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CHICAGO – Cada vez más los contenidos de entretenimiento le apuestan a lo nada tradicional, a lo arriesgado, a las series que ofrezcan un contenido. Algunos lo logran, otros no, pero lo importante es la apuesta constante

Netflix, la empresa de entretenimiento que ofrece contenidos por descarga continua por una cuota mensual de sus suscriptores, tiene en su haber ya un catálogo de series originales, como “House of Cards” y “Orange is The New Black”.

Creada por Jenji Kohan (el cerebro detrás de “Weeds”), “Orange is the New Black” se basa en el libro autobiográfico de Piper Kerman, quien relata sus memorias sobre la vida en la cárcel. Su primera temporada se estrenó el 11 julio de 2013, la segunda el 17 de junio de este año y ya se anunció una tercera temporada.

La protagonista es Taylor Schilling como Piper Chapman, pero el resto del elenco y las historias que se presentan en cada uno de los 13 capítulos de cada temporada, la interacción entre las reclusas de distintos orígenes -caucásicas, afroamericanas y latinas- sacan a relucir realidades de género, raza, clases sociales y lo que realmente enfrentan en el día a día en la cárcel.

Piper, quien está comprometida con Larry Bloom (Jason Biggs), tiene que cumplir un año de sentencia luego que su ex novia Alex Vause (Laura Prepon) la delata en lo que fuera su anterior actividad. Alex trabaja para una mafia y Piper, contagiada por la emoción de una vida distinta con Alex, la ayuda sirviéndole de mula.

Piper, quien es una “yuppie, se encontrará con mujeres muy ajenas a su realidad, empatizará con algunas, con otras no, y desmenuzará cómo funciona el sistema correccional y la corrupción dentro.

Anteriormente a “Orange”, otra serie ya había manejado la temática de la vida de las mujeres tras las rejas. Se trata de “Capadocia” producida Argos Comunicación para el canal HBO Latinoamérica, que tuvo tres temporadas entre 2008 y 2012 y que retrataba los juegos de poder, corrupción y vida de las reclusas de una cárcel mexicana.

Aunque la temática resulta similar, el resultado es muy distinto. Capadocia resultaba más cruda; “Orange”, al hacer uso de la comedia, presenta el drama de la vida de la cárcel menos cruel dándole un poco de luz a la vida de esos personajes. Los diálogos y las situaciones resultan muy acertados.

Tratar el tema del encarcelamiento y mostrar a las reclusas con su lado humano y sus vidas anteriores y las razones por las que llegaron ahí, resulta preciso en cada capítulo. No hay una lección moral o crítica a cada personaje, tampoco una alabanza.

Nos habla de cómo una decisión, un error, una distracción, una irresponsabilidad puede cambiar la vida en un segundo y de cómo en la cárcel saldrán a relucir las personalidades verdaderas.

A las protagonistas, la cárcel las ha cambiado, pero también las une en una comunidad diversa.

En “Orange” no hay maquillaje, ni hay glamour. Lo que hay son buenos diálogos y excelentes interpretaciones.

No es una moda abordar los temas de género desde una realidad distinta, ni presentar a estas mujeres como las nuevas “princesas”, es simplemente mostrar a mujeres reales y no las fabricadas en boceto.