CHICAGO- Majestuoso. Divo. Eterno. Así es Raphael, el cantante. El artista.La noche del 7 de junio, “El divo de Linares” ofreció una soberbia actuación en el Olympic Theatre, una de esas que sólo los verdaderos grandes pueden brindar.Cuando se tiene un repertorio tan amplio, tan basto, un artista tiene de sobra para interpretar. Para armar un espectáculo donde, las emociones estén “en carne viva”.Él no se reserva. Se entrega. Juega. Lo suyo es un camino bien aprendido, pero más que ensayado, sentido.Cada noche, el escenario le ofrece la oportunidad de reivindicarse, de como el ave fénix, renacer de toda gloria pasada y escribir una nueva. En ese instante.Digan lo que digan, Raphael es y será el gran divo. El divo de Linares.
