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CHICAGO

– Seguro que sabes quiénes son “las rezanderas”. Son personajes indispensables de esos ritos a la muerte que se celebran en la fe católica, el velorio y la novena.

El velorio es ese acto que se realiza “de cuerpo presente”. El difunto se “vela” en una habitación de la casa familiar o en una casa funeraria. A veces son privados, otras veces públicos. Pero siempre son motivo de reunión familiar. A veces, uno no ve a sus familiares más que en contadas ocasiones, y esas son eventos como bodas, bautizos…y casi siempre velorios.

El fenómeno de las rezanderas es muy peculiar y social. Siempre hay “una rezandera” líder. Muchas de las veces, es conocida dentro de su comunidad por eso. Por ejemplo, anteriormente en las comunidades rurales o pueblos pequeños, las rezanderas tenían sólo ese oficio. Hoy mujeres hasta de carrera, a veces desempeñan ese rol.

Hay que tener algo especial para ser rezandera. Puede ser el tono de voz, la forma de hablar o de plano, la rapidez para rezar. Es una actividad que se toma con seriedad desde el primer día del velorio -que puede ser de uno o dos días- y luego, en la novena.

Algunas lo hacen como oficio y se les remunera de una manera simbólica. Otras lo hacen por convicción, por puro gusto, por sentir que tienen una misión y lo mismo le pueden rezar a conocidos que a desconocidos.

La novena para los difuntos es diferente a otras novenas. Cada día se reza el rosario de acuerdo a su respectivo misterio. Una comunidad -generalmente de mujeres, que se vuelven en algo así como “el coro” de las rezanderas- se reúnen, por lo general en la misma habitación donde “se tendió al difunto”, y justo donde estaba el féretro se coloca una cruz de tierra, idealmente del Panteón donde se le dio sepultura.

La cruz de tierra permanece ahí nueve días, algunas veces rodeada por los cuatro sirios o velas que guardaron el ataúd del difunto. Al término de la novena, se hace “el levantamiento de cruz” y la tierra se lleva a la tumba del difunto.

El propósito de la novena es rezar, abogar por el difunto ante Dios para que alcance la “gracia del cielo” o dure menos tiempo en el purgatorio. Cada día tiene su rezo especial. Por lo general, al terminar la novena, la anfitriona de la casa hace un guiso o postre para repartir entre los invitados.

Las novenas son un verdadero fenómeno social, muy de género. Son tradiciones con las que crecimos y que, nos unen con otras generaciones.

Las rezanderas tienen por eso, un lugar especial. Aparte, no lo podemos negar que socialmente, tienen su impacto. Nadie las iguala en eso de rezar rápido…como si rapearan. De alguna manera, son las pioneras de eso que llaman rap. Que no desaparezca esta tradición.