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Por Edgardo Reséndiz

Es un hombre de sonrisa fácil y muy buen humor.

Pese a que es uno de los más poderosos de Hollywood, conserva la sencillez y la amabilidad. Reparte saludos y tiene la capacidad de decirle algo amable a quien se le acerca.

Es Will Smith, más que un actor es un imperio. Y más que un

“hombre de negro”

, es un hombre de familia.

Su esposa, la también actriz Jada Pinkett-Smith, y sus hijos, Jayden y Willow, tienen cada uno sus propias carreras en el medio del espectáculo, sustentadas, claro, por el éxito de papá.

“Verdaderamente, al final del día, Jada y yo podemos permitirles a los chicos tener la libertad, el poder de la elección sobre sus vidas y sus cuerpos, aunque a veces eso nos asuste un poco”, expresa el actor durante la promoción de su nueva película

“Men in Black 3”

realizada en Cancún a finales de abril.

“¿Sabes? Desde que estaban muy pequeños llegamos a un punto, como padres, de decirles: ‘Ésta es tu vida y es lo que te brindamos’… Claro, nos duele que se lastimen o sufran algún daño, pero todo lo demás es su decisión”.

No es algo difícil, continúa, porque no los obligan a hacer nada.

“No los necesitamos para pagar las cuentas. Eso pasa muchas veces cuando hay chiquillos de 11 ó 12 años y son quienes ganan el pan para la familia. Eso echa a perder cualquier dinámica familiar”.

A Jaden, por ejemplo, le falta mucho tiempo para que tenga que aportar económicamente algo a la casa, explica el actor de 43 años.

“No soy estricto como padre, pero tengo algunos estándares en casa a los que ellos también tienen que adaptarse”.

Incluso con la hora de que los chicos se vayan a la cama, Will pone en práctica una estrategia basada en la responsabilidad individual.

“Ellos saben a qué hora deben levantarse, lo que tienen qué hacer, a lo que se comprometieron, así que les digo: ‘Puedes irte a dormir a la hora que quieras, siempre y cuando cumplas con tus responsabilidades de mañana'”, expresa.

Su principal preocupación es inculcarles una actitud profesional que empieza por él mismo. Tomando en serio el proceso creativo y dejando la diversión para cuando ha concluido el trabajo.

“Cuando la película es la número uno entonces sí debe haber mucha diversión”, comenta.

“Y ese elemento es en el que Jada me ayuda mucho, sobre todo con los chicos, porque no estamos trabajando para sobrevivir”.

Explica que cuando se pertenece a una segunda generación donde las labores no son para ganarse la vida es muy importante entender y tener una visión abierta y humilde para apreciar todos los regalos que la existencia les ofrece.

No es lo mismo…

A Will le tomó 10 años volver a la franquicia de “Men in Black”, ahora buscando conquistar nuevas audiencias y complaciendo a los fans de las primeras dos cintas.

En esta ocasión con una trama que involucra un viaje al pasado y la incursión de un nuevo actor, Josh Brolin, interpretando al Agente K (Tommy Lee Jones) en sus años mozos.

“Dicen que nunca debes trabajar con niños, animales o en una película que pretenda hacer una comedia de viaje en el tiempo”, comenta divertido.

Pero afirma sentirse feliz con los resultados de una idea surgida hace varios años y que le permitió, ahora que es padre, explorar el mundo de las figuras paternas y los mentores.

“Además, ‘Men in Black’ es como mi casa. Me hace sentir seguro, confiado y cómodo”, confiesa.

“Me gusta darme cuenta que en todas partes reconocen el traje negro y los lentes. Más que una película, es ya una idea que forma parte de la cultura popular, representando una especie de teoría de la conspiración sobre los miedos que tiene la humanidad”.

Significó regresar, después de un tiempo en que ha sido padre, marido y productor, entre el programa de TV de Jada y las carreras de sus hijos, a un proyecto para él.

A estas alturas de su carrera como actor, Will reconoce tener “hambre” de ejercitar su músculo dramático, porque se siente más naturalmente inclinado a ese género.

“Interpretar gente loca”, dice con una carcajada, para luego ponerse serio dándole peso a sus palabras.

“Quiero hacer películas que tengan buenas ideas, conceptos centrales sobre cómo los seres humanos conducimos nuestras vidas. Deseo crear arte y ser parte de grupos que ofrezcan ideas o soluciones”.

No obstante, reconoce que la producción es su terreno natural, en el que se siente más cómodo, aunque no siempre es una experiencia fácil.

“Por ejemplo, en El Karate Kid fue tener a mi hijo con gente dándole patadas… es una película de acción y cuando haces una así lastimas o te lastiman. Mi logro principal fue impulsarlo a que diera la mejor versión de sí mismo, de su trabajo y de sus ideas, pero al mismo tiempo debía ser su papá y cuidarlo”, afirma Will.

“Por otro lado, hay cosas maravillosas como estar en China, en la Gran Muralla con Jackie Chan enseñándole Kung Fu a Jaden”.

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