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Cuando era niño, sus familiares solían preguntarle al director español

Ventura Pons

qué quería hacer de adulto. Él respondía que una película y hasta la fecha, ya lleva 23 como director.

Pons recibió el premio

Gloria

a la trayectoria artística el pasado 13 de abril en la

noche de apertura

de la 28va. edición del

Festival de Cine Latino de Chicago

y compartió esa anécdota en su discurso de aceptación.

Destacó que

cada película

ha sido un gran trabajo y le ha dado felicidad.

“Soy 23 veces más feliz. Estoy orgulloso de estar aquí, de recibir este premio”, y agradeció que festivales como el de Chicago den la oportunidad a los creadores de mostrar su trabajo al público.

“El festival funciona porque tienen la cabeza en su sitio, saben lo que hacen y saben crear este puente entre los cineastas y el público. Aprecio mucho que me hayan dado -el premio- porque los respeto muchísimo y creo que hacen un trabajo estupendo, realmente estoy muy contento”.

Pons de 66 años, comenzó su carrera cinematográfica hace 35. Su primer filme fue

“Ocaña, un retrato intermitente”

(1978), documental sobre el el pintor y travesti andaluz José Pérez Ocaña. Otros títulos en su filmografía son

“Morir (o no)”

,

“Anita no pierde el tren”

,(ambos del 2000) y el musical “documentado” sobre el cantante y compositor Gato Pérez, titulado

“El gran gato”

(2003).

Esa noche se proyectó su filme más reciente,

“Any de Gracia”

(Año de Gracia), cuyo diálogo es en catalán, algo que ha sido el sello de las creaciones cinematográficas de Pons.

“Llevo esa bandera. Ahí está la verdad, ¿no? La de otro sería filmar en holandés. Nuestra verdad es nuestra diferencia y es ahí donde hay que ahondar. Donde tú eres de verdad, no tiene por qué darte miedo, si lo único que podemos vender es la diferencia. Ahí está mi placer por contar historias, lo que en un momento determinado se me ocurre, y ya está”, dijo en entrevista con HOY.

“Año de Gracia” podría tomarse como una comedia sencilla. La trama es sobre David (Oriol Pla), un estudiante que se muda a Barcelona para ingresar a la universidad y en busca de una nueva vida. Por medio de un programa de asistencia, se hospeda en casa de Gracia (Rosa María Sardá) una viuda de más de 60 años a la que debe acompañar y ayudar en las tareas domésticas. El par choca y una y otra vez para el final, aceptarse y necesitarse.

“Año de gracia”, aparenta tal naturalidad, que nos conectamos con los personajes pero el director destaca que cada guiño está trabajado en el guión, la parte más importante de toda película.

“Las comedias son muy trabajadas porque son el género más difícil, hacer reír a la gente es lo más difícil del mundo. Hacerlos llorar, mantener una tensión dramática, es tirado”.

A su “Año de Gracia”, lo ha visto fuera de España. La presentó en la pasada edición del

Festival Internacional de Cine de Guadalajara

el mes pasado, en el

Lincoln Center de Nueva York

y en el Festival de Chicago.

“Ha gustado mucho, la gente ha salido contenta. Hay que ser muy humilde en esta profesión, porque a veces el humor no viaja bien. Algo que hace gracia en Europa, aquí puede no gustar y no únicamente (pasa) en cine, en teatro también. Hay que ir con mucho cuidado.Esta película viaja bien y eso me da una gran satisfacción”, destacó.

Y dijo que cuando escribió el guión, no se dio cuenta de lo bien que le haría a la gente verla por su mensaje positivo y hasta un tanto revolucionario de no dejarse llevar por lo establecido, buscar nuevos caminos.

El estado actual del cine

“Año de Gracia” es la quinta película de Ventura Pons rodada en alta definición, tecnología que le hubiese gustado usar desde los inicios de su carrera cinematográfica.

“Vamos, el cine ha cambiado mucho, lo que no cambiará nunca es el placer de la gente por ver historias contadas con imágenes, está cambiando la forma de verlas, pero no el placer”, aseguró.

Otra cosa que dista de sus inicios, es que anteriormente las salas cinematográficas eran los “templos”, para los cineastas. Ahora las películas se pueden ver en los televisores, por internet y hasta en teléfonos celulares.

“Aquello era maravilloso, pero eso se ha acabado. Hoy las salas de cine es un mercadeo de popcorns (rosetas de maíz) y todas estas tonterías horrorosas que se ha vuelto fatal”.

Reconoce que el estado actual de la industria cinematográfica es “horroroso” a consecuencia de que todo está en crisis, pero en su caso eso no merma su capacidad creativa.

“Soy muy poco ortodoxo, soy un tío que voy por libre, toda la vida he ido por libre y así me ha ido bien”.