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ARCHIVO - En esta fotografía del 17 de octubre de 1986, Chuck Berry canta durante un concierto en honor a su 60mo cumpleaños en el Fox Theatre de St. Louis, Missouri. La policía en ese estado dijo que el músico murió a los 90 años el sábado 18 de marzo de 2017. (AP Foto/James A. Finley)
James A. Finley / AP
ARCHIVO – En esta fotografía del 17 de octubre de 1986, Chuck Berry canta durante un concierto en honor a su 60mo cumpleaños en el Fox Theatre de St. Louis, Missouri. La policía en ese estado dijo que el músico murió a los 90 años el sábado 18 de marzo de 2017. (AP Foto/James A. Finley)
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NUEVA YORK (AP) – Chuck Berry, el primer narrador y guitarrista estrella del rock, que reflejó la alegría y la rebeldía de esta música en clásicos como “Johnny B. Goode”, “Sweet Little Sixteen” y “Roll Over Beethoven”, murió el sábado en su casa al oeste de St. Louis. Tenía 90 años.

Los rescatistas convocados por su cuidadora a la residencia de Berry, ubicada en un área no incorporada a ningún órgano administrativo local, lo hallaron inconsciente alrededor de las 12:40 de la tarde, indicó en un comunicado la policía del condado St. Charles en Missouri. Los intentos por reanimarlo fracasaron, y fue declarado muerto poco antes de la 1:30 de la tarde.

Val Joyner, vocera de la policía, le dijo a The Associated Press que no tenía detalles adicionales sobre la muerte del músico, de quien dijo era “realmente una leyenda”.

Su repertorio abarca unas tres docenas de canciones y su influencia fue incalculable. Los Beatles, los Rolling Stones y prácticamente cualquier grupo que se considere de rock ‘n’ roll, pasando por las bandas que ensayan en garajes hasta las que llenan estadios, tienen una deuda con Berry.

“R.I.P. y paz y amor Chuck Berry señor música de rock ‘n’ roll”, tuiteó Ringo Starr en reacción al fallecimiento. “Sólo déjame escuchar algo de esa música de rock ‘n’ roll…”, afirmo el baterista de los Beatles, en una cita de un éxito del cantautor.

Mientras que Elvis Presley le dio al rock su imagen lujuriosa y su meneo de caderas, Berry fue el artista que estableció la fórmula de un sonido revolucionario y una forma de vida. Mucho antes del éxito de Bob Dylan, Berry unió el comentario social con el ritmo y la fiebre de la música popular.

“Cantaba buenas letras, y letras inteligentes, en la década de 1950, cuando la gente cantaba ‘Oh, nena, te amo tanto”’, observó John Lennon alguna vez.

Berry, ya cerca de los 30 años y antes de su primer gran éxito, escribía canciones que conectaban con los adolescentes de la época y se mantenían frescas décadas después. “Sweet Little Sixteen” describió el mundo de las fans del rock ‘n’ roll, una incipiente e inocente oda a las jóvenes a las que posteriormente se les conoció como “groupies” (“admiradoras”).

En “School Day” contaba las peripecias en un salón de clases (“Historia de Estados Unidos y matemáticas prácticas; estudias duro con la esperanza de aprobar…”, dice la letra) y la liberación con el rock ‘n’ roll cuando por fin sonaba la campana al final de la jornada.

“Roll Over Beethoven” fue un himno al poder del rock para hacer historia, mientras que “Rock and Roll Music” fue una guía para todas las bandas que siguieron (“Tiene un ritmo de fondo, no puedes perderlo”).

“Back in the U.S.A.” fue un honesto homenaje de un hombre negro a su país, en una época en la que no había garantías de que a Berry lo atenderían en las cafeterías y restaurantes con ventanilla para vehículos a los que rendía honores.

“Todo lo que escribí no era sobre mí, sino sobre las personas que escuchaban”, declaró alguna vez el artista.

Berry, como Dylan, podría “comunicar una abundancia de gozo infantil en el descubrimiento lingüístico”, escribió el crítico Robert Christgau en la “Historia ilustrada del rock and roll” de Rolling Stone. Como el poeta Walt Whitman, añadió Christgau, Berry estaba “totalmente inmerso en Estados Unidos; los Estados Unidos de Melville y el Ford Edsel, el burlesque y los funerales pagados a plazos”.

“Johnny B. Goode”, la historia de un chico campirano que toca la guitarra y cuya madre le dice que será una estrella, fue la canción distintiva de Berry, el arquetipo narrativo de los aspirantes a roqueros y una de las grabaciones más eufóricas en la historia de la música. Berry apenas puede contenerse, las palabras salen a borbotones de su boca mientras describe los bosques de la Louisiana profunda, y el aluvión de guitarra, batería y teclados amplifican cada grito de “Go, Johnny Go!” (“¡Sigue, Johnny sigue!”).

Para este tema se inspiró en parte en Johnnie Johnson, el maestro del piano de boogie-woogie que colaboró con muchos de los éxitos de Berry, aunque esa historia podría ser fácilmente la de Berry, Presley o innumerables músicos.

La estrategia comercial hizo universal a la canción: Berry quería haber descrito a Johnny como un chico negro, pero lo cambió por un “chico de campo”, lo que permitió no sólo que sonara en la radio, sino que músicos de cualquier origen se imaginaran como estrellas.

“Es posible que uno tenga talento”, escribió más tarde Berry sobre la canción. “¿Pero vendrá la fama y la luz a uno? ¡No! ¡Uno tiene que ir por ellas!”.

Johnny B. Goode solo podía ser un guitarrista. La guitarra era el instrumento bandera del rock’ n’ roll, y el claro sonido de Berry, un crisol de destellos country y fondo de rhythm ‘n blues, enganchó al menos a una generación de músicos, como Keith Richards, de los Rolling Stones, que una vez reconoció haber “copiado cada gesto” de su héroe; George Harrison, de los Beatles; Bruce Springsteen o Pete Townshend, de los Who.

En 1986, Berry se hizo un puesto en el Salón de la Fama del Rock and Roll, junto a Presley, Holly, Little Richard y otros músicos.

Cuando la NASA lanzó la sonda espacial no tripulada Voyager I en 1977, un álbum colocado en la nave explicaba la música de la Tierra a los extraterrestres. La única canción de rock incluida fue “Johnny B. Goode”.

Charles Edward Anderson Berry nació en St. Louis el 18 de octubre de 1926. De niño practicó un paso para caminar con las rodillas dobladas que le permitía pasar bajo las mesas, un preludio del “paso del pato” de sus años adultos. Su madre, como la de Johnny B. Goode, le dijo que triunfaría en grande.