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Cuando Astrid Hadad inició sus espectáculos, hace ya muchos años, se adentró a la Historia de México y de la Virgen de Guadalupe. REFORMA
AFP/Getty Images
Cuando Astrid Hadad inició sus espectáculos, hace ya muchos años, se adentró a la Historia de México y de la Virgen de Guadalupe. REFORMA
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La Virgen de Guadalupe forma parte de la idiosincrasia del mexicano. Ser mexicano es igual a ser guadalupano. Desde nuestros primeros años, si se crece en la fe católica – y en algunos casos aún sin que eso suceda- se te enseña que es la “Patrona de México”, que hay que amarla, venerarla y respetarla.Según el relato guadalupano, la Virgen de Guadalupe se le apareció cuatro veces a Juan Diego -hoy San Juan Diego- en el cerro del Tepeyac en el año 1531. En su cuarta aparición, la Virgen ordenó a Juan Diego que se presentara ante el primer obispo de México, Fray Juan de Zumárraga.El ayate sigue hasta estos años, en el cerro que eligió para ser su altar, la Basílica de Guadalupe, donde, como dice la canción “La Guadalupana”, al que bajó una hermosa mañana y suplicante, juntaba sus manos. ( “Y eran mexicanos y eran mexicanos su porte y su faz”).”La Morenita” no es sólo una imagen para venerar, para pedirle protección maternal, para adorar. Y como por ley, en cada familia tiene a una o más de sus integrantes bautizadas con el nombre de Guadalupe.Sí, es la “más querida”, pero además su imagen es desde tiempos de la Independencia de México, -cuando Miguel Hidalgo y Costilla entró al santuario de Atotonilco, Guanajuato y tomó el estandarte de la virgen- se convirtió en símbolo de independencia, de igualdad.Pero también hay quienes han buscado “cubrirse con el manto” de la guadalupana para crear controversia, como en el póster de la película “Morenita, el escándalo”, donde se recrea la silueta de la virgen con cocaína o políticos que la usan en su campaña.A La Guadalupana la vemos igual en tatuajes, veladoras, caricaturas, que en prendas de vestir, porque al final, creyentes o agnósticos, parece que todos somos Guadalupanos.El guitarrista Carlos Santana ha declarado que es Guadalupano, más no católico y cada vez que visita México va a la Basílica.”Siempre que vengo a la capital es muy importante visitar a mi patrona (en alusión a la Virgen), porque es una ilusión”, dice el músico originario de Jalisco a Agencia Reforma.