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“¡Cuba puso el mundo a bailar”! exclama

Eddie Palmieri

por teléfono. Continúa explicando que considera que la música cubana es la base de toda su música: “La conocí a fondo cuando me uní a la Orquesta de Vicentico Valdes, analicé sus estructuras y las he mantenido sagradas toda mi carrera”.

Esa carrera ha durado ya más de cincuenta años, en las que Palmieri por décadas ha jugado un papel central como uno de los máximas representantes del jazz latino en todo el mundo. Director de orquestas de salsa y jazz latino y músico activo en dos orquestas, un octeto, un septeto, un sexteto y dos cuartetos, a la fecha ha realizado treinta y seis grabaciones, y le han otorgado nueve premios Grammy.

Con el primer Grammy de Palmieri (“The Sun of Latin Music”, Mejor Grabación de Música Latina en 1975) por primera vez NARAS, la Academia Nacional de Arte y Ciencia de Grabación, hizo reconocimiento de la música latina concediéndole su propia categoría. Y el recién inaugurado Museo de Instrumentos Musicales en Phoenix, Arizona le ha dedicado una galería a Palmieri (al igual que otros grandes músicos como Carlos Santana, John Lennon, Paul Simon y Leonard Bernstein) en el que está dicho Grammy, al lado de algunos de sus instrumentos claves y otra memorabilia, evidencia del valor de su legado musical.

La vida musical de Palmieri ha sido marcada por un curioso equilibrio entre sue dedicación por preservar estructuras clásicas y un marcado sentido de la innovación. Nació en Spanish Harlem, y comenzó a estudiar piano a los ocho años de edad. Su hermano, Charlie Palmieri, quien también llegaría a ser leyenda musical en el mundo de la salsa, le llevaba nueve años de edad y para ese tiempo era ya reconocido pianista.

Su instrumento siempre ha sido el piano, y su manera de tocar las teclas es bastante rítmico y percusivo, que dice Palmieri pudiera tener algo que ver con el hecho de que le dedicó una breve época de su vida a los timbales: “Cuando yo tenía trece años, Tito Puente estaba muy de moda, y a mí me dio por darle golpes a todo en la casa con dos palos. Le dijo mi abuelo a mi madre, ‘hay que comprarle unos timbales o nos va a destruir los muebles'”. Palmieri tocó los timbales con las orquestas de unos tíos por un par de años pero regresó al piano y se quedó con ese instrumento el resto de su vida.

Incluyendo los tíos mencionados, había muchos músicos en la familia Palmieri, aunque la mayoría no profesionales. Su hermano Charlie sí fue pianista profesional, y lo nombra Eddie Palmieri como su fuente principal de inspiración. Comenta con gran detalle y cariño las primeras memorias musicales que tiene de los discos de su querido hermano mayor, que iban desde Duke Ellington al gran Machito y además que ya desde esa época de niño, reconocía que sería músico: “Siempre me ha encantado la música para bailar y quería ser director de orquesta de baile”.

Llega a Chicago a celebrar su onomástico número setenta y cinco con el Eddie Palmieri – Bryan Lynch Quartet, cuarteto en el que también participan Dafnis Prieto y Luques Curtis. El mismo cuarteto grabó “

Simpático

“, CD otorgado Grammy por Mejor Grabación de Jazz Latino en el 2007. Tristemente, después de que NARAS añadiera esa misma categoría hace veinte años (separando la del “Jazz Latino” de la de simplemente “Jazz”), distincción por la que abogó arduamente el mismo Palmieri, el año pasado, la Academia tomó la

controvertida decisión

de eliminarla. “¡Cometieron un pecado rítmico!”, comenta Palmieri.

Porque a final de cuentas es absolutamente vital el aporte latino al jazz, afirma con gran entusiasmo: “¡Nosotros le añadimos al jazz una emoción rítmica extrema! Uno baila con ritmo. Y cuando se pone ese ritmo latino por debajo de la composición jazzista, si se hace bien, ¡no hay nada que se compare”!.

Eddie Palmieri/Brian Lynch Quartet

Dónde: Mayne Stage, 328 West Morse Avenue.

Cuándo: 22 de abril, 7 y 9:30 PM

Admisión: $40-68

Información:

Mayne Stage (773) 381-4551 o en www,maynestage.com