PARÍS (AP) – Combatientes sirios respaldados por Estados Unidos llegaron el viernes a una gran presa controlada por el grupo Estado Islámico en el norte de Siria, en tanto el embajador de Siria ante la ONU dijo que cientos de militares estadounidenses estaban “invadiendo mi país”. Recalcó que cualquier esfuerzo para liberar la ciudad de Raqqa, capital de facto del EI, debe de ser concretada en coordinación con el gobierno de Damasco.
El avance hacia el Dique Tishrin ocurrió tres días después de que un avión estadounidense llevó combatientes curdos sirios y aliados a una zona detrás de las líneas del EI para encabezar una gran ofensiva terrestre en el pueblo de Tabqa, controlado por el EI, donde está ubicada la presa. Tabqa está al oeste de la ciudad de Raqqa.
Cihan Sheikh Ehmed, portavoz de las Fuerzas Democráticas Sirias, dijo que la batalla continúa a la entrada del dique, agregando que ha habido bajas en las filas del EI. No dio más detalles.
El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, con sede en Gran Bretaña, dijo que los combatientes del SDF están marchando lentamente hacia las instalaciones del Dique de Tishrin debido a que hay minas y explosivos en la zona, colocados por el EI.
Al este de Raqqa, combatientes del SDF chocaron con fuerzas del EI dentro de la aldea de Karama, de acuerdo con el Observatorio y Mohammed Khedhr, de Sound and Picture Organization, que registra violaciones del EI. Karama está a unos 15 kilómetros (10 millas) al este de Raqqa, lo cual la convierte en una aldea estratégica a tomar.
Los ataques en Tabqa y Karama transcurrieron con el apoyo de ataques aéreos de la coalición liderada por Estados Unidos, de acuerdo con activistas.
Combatientes del SDF han estado a la ofensiva desde noviembre, con el apoyo de ataques aéreos de la coalición liderada por Estados Unidos, con la meta de eventualmente rodear Raqqa y tomarla.
En Francia, el ministro de Defensa de ese país dijo que la campaña de fuerzas internacionales para retomar la capital de facto del EI comenzará en los próximos días.
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Keaten reportó desde Ginebra.
