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Una residente del Condado de Ocean, en Toms River, Nueva Jersey, lleva su boleta electoral para entregarla durante un proceso especial que permitió a los votantes sufragar por fax o correo electrónico debido a los daños causados por Sandy. PAUL J. RICHARDS | GETTY
PAUL J. RICHARDS / AFP/Getty Images
Una residente del Condado de Ocean, en Toms River, Nueva Jersey, lleva su boleta electoral para entregarla durante un proceso especial que permitió a los votantes sufragar por fax o correo electrónico debido a los daños causados por Sandy. PAUL J. RICHARDS | GETTY
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NUEVA YORK –

Los damnificados por Sandy votaron sin problemas el lunes en los pocos centros de voto desplazados en Manhattan, la contracara de lo que sucedió en otro lugares afectados por la supertormenta como Hoboken (Nueva Jersey, este), donde hubo demoras y desorden.

En Nueva York, uno de los centros de votación cerrados por el paso del ciclón Sandy en Lower East Side, en el sur de Manhattan, fue trasladado justo cruzando la calle en East Houston a otra escuela, donde la afluencia era constante por la mañana.

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Abiertas desde las 06H00 locales en la sala de deportes de la escuela, las siete mesas para registrarse, tres de ellas correspondientes al centro de voto desplazado, trabajaban sin pausa. Los votantes de este barrio de inmigrantes podían pedir traductores al chino, español y haitiano en caso de necesidad.

Los damnificados por Sandy cuyo centro de voto fue cerrado por falta de luz o inundación recibieron un aviso en sus casas con la nueva dirección, según las autoridades. En la puerta de la escuela cerrada también había una nota advirtiendo a los votantes, constató la AFP.

“Pusieron una nota en la puerta de entrada del edificio con el cambio de dirección”, dice Alfonso Moreno, un mexicano de 51 años que se acercó a votar con su mujer Maribel a pesar de estar todavía sin calefacción ni agua caliente en su casa.

“Estamos congelándonos. Pero había que venir a votar, es importante hacerlo. Esperemos que algo se solucione”, explica a la AFP este padre de cuatro hijos apurado por ir a su trabajo en un restaurante, sin ocultar su voto por el presidente Barack Obama.

Lisa Ellison, de 40 años y desocupada, afirma en cambio no haber recibido nota alguna sobre el nuevo lugar de votación. Se enteró gracias a sus vecinos.

“No supe que tenía que venir aquí hasta último momento. A casa no llegó nada. Me dijo la gente de mi edificio. Si no los hubiera visto, nunca me habría enterado”, señala.

Como los Moreno, Ellison también sufrió el paso del ciclón que dejó más de 100 muertos en la costa este de Estados Unidos y millones de damnificados, aunque eso no fue un impedimento para votar.

“Estaba en la zona de evacuación obligatoria. Pero aquí estoy y estoy feliz. Necesitamos un cambio y mover este país hacia adelante”, declaró después de entregar su papeleta de voto esta admiradora de Obama.

Según Ivette Mercedes, coordinadora del centro de votación y que tiene unas 14 personas a su cargo, la jornada electoral está “bien organizada” y el cambio de lugar no ha resultado un gran problema.

“No creo que la gente va a dejar de venir. No es una inconveniencia. Es solamente cruzar la calle. A todo el mundo le pusieron papeles debajo de la puerta”, indica a la AFP.

“Todo ha ido de lo más bien. Hablé temprano con todo el mundo, les dije que iba ser un día largo y que había que trabajar en armonía”, cuenta con orgullo antes de ir a una de las mesas para aclarar una duda de un votante.

En total, unos sesenta centros de voto fueron desplazados en los cinco distritos de Nueva York (Manhattan, Bronx, Brooklyn, Queens y Staten Island) y no todos estaban tan bien organizados como el de Lower East Side.

En Staten island, algunos votantes esperaron desde muy temprano en la oscuridad antes de sufragar en una carpa improvisada e iluminada por generadores.

En Rockaways (Queens), otro de los barrios aún afectados por la falta de electricidad, la votación empezó a veces con retraso a raíz de problemas en los generadores.

Desorden y quejas en NJ

La situación parecía más caótica del otro lado del río Hudson, en Hoboken, una de las ciudades de Nueva Jersey (este) más golpeadas por el paso de Sandy el 29 de octubre, y donde había máquinas de voto electrónico rotas, largas filas de espera y desinformación sobre los centros de voto desplazados.

“Es inaceptable. Ayer, cuando llamé a la alcaldía me dijeron que fuese a mi centro de voto habitual”, dice Adora Agim, una ingeniera de 38 años, quejándose de no haber sido informada del cambio de dirección de su mesa electoral, que abrió además con un retraso de 40 minutos.

Agim, oriunda de Nigeria, insiste como otros en la importancia de votar a pesar de Sandy.

“Viví en un país donde tu voto no cuenta”, recuerda.

La ingeniera no es la única enojada. Un voluntario trata de calmar a la gente que se impacienta: “Les pedimos disculpas por el estado del lugar. Hace dos días estábamos con 60 centímetros de agua”, explica.

John Margolis, un banquero de 46 años simpatizante del republicano Mitt Romney, acaba de descubrir que la máquina electrónica que tenía que utilizar no funciona.

Otro voluntario le pide pasar a otra fila de espera, aunque la cola es demasiado larga y Margolis prefiere irse a casa y volver más tarde.

“La semana ha sido larga en Hoboken. La luz volvió recién ayer”, afirma este hombre, admitiendo sin embargo que quedó impresionado por la respuesta del gobierno de Obama ante el desastre provocado por el ciclón.

Si Nueva Jersey y Nueva York son bastiones demócratas en los que no esperaban sorpresas, el impacto de la reacción del gobierno federal tras Sandy se convirtió en un elemento adicional a considerar en otros estados más disputados.

Según Nicola Mancino, de 33 años, el espíritu de comunidad en Hoboken durante la inundación y la cooperación entre Obama y el gobernador republicano de Nueva Jersey, Chris Christie, era una buena señal en medio de la devastación.

“Tengo más esperanzas después de esto porque en todas partes en las que estuve vi gente ayudando”, dice.