CHICAGO- Gloria de los Ángeles (y de sus demonios). Pareciera que en su nombre estaba escrito que llevaría una vida con demasiados contrastes y matices. Que sería blanco o el negro, pero que nunca se le podría catalogar en los aburridos grises.Gloria de los Ángeles Treviño Ruiz. Gloria Trevi. La a-Trevi-da. La Trevi. La “Lolita” rebelde que en la década de los 90, en el apogeo de sus 20, se contoneaba y se revolcaba en el escenario rompiéndose las medias y con una melena alborotadísima.Esa a la que querían llevar a ver al “Dr. Psiquiatra”, por su comportamiento rebelde y altanero, según describió en su primer éxito del mismo nombre.La misma que se atrevió -que por algo lo tenía en el apellido- y escandalizó con sus letras en las que hablaba del suicidio de una manera muy romántica -“Ángel de la guarda”- como opción para que una joven enamorada pudiera estar por siempre junto al hombre que amaba.Es la que criticó el valor que una sociedad le da a la virginidad de una mujer en “Vírgen de las vírgenes” (“tengo una amiga que ya lo hizo como con 10, pero a todos les dice que es su primera vez”), la que escandalizó con sus calendarios atrevidísimos, la que tocó la Gloria del éxito, pero que también tenía ese lado oscuro de ser una mujer sumisa y controlada.Su relación enfermiza con su “descubridor” y representante, Sergio Andrade estaba descrita en algunos de sus temas de manera indirecta o en otras, demasiado directa, como en “El recuento de los daños”.De la Gloria pasó al infierno a finales de los 90 cuando ella y Andrade fueron acusados de los delitos de rapto, corrupción, abuso y violación de menores. En febrero de 2000 fueron detenidos en Brasil, encarcelados y extraditados a México.Gloria permaneció cuatro años en la cárcel. Parecía que su carrera estaba terminada. En 2004 después de salir libre, volvería a los escenarios. En EEUU; fue con una gira en el circuito de clubes gay que comenzó a recuperar terreno.Y así poco a poco recuperó su Gloria. El pasado 2 de noviembre, en su presentación en el Olympic Theatre demostró cuáles son los factores que la han vuelto un ícono y una figura tan controvertida como querida.Gloria de tonta, no tiene nada. Nada ganaría con eso. Es inteligente y astuta para ganarse al público. Sabe cómo despertar emociones. Juega con su sexualidad y sensualidad, con su espiritualidad, con su maternidad, con su feminidad. Eso lo traduce en su espectáculo.Puede en el transcurso de una noche ser una mujer fatal, una adolescente pícara, una fiera, una loca, una bailaora, una figura casi angelical o un demonio. Todo eso es Gloria.No fue Andrade quien hizo a la Trevi. Él fue sólo un medio. Ella tiene la capacidad de mostrar sus diferentes facetas, sus diversos talentos.En sus más de 20 años de carrera pasó de ser la adolescente incomprendida, la joven sensual, la mujer entregada y explotada, la redimida, a una gloriosa mujer en sus 40 que ha vivido gozando y sufriendo. Libre para ser ella.Pertenece a esa estirpe en el gremio artístico de mujeres que sufren y se levantan. Pero a diferencia de otras como Paquita la del Barrio o Jenni Rivera -con todo el respeto- no se pone a despotricar contra los hombres. Nada de eso. Ella los conquista con sus encantos. A las mujeres les canta y a comunidad gay, le da voz. Tiene algo para todos.Ahora la veremos por primera vez como protagonista en la próxima telenovela de la cadena mexicana Televisa, “Libre para amar”. Y claro, generará controversia. Pero también niveles de audiencia.Y qué más da. Si Gloria siempre ha estado en la Gloria. Lo tiene en el nombre. Y si se cae, con toda la gracia, se vuelve a levantar.