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Por Salvador Cisneros

SAN ANTONIO, TEXAS- Dada su bien ganada reputación como un destino de compras, muchos suelen llegar a San Antonio con una maleta vacía; lo que no todos saben es que igual de vacío debe venir el estómago: tras renovar el guardarropa, Pearl, el barrio de moda, desplegará sus encantos gastronómicos para demostrarlo.

La oferta restaurantera del barrio hace que se mezclen distintas tribus urbanas. Por aquí se ven tipos tatuados con barbas largas, oficinistas con las corbatas flojas, amantes del yoga, que lo practican al aire libre, y grupos de amigos bebiendo en terrazas (con sus perros atados a la mesa). Todos vienen a pasar un buen rato y satisfacer el paladar.

Ubicada al norte de la ciudad, Pearl es la nueva zona hipster de San Antonio. Debe su nombre a la icónica cervecería Pearl, que operó en este sitio de 1883 hasta 2001.

“Es un epicentro culinario en donde la idea es crear una comunidad. Todos los chefs pensamos que si a uno le va bien, a los demás también. Hay muchas opciones, puedes tomar un coctel en un lugar y moverte a otro para comer. Es más una experiencia que un lugar”, dice el chef Steve McHug, nominado al James Beard Award, el Oscar de la cocina estadounidense.

Su restaurante, Cured, que traducido significa “curado”, se especializa en charcutería y está literalmente en el centro de este barrio. Lo nombró así porque es curador de carne y también porque es un sobreviviente de cáncer.

Es simbólico que en Pearl esté la tercera sede del Culinary Institute of América (ICA). De hecho, los chefs Andrew Weissman, nominado al James Beard, y Johnny Hernández, quien cocinó el pasado 5 de Mayo para Barack Obama en la Casa Blanca, son egresados de esta institución y ahora deleitan a los visitantes con sus restaurantes The Sandbar Fish House & Market y La Gloria, respectivamente.

El edificio insignia del barrio es el Hotel Emma, situado en lo que fue la fábrica de cerveza. Su estética industrial y hipster le dan un aire particular. Un dato: cuenta con una biblioteca privada de

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3 mil 700 libros! sólo para sus huéspedes.

La historia del barrio puede parecer un enredo digno de telenovela. Otto Koheler, dueño de la cervecería, estaba casado con Emma. Por problemas de salud, él contrató a una enfermera, que tenía el mismo nombre que su esposa, a quien terminó seduciendo. Después conquistó a la amiga y colega de esa enfermera

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ambién llamada Emma!, quien lo asesinó en 1914 con un revólver.

Así que al final del día no hay nada más ad hoc para mitigar el calor de San Antonio que beber The Three Emmas, el coctel insignia del hotel, o una helada cerveza Pearl.

El río donde está la vida

Como sucede en la naturaleza, también en esta ciudad la vida está junto al río. Por su belleza escénica, es aquí donde turistas y también locales vienen a aplacar la sed y el hambre.

River Walk, ubicado en el centro de este destino, es una icónica atracción y se puede llegar desde la zona de Pearl tomando un taxi acuático, que tiene un costo de 5 dólares por persona.

Visitarlo es sinónimo de experimentar un río… pero de sabores y aromas, pues está plagado de restaurantes y bares, la mayoría de ellos con terrazas, que ofrecen cortes, mariscos, comida italiana y tex-mex y cervezas artesanales.

El concepto de un paseo turístico y comercial junto al río de San Antonio fue ideado en 1929 por el arquitecto Robert H. Hugman, pero la realización se complicó debido al crack del 29 y a la resistencia de empresarios y políticos locales, quienes lo consideraban inviable porque en aquel entonces esta zona era peligrosa.

Su construcción, liderada por Hugman, sólo fue posible hasta una década más tarde, de 1939 a 1941, y formó parte de la estrategia del presidente Franklin Roosevelt para sacar al país de La Gran Depresión. Su creación no sólo tuvo fines turístico y comerciales, ya que con un sistema de presas se evitaron las inundaciones; la más grave de ellas ocurrió en 1926 y cobró la vida de 50 personas.

El recorrido clásico es en bote, que tiene un costo de 10 dólares por persona, pero igual de placentero es cruzar sus puentes de piedra en forma de arco o andar por la acera, a la sombra de altos cipreses de más de 300 años, viendo peces, tortugas y patos en el río.