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Entre 15,000 a 20,000 estudiantes, de entre el séptimo y doceavo grado, desertan cada año lectivo de las escuelas del Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles (LAUSD), de acuerdo con cifras oficiales.

Entre estos números se encuentran jóvenes que no continúan sus estudios porque se unen a las pandillas, trabajan para ayudarle a sus familias, cuidan parientes enfermos, temen ser atacados en planteles escolares, se sienten frustrados por no obtener buenas calificaciones, o no saben donde acudir para resolver sus problemas, entre otros factores, según expertos en el tema.

Buscar a cada uno de los estudiantes desertores es un trabajo arduo y constante para funcionarios del LAUSD, debido a que el Distrito cuenta con 119 escuelas intermedias, 123 preparatorias y decenas de planteles “de continuación”, que son centros educativos diseñados para estudiantes con problemas de conductas, que salen embarazadas o que enfrentan otros retos sociales. Adicionalmente, el número de alumnos matriculados es de 75.000.

Para contrarrestar la deserción escolar, el LAUSD entrega tres veces al año una lista de estudiantes desertores o que están en riesgo de desertar, para que los consejeros escolares y maestros, acompañados de funcionares del Distrito, salgan a buscarlos o los llamen por teléfono para convencerlos a que regresen a estudiar.

El pasado fin de semana, 483 voluntarios participaron en el evento conocido como “Student Recovery Day” (Día de Recuperación de Estudiantes) que tuvo como meta reintegrar a alumnos de 12 escuelas preparatorias y seis escuelas intermedias, que tienen la cantidad más alta de jóvenes desertores en el LAUSD. Entre éstas están: Roosevelt, Freemont, Belmont, Jefferson, Huntington Park y Santee, ubicadas en su mayoría en el Sur de Los Ángeles, cuya población estudiantil es predominantemente latina y afroamericana.

En el 2010, el evento incluyó 1,000 voluntarios que lograron contactar A 6,000 familias en un solo día y reintegrar a clases a unos 1,300 estudiantes, según el LAUSD.

“Este año no sabremos los resultados hasta dentro de unas tres semanas, pero esperamos buenos resultados porque los estudiantes merecen oportunidades y la ayuda del sistema escolar”, indicó Mónica García, presidenta de la Junta Escolar del LAUSD.

Muchas razones

“Las razones para desertar son muchas y la respuesta para la reintegración escolar es comunicárselo a los maestros, a los consejeros o mentores”. señaló Karen Timko, especialista del Programa de Menores Maltratados, Delincuentes o en Riesgo de Caer en las Pandillas del LAUSD. Entre más comunicación, más ayuda hay, porque si el estudiante no dice cuál es su problema antes de desaparecer, no podemos ayudarlo fácilmente.

“Muchos de estos niños y adolescentes no regresan a la escuela por qué no saben a quién acudir ni cómo explicar sus problemas”, agregó.

Para Miguel Ortega, de de 22 años de edad, esta situación es bastante familiar. A los 17 años decidió ir abandonando lentamente sus estudios hasta ingresar a la lista de delincuentes juveniles.

“Mis padres trabajaban y no tenían tiempo para mí”, relató Ortega, ex estudiante de la Preparatoria Garfield. “Yo empecé a salir con mis amigos a pintar las calles de grafiti, ocasionar peleas, tomar alcohol, drogarme y ausentarme de la escuela hasta llegar al punto de no tener las clases necesarias para graduarme.

“En ese entonces, la escuela me dirigió a otro plantel de continuación para terminar mis clases, pero ese lugar estaba lleno de pandilleros, drogadictos y ex convictos a los que les daban buenas calificaciones solamente por asistir a clase, y yo era parte del sistema”, explicó Ortega.

Su situación empeoró cuando sus maestros le comentaron, aseveró él, que no tenía por que preocupar por obtener su diploma o asistir a la universidad, pues las cadenas de restaurantes y las fábricas necesitaban gente como él para trabajar por un salario mínimo.

“Llegó el momento en el que pensé, ¿para qué estudio? No vale la pena. No le intereso a los maestros”, aseguró Ortega. “No había comunicación, no tenía el apoyo que necesitaba y si lo había, no sabía dónde encontrarlo”.

No obstante, Ortega aprovechó una segunda oportunidad y ahora ve su vida llena de posibilidades –un año después de haber llegado a LA CAUSA YouthBuild Charter School, ubicada en el Este de Los Ángeles y de la cual obtuvo su diploma de Preparatoria en junio.

“En LA CAUSA encontré más que un diploma. Me encontré a mí mismo y la fuerza que tengo dentro de mí para continuar la escuela y estudiar justicia social”, dijo Ortega. “Hoy en día no estoy en drogas, tampoco vandalizo las calles. He encontrado un gran gusto a la lectura y me gusta hablar ante el público”, agregó.

Desde su apertura en el 2003, LA CAUSA, una entidad sin fines de lucro, ofrece clases a estudiantes que no han podido terminar sus estudios en la escuela regular o de “continuación”. Las clases se dan al mismo tiempo que los jóvenes obtienen experiencia en la reconstrucción casas y edificios.

“Aquí, los jóvenes de 16 a 24 años de edad aprenden desde poner un piso e instalar un techo, hasta instalar paneles solares, insular un cuarto y colocar calentadores de agua. También les enseñamos a plantar y sobrevivir por si mismos con recursos naturales”, dijo Gabriel Mancilla, maestro de la construcción.

Para ingresar a la escuela, los estudiantes deben de pasar por chequeos de drogas y asistir por lo menos un 87% a sus clases.

“No importa de qué pandilla vengas o cual sea tu estilo de vida. Dentro de LA CAUSA eres un estudiante que va a tener a mentores que te van a guiar a tus metas, seas mujer u hombre. Vas a obtener a parte de tus clases regulares, clases de consejería, autoestima, liderazgo e inclusive una beca si deseas asistir al colegio”, señaló Alfredo Ortega, Coordinar de Alumnado.

Actualmente, LA CAUSA cuenta con 150 estudiantes y anualmente asisten a ella unos 300 participantes.

“Muchos estudiantes vienen aquí buscando solamente una guía solamente. Desean que alguien los escuche y les enseñe a retomar sus estudios y el proceso para asistir al colegio o tomar una carrera vocacional”, dijo Ortega. “Desertar de la escuela es una avenida fácil que no te lleva a ningún lado”.