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BRASILIA – Una exposición patrocinada por el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) hunde el dedo en la llaga de los desaparecidos, pero no por causas políticas o forzosas, sino de aquellos que simplemente un día salieron de casa y jamás volvieron.

“La falta que haces” abrió al público el miércoles en el Museo Nacional de Brasilia y expone el dolor de los familiares de esas personas, sobre las que en Brasil no hay datos oficiales pero se calcula que pueden ser varios millones.

Ese drama es retratado a través de 12 familias que posaron para la lente de la fotógrafa Marizilda Cruppe, quien captó lo que para el jefe del CICR en Brasil, Lorenzo Caraffi, “es un sufrimiento sin respuestas” y en el que cada caso es “un universo”.

En Brasil, como en muchos otros países, no existen estadísticas oficiales sobre estos desaparecidos, anónimos en la prensa y ausentes en sus familias y en “todos los discursos oficiales”, como dijo Ivanise Esperidiao da Silva, madre de una chica de la que nunca más supo desde el 23 de diciembre de 1995.

La niña tenía 13 años y fue vista por última vez “a unos 120 metros de casa”, pero desapareció y desde entonces no ha habido una sola pista sobre su paradero.

Ivanise descubrió que no estaba sola en esa “tragedia” gracias a una organización civil de Río de Janeiro, que en ese entonces ya se dedicaba a ayudar en la búsqueda de personas desaparecidas.

Pero fue la novela “Explode Coracao” (Explota corazón) del canal Globo que le desveló las dimensiones del drama, al menos en Brasil.

Estrenada en 1995, poco antes de la desaparición de su hija, en su trama recreaba esos dramas y la guionista, Gloria Pérez, supo del caso de Ivanise y la llamó para que contara su experiencia al final de un capítulo, algo que también hicieron otras 70 mujeres.

Ivanise regresó a su hogar en Sao Paulo y decidió buscar a otras personas en su misma situación, lo que la llevó a fundar el grupo “Madres de la Plaza de la Catedral”, que desde 1996 coopera en la búsqueda de quienes no volvieron.

En estos 21 años han investigado, solamente en Sao Paulo y “casi sin ayuda oficial”, cerca de 10,000 casos, de los cuales han logrado “resolver” unos 4,500.

En su mayoría, según Ivanise, eran personas que huyeron de casa por conflictos familiares o que sufrían serias trastornos mentales, simplemente se perdieron y nunca hallaron el camino de regreso.

“Pero también hay niños que desaparecieron cuando regresaban de la escuela o hasta en las puertas de sus casas”, agregó Ivanise, quien criticó en duros términos la “grave omisión” del Estado frente a esos casos.

“En Brasil hay registros de vehículos robados y de todo tipo de objetos perdidos; hay estadísticas para todo y sobre todo, pero no hay un solo dato oficial sobre personas desaparecidas”, declaró.

A falta de datos oficiales, cálculos hechos por la organización no gubernamental Foro Brasileño de Seguridad Pública dicen que al menos 23 millones de personas en el país tienen “algún pariente, amigo o conocido desaparecido”.

Según el italiano Lorenzo Caraffi, jefe del CICR en Brasil, “la escala real del problema de las desapariciones es desconocida e ignorada en forma crónica”, sobre todo cuando se trata de estos casos, ajenos a conflictos o razones políticas.

Caraffi indicó que “si estuvieran vivas, deben ser localizadas y, si estuviesen muertas, sus restos deben ser buscados, tratados de la manera adecuada, identificados en la medida posible y entregados a sus entes queridos”.

Todo eso, apuntó, es una “obligación de los Estados”, que según afirmaron Ivanise y otras “Madres de la Plaza de la Catedral”, al menos en Brasil no se cumple.