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CHICAGO-

En el transcurso de la conversación con Marisol Schulz Manaut, Directora General de LéaLA, la Feria de Libros en Español de Los Ángeles, son frecuentes sus comentarios apasionados sobre el tema del idioma del español: “Cuando dicen “a foreign language”, cuál “foreign”? Aquí se oye en todo momento y en todo lugar. ¡Tiene una vida y una energía igual que el inglés!”

Por teléfono desde Los Angeles, Schulz Manaut está explicando algunas de las ideas que la motivan como directora de LéaLA. Oriunda de la ciudad de México, por diecisiete años desempeñó el cargo de Directora de la Editorial Alfaguara, por lo que había estado, como dice ella, “siempre en el mundo de los libros, pero en otra trinchera”.

Con la idea de responder a las necesidades culturales de dos millones de jaliscienses que viven la zona de Los Ángeles, fue fundada la feria en colaboración la Fundación de la Universidad de Guadalajara y con el respaldo de la Feria Internacional de Libros de Guadalajara, el mayor mercado editorial de Iberoamérica. Schulz Manaut llegó esa ciudad a elaborar y darle nombre y forma al proyecto cuya idea ya estaba hecha.

La primera edición se realizó en el 2011, con una programación variopinta completamente gratuita. Los libros y la lectura constituyeron el eje de la feria, aunque en contraste con la FIL, se concibió sin faceta de feria profesional. El propósito de LéaLA es mostrar la diversidad de las culturas en español, no solamente la cultura literaria, y por lo tanto incluye espacios culturales muestras de baile y además funciones musicales – en la primera edición dieron conciertos Gloria Trevi, Los Tigres del Norte y Calle 13.

A esa primera edición, en tres días asistieron 32,000 personas a los 84 stands de editoriales y participantes. En la edición del año actual, hubo 67,000 visitantes, se amplió la oferta ampliando el espacio de 1800 a casi 9000 metros cuadrados, los stands aumentaron a más de 200 y se logró mucha mayor representación de países aparte de México.

Las dos ediciones se han programado con fuerte énfasis en talleres infantiles, con más de 250 actividades para niños llevadas a cabo en el 2012, ya que uno de los motivo principales de la feria de libro es que los padres tengan elementos para entregarles a los niños. De hecho comenta Schulz Manaut que los libros que se han agotado ambos años son los infantiles.

En el camino se han enfrentado a diversos retos, dice Schulz Manaut, hablando del público al cual se dirige la feria: “…tiene un origen mexicano pero tiene una doble identidad – había que allegarse a ellos, respetarlos, integrarlos. Yo conocía el mercado del libro, pero había que entender otra idiosincrasia Y además todo en otro país, con otras leyes. El primer año fue luchar como Jonas contra la ballena”.

Más los resultados han sido alentadores a muchos más niveles que simple estadísticas favorables. Una de sus mayores sorpresas que experimentaron los participantes fue la manera cálida y emotiva en la que el público respondió, ya que les ofrecía acceso a una cultura literaria en contraste con la cultura popular que se encuentra más fácilmente en las grandes urbes norteamericanas.

Sin embargo, todavía es pronto para hablar de efectos a largo plazo, dice Schulz Manaut: “Toda labor de promoción de la lectura es difícil medirla en términos concretos y además es una labor paulatina. Sería muy pretencioso pretender que en dos años hemos cambiado algo. Pero sí es un pedacito de México que hemos traído. En la feria, se viven muchas emociones. Yo agarro un avión y me voy mañana. Pero hay quienes están aquí casi secuestrados económicamente, y hace mucho que no han estado en su tierra. Sí te puedo decir que quienes fueron, sí se sintieron tocados. Es una manera de recargar pilas de lo que es su vida y su cultura”.