Este 15 de septiembre el Aragon Entertainment Center de Chicago será el escenario donde Caifanes volverá a girar como grupo. Chicago es la primer plaza de la gira, por lo que quisimos hacer algo especial para nuestros lectores.
Los invitamos a que nos contaran su historia personal, alguna vivencia de cómo la música de la banda formaba parte de sus vidas. El que a nuestro juicio nos compartiera la mejor historia o vivencia, ganaría un par de boletos para el concierto de Caifanes en el Aragon Entertainment Center.
La respuesta fue muy buena y las historias también. Había desde el fanático que se había tatuado la carátula del tercer disco del grupo “El silencio” (1992) en un brazo, el que había conocido al amor de su vida con las canciones del grupo y el que pudo conocer más del rock en español –y del idioma- gracias a ellos.
Sus historias demuestran que no hay brecha generacional y que la música de Caifanes puede llevarnos a un lugar común y transportarnos en cada acorde a otro tiempo, pero también llevarnos a un nuevo comienzo, al igual que este reencuentro lo es para el grupo. Elegimos como ganador a Víctor Marbán, originario del Distrito Federal. Esta es su historia y la de otros seguidores de Caifanes que participaron.
Agradecemos su interés.
Entre lo mágico y lo real
Como un buen fanático del rock en español y creciendo en el D.F. no era difícil encontrar “tocadas” con grupos principiantes en el “underground” de las colonias populares donde se disfrutaba ya al conocido El Tri, la Maldita Vecindad y otras bandas que también empezaban y que hacían covers de los grandes grupos del rock.
Me topo por primera vez con Caifanes casi por casualidad, A finales de los 80 y como buen amante del rock urbano, fui con los cuates al famosísimo “Rockotitlán” al oriente del D.F. Una de las bandas nuevas que se presentaba era el grupo Caifanes al que los conocedores de la escena del underground del rock los conocían desde que eran “Las insólitas imágenes de Aurora”.
El haber estado en esos conciertos en un mundo surrealista de la Ciudad de México y ver las primeras apariciones de Caifanes, de inmediato nos envolvían con esa casi mágica capa de talentos musicales y que al instante formaron nuevos fanáticos de la nueva banda. Puedo presumir que fui de los primeros de ver en concierto los inicios de Caifanes, que me han llevado desde el D.F. a Texcoco, Guadalajara, León y Acapulco.
En (la década de los) 90 empujado por la necesidad y la ambición de crecer, emigro al “norte”. Con una mochilita que tenía un par de jeans, tres camisas, unos calcetines, ropa interior una casetera con tres cassettes deje el aeropuerto Benito Juárez para iniciar la aventura en el “gabacho”.
Mi compañía en las noches frías de soledad y nostalgia eran esos tres cassettes: “Dark side of the Moon” de Pink Floyd, “Caifanes” (primer disco de Caifanes) y “El Diablito” con el recién estrenado mega éxito “La célula que explota”. Esa música animaba y daba alegría a mi ser.
Como pueden ver mi conexión con Caifanes se remontan a finales de los 80. Para mí Caifanes es más que el mejor grupo de rock en México, Caifanes me trae mi tierra, mi D.F., las bandas principiantes, la juventud pasada, la tradición, los amigos que se quedaron en la ladera de los recuerdos, las novias con los tatuajes de esperanza, libertad y amor, los padres que se quedaron mirando al horizonte por el retorno de los hijos, la conexión entre la realidad y el toque mágico de las células que explotan.
Ojalá que puedan seguir haciendo mi viaje con Caifanes ¡¡interminable!! Ahora me gustaría llevar a mis hijas y que sea la continuación de esta leyenda musical llamada Caifanes.
-Víctor Marbán
Recuerdos de su amor ‘roquero’
Fue en 1994 que escuché por primera vez a Caifanes durante mis vacaciones en San Luis Potosí, México. Nunca se me va a olvidar cómo me empezó a gustar –más bien a fascinar- el grupo. Me gustaba un chavo que vivía por mi casa y él era roquero, siempre traía puestas playeras de Caifanes. Como yo no sabía quiénes eran, me puse a investigar e hice que mi prima me ayudara a buscar toda la información posible de este grupo porque esa era mi estrategia de conquista.
Bueno, bastó con oir una canción para que me enamorara del grupo: “No dejes que”, y luego “La célula que explota”. Me fascinaba Alejandro Marcovich en la guitarra y no se diga la voz de Saúl Hernández.
Llegué a ser “Caifanera” de corazón y conquisté al chico. Nunca se me olvidará pues fue mi primer novio. Cuando nos dimos nuestro primer beso la canción de “Afuera”, estaba sonando a todo.
Aunque fue un” teenage love” nunca se me olvidará.
-Helena M.
Lleva a Caifanes (y a Jaguares) en la piel
Vine a Chicago desde México en 1993. Me gustan todos sus discos, todas sus canciones, pero en especial “El Silencio”. ¡Tengo una conexión con todo el CD, por eso me lo tatué! Desde “Metamorféame”, hasta la última. Pero hay una (canción) que le dediqué a mi abuelita cuando murió que se llama “Estás dormida”. He tenido la oportunidad de tener autógrafos y fotos pero (ganar) sería un privilegio. ¡Y convivir con Caifas! También en el otro brazo tengo el logotipo de Jaguares y he escuchado sus proyectos en solitario.
-José BSV