotros todavía. Cuando vimos que sí, que estaba la magia, que sí queríamos hacer algo, se dio el sigiuiente paso, salió esta gira, se armó de volada, ya veremos el tercer paso, dependiendo de cómo nos vaya en la gira entre nosotros, no es tanto hacia afuera sino dentro, la comunicación entre nosotros”, agregó André.

Logística y destino se unieron para fortuna de los fanáticos de Caifanes en Chicago y que sean los primeros en verlos en esta gi? ra histórica.

“Te puedo compartir que no es tan fácil decidir con qué ciudad se comienza una gira porque hay muchas cosas alrededor que impiden que se haga en tal lugar. Chicago es el inicio de esta gira en especial y particular, una gira que va a tener un recorrido de todos los discos de Caifanes y que es muy emotiva porque no estaba en los planes de nadie”, explicó Hernández.

Para muchos que seguimos su carrera pero que no tuvimos la oportunidad de ver a Caifanes en el escenario y para los nuevos fanáticos, esta gira es el regalo perfecto. Para los seguidores de antaño, esos “de hueso colorado”, que llevan tatuado el nombre del grupo, representa volver a vivir con ellos la apoteosis.

“Es maravilloso ver a muchos jóvenes en los conciertos. Cuando dimos los dos primeros conciertos, imaginábamos que iba a ver puro pelón, panzón, arriba de los 50 o 40 (risas), pero no, hay muchos chavitos que van, incluso algunos con sus papás. Se ha ido sumando gente joven a los fanáticos de la banda, lo cual es maravilloso. Quiere decir que no estamos tan errados, y que lo que hicimos hace tantos años sigue siendo vigente e importante para mucha gente”, destacó André.

Sin embargo, hay que llevársela ligera. Marcovich todavía se está recuperando de su cirugía . “Y a Sabo pues también hay que cuidarlo (risas), obviamente vamos a hacer en el escenario el sacrificio azteca, derramaremos la sangre, el corazón, va a ser un concierto muy especial”, adelantó Hernández.

Los seguidores, los verdaderos Caifanes

Por el momento, Caifanes no tiene planes de grabar un disco nuevo o hacer un material especial con este reencuentro. Lo primero es disfrutar la gira y dejar que las cosas sigan su curso natural.

Lo que les queda claro a los integrantes del grupo es que Caifanes es lo que es gracias a la gente que los ha convertido en legado y referente del rock en español.

“Lo vemos con mucha humildad y agradecimiento, primero a la gente porque ha pasado tanto tiempo y no nos olvidaron, y luego a la vida, porque nos dio la oportunidad de toparnos y armar este grupo. Tenemos un proyecto de carrera maravilloso que no lo hicimos nosotros, lo hicimos con la gente, ellos son los que hacen que pase todo. Si el público no hubiera apoyado al grupo, lo que hacemos, se hubiera quedado en el primer disco, seguramente; por eso mismo venimos a entregarlo todo”, reconoció Alfonso André.

Sabo Romo dice que la parte que ellos han tenido en la vigencia de Caifanes es pequeña. “Esto no tendría mayor consecuencia ni ningún sentido si no fuera por la gente que se ha encargado de que Caifanes no desaparezca”, aclara.

La oportunidad que les ha dado la vida de reencontrarse es algo único que piensan aprovechar al máximo.

“Y vamos a compartirla con toda la raza y darles las gracias porque ellos son los verdaderos protagonistas de este momento.Vamos a tratar de cumplir con la historia, tenemos la intención de montar mucho material, quremos que la gente se vaya satisfecha y contenta”, finalizó Hernández.

Caifanes, nos vamos juntos.

Caifanes en concierto

Cuándo:

15 de septiembre, 8 p.m.

Dónde:

Aragon Ballroom, 1106 W. Lawrence Ave.

Admisión:

$53

Información:

773.561.9500 , www.vivatumusica.com o en taquilla del lugar