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Por Ricardo Maldonado

CARTAGENA –

La histórica, turística y muy bella ciudad de Cartagena, la principal joya de la corona para los colombianos, ubicada en una esquina del Caribe, navega al garete como un barco sin timonel en la más grave crisis de gobernabilidad en su historia reciente.

En septiembre, La Heroica, como popularmente se conoce a esta urbe de balconadas y tejados coloniales, estuvo gobernada por cuatro alcaldes sin que ninguno encuentre esa brújula que fije el rumbo y logre que los 1,150,000 habitantes, en su mayoría afrodescendientes, halle una salida o explicación al desgobierno.

El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, después de conocer una incapacidad médica expedida por una autoridad sanitaria al alcalde titular, Campo Elias Terán, nombró como temporal al director del Departamento Administrativo para la Prosperidad Social, Bruce Mac Master.

La crisis, pese a venir de décadas atrás, estalló cuando el alcalde Terán se retiró temporalmente de su cargo aquejado por una enfermedad al parecer grave, de la que no se sabe nada debido al mutismo de su familia que se ha negado a revelar su verdadero estado de salud.

Terán es un comunicador que trabajó durante muchos años detrás de los micrófonos de un popular programa de radio desde donde ayudaba a las clases más desfavorecidas de Cartagena, lo que le granjeó el afecto de los habitantes de la ciudad, que en 2011 lo eligieron alcalde.

“Nunca antes en la historia de la ciudad había habido un alcalde con más votos (165,000) que Campo Elías”, explicó el concejal David Múnera, quien califica su breve administración como un “desacierto”.

No obstante la enfermedad del alcalde, Múnera sostiene que Terán “no era un hombre preparado en la administración pública, no tenía un conocimiento de lo que había qué hacer por Cartagena y, además, estaba acompañado de la vieja clase política tradicional”.

Según Múnera, “en la administración no había un mando unificado, ahí no mandaba él personalmente sino que eran combos (grupos de amigos) que se disputaban intestinamente entre ellos el poder (…) y eso terminó llevando al caos a la ciudad”.

Al igual que en la época de los piratas europeos que venían a robar los tesoros de las Américas, “Cartagena ha sido saqueada por todas las clases y partidos gobernantes que ha tenido y esa es la razón de su atraso, de su estancamiento”, subrayó Múnera.

Al desfalco del erario público se suma la inseguridad sin precedentes por la que atraviesa la ciudad.

“En Cartagena el problema de seguridad ha desbordado a la autoridad, hay lugares en los que la policía casi no puede entrar”, dijo Gabriel Arango Bacci, ex secretario de Seguridad.

Cartagena, el puerto y ciudad turística y colonial más visitada de Colombia, soporta una situación de pobreza extrema, sin parecido con otras urbes del país.

Al menos medio millón de personas viven bajo la línea de la pobreza y 100,000 más se encuentran en la miseria absoluta con prácticamente todas las necesidades básicas insatisfechas.

“Anualmente hay 10,000 niños que por razones de pobreza, que por razones de que los padres no tienen con qué pagar el colegio, con qué pagar los transportes tienen que retirarlos (de sus estudios) o porque los niños tiene que salir a trabajar”, aseguró Múnera.

A ello se suma la prostitución infantil, la falta de empleos formales, una ausencia total de planificación como lo evidencia la construcción de Transcaribe, un nuevo sistema de transporte masivo que lleva nueve años sin concluir obras y más de 200,000 millones de pesos (algo más de 100 millones de dólares) por encima del presupuesto inicial.

Y esos son los retos para quien llegue a dirigir los destinos de esta ciudad, que en 1984 fue declarada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) como patrimonio histórico de la humanidad.