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FEZ- Los pájaros en el venerable roble del museo Batha de la antigua ciudad de Fez parecieron responder entusiastas cuando elevó su voz la cantante boliviana

Luzmila Carpio

en el concierto que dio como parte de la vigésima edición del festival de

Festival de Fez de las Músicas Sagradas del Mundo

en Fez.

Carpio se presentó en el patio del museo como parte de los decenas de conciertos que ofrece este festival, el cual fue descrito recientemente por el Huffington Post como uno de los diez festivales de música del mundo más trascendentes.

La cantautora nació en un pequeño pueblo de los Andes y comentó desde el escenario que desde niña le gustaba escuchar cantar a las aves. Con quieta pasión afirmó una y otra vez que su música obra como arma en contra de la pérdida de la sabiduría de los pueblos indígenas quienes lograron entender cómo vivir en armonía con la naturaleza.

Desde su primera grabación en 1969, Carpio ha dedicado gran parte de su arte a preservar la cultura del pueblo quechua originario de las regiones andinas de Perú, Bolivia, Ecuador y el norte de Colombia, Argentina y Chile que como lo describen los materiales del Ministerio de Cultura de Perú, eran parte del territorio del antiguo Imperio Inca.

En el transcurso de su concierto, Carpio iba explicando el significado de cada canción en impecable francés, ya que ha vivido en Paris y fue embajadora de Bolivia en Francia del 2006 al 2011.

Cantó en quechua y español, idiomas en los que ha grabado quince álbumes. Conocida como “La voz de los andes”, muchas de sus canciones son tributos a las divinidades, su pueblo y la Madre Tierra, a la que cantaba con cariño llamándole “Pacha Mama”.

También se le ha llamado la “ruiseñora del altiplano” porque se caracteriza por un estilo único de cantar en el idioma de los pájaros, y su voz vuela por el aire trineando notas nítidas de sumamente alta tonalidad.

La presencia de Carpio fue una elección sumamente acertada para el festival que en esta su vigésima edición celebró sus actividades bajo el tema de “Conferencia de pájaros, cuando las culturas viajan”. Dicho tema origina en un cuento místico del siglo XIII del largo viaje de un grupo de diferentes aves que van en búsqueda del rey de los pájaros.

La aventura se vuelve en un arduo peregrinaje a lo largo del cual los pájaros se enfrentan a graves peligros. La historia nos comunica que cada ave tiene su propio canto, bello y único, pero además sus obstáculos individuales a los cuales tiene que sobreponerse para lograr el cometido que se ha propuesto.

La historia es usada por el festival como metáfora del conflicto en el que puede caer frecuentemente la humanidad debido a sus múltiples múltiples religiones, lenguajes y culturas. En contraste a esta alternativa, el concierto de inauguración mostró las posibilidades de una perspectiva diferente cuando Carpio y otros artistas invitados unieron en armonía sus voces y muy diferentes cantos.

En el museo Batha, Carpio cerró el concierto extendiendo y batiendo como alas su bello echarpe rosa. El público embelesado le brindó repetidas ovaciones de pie, ya que había experimentado el momento ideal para un festival que hace un llamado a que revelemos y a la vez conozcamos nuestras mutuas culturas para poder encontrar un camino común a pesar de la diversidad de nuestros cantos.