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Saint Louis es para Estados Unidos lo que Viena y Praga son para Europa. Ninguna de estas ciudades son la primera opción para viajeros incipientes. Nueva York, Chicago, Londres o París figuran antes. Sin embargo, Saint Louis, Viena y Praga ofrecen más sustancia que brillo. Además de bellas, todas estas urbes son ricas histórica y musicalmente hablando.

Los visitantes pueden toparse con notas de blues y jazz en Saint Louis, y con las del vals en Viena.

Por si fuera poco, la cerveza también relaciona a Saint Louis con Praga o, mejor dicho, con la República Checa.

La original cerveza Budweiser se elabora -y se seguirá elaborando- por los checos. Pero la Budweiser que casi todos conocemos se hace en Saint Louis. Budweiser es una pilsner, es decir, un tipo de cerveza lager que se originó en la ciudad checa de Pilsen. Sin embargo, la cerveza de Saint Louis es la que se vende por todo el mundo. Así que, por respeto a los checos contenciosos, la Budweiser estadounidense se vende simplemente como Bud en Europa.

Si no se está encariñado con la Budweiser, no hay problema. En Saint Louis abundan microcervecerías que producen, cada una, hasta una docena de cervezas distintas. El probar todas, haría memorable un fin de semana.

Esta cervecera ciudad estadounidense también está ligada a Europa a través de su nombre, pues lo toma del Rey Luis IX, santo patrón de Francia. Los franceses lo amaron y los colonos franceses dieron su nombre a Saint Louis, entonces parte del enorme territorio de Luisiana, y que después Napoleón vendió a Estados Unidos.

Luego, llegaron los alemanes, y con ellos los comerciantes de cerveza Eberhard Anheuser y su yerno Adolphus Busch, entonces comenzó la tradición cervecera de la ciudad.

Saint Louis, además, vive para el beisbol. Sólo hay que dirigirse al estadio en donde ven jugar, perdón, veneran a los Cardenales. Con suerte, el viajero también puede ver un juego de hockey -en pleno abril- aunque eso dependerá de que los Blues, el equipo de Saint Louis, llegue a las segundas fases.

También hay que hacer escala en el distrito de Soulard, que se caracteriza por sus famosos antros como el Blueberry Hill, en muchos se escucha el blues y el jazz. Generalmente, hay una producción estilo Broadway visitando la ciudad o el concierto de alguna estrella de rock. Sólo hay que navegar en www.explorestlouis.com para decidir en qué se gastará el tiempo libre.

Sólo ten presente que no se puede hacer todo en un mismo día. Los juegos de hockey y beisbol suceden en la noche, lo mismo que el blues y el jazz. Aunque la cerveza sí que se saborea a todas horas, pero sabe mejor por la tarde.

¿Qué se hace entonces por la mañana? Hay que comenzar en el Gateway Arch (Arco de la entrada), que se eleva 192 metros sobre el Mississippi y es el símbolo de la ciudad. Misma que solía ser la puerta de entrada para exploradores, vaqueros y hasta vagabundos, a lo que llaman los estadounidenses “El Oeste”. Estos detalles se aprenden al ver las películas que se presentan dentro del arco.

Más tarde vale la pena dar un recorrido a bordo de un helicóptero para luego cruzar el río y entender dónde empezó su carrera Mark Twain.

Saint Louis es mucho más que cerveza, música y beisbol. Para quienes aman las compras, Saint Louis tiene Dillard’s y Macy’s en la Galleria. Neiman Marcus, Tiffany y Saks están en una plaza más lujosa: el Frontenac. Lo desalentador de esta actividad es que casi todas las tiendas están en los malls y es necesario tener coche para llegar.

¿Y para los niños? Hay una casa embrujada, una Casa Mágica y uno de los zoológicos más grandes del mundo. También hay museos de Arte, de Ciencia, de Historia y muchos más. No hay tiempo para hacer todo, así que la principal recomendación es tomar una copia de la guía oficial para visitantes en el aeropuerto. No tiene costo. Yo tardé en estudiarla, pero ayuda a decidir exactamente qué se quiere hacer en esta gran ciudad.

-Por Jimm Budd