Por Edward Krudy y Peter Rudegeair
NEWTOWN –
Los estudiantes regresaron el martes a los colegios en el pueblo estadounidense de Newtown, cuatro días después de que un joven matara a 26 personas en una }primaria del lugar y desatara un debate nacional por el control de armas.
La primaria Sandy Hook, donde Adam Lanza asesinó a 20 niños de entre 6 y 7 años junto con seis profesoras y empleados de la escuela, seguirá cerrada.
En el colegio, una escena activa de crimen, la policía entraba y salía cruzando la fila de 26 árboles de Navidad que los visitantes han decorado con animales de peluche, flores y globos en homenaje a las víctimas.
Cuando los estudiantes de Sandy Hook vuelvan a la escuela, lo harán al colegio secundario de Chalk Hill, un edificio en desuso ubicado en la cercana localidad de Monroe, donde un cartel frente al lugar dice “¡Bienvenida Escuela Primaria Sandy Hook!”.
La policía advirtió que podrían pasar meses para que finalice la investigación, que sufrió un revés ya que Lanza destruyó el disco duro de su computadora para borrar la información, dijo el New York Times citando a un oficial de las fuerzas del orden.
El resto de las escuelas de Newtown reabrieron con psicólogos y policías presentes, aunque no estaba claro cuántos de los 4,700 estudiantes de la localidad acudirían.
“Volver a la normalidad va a ser muy difícil”, dijo Miguel, de 16 años, quien se detuvo en una tienda de rosquillas cuando se dirigía hacia la secundaria de Newtown. “Habrán muchas lágrimas”, agregó.
La masacre de los niños conmocionó a los estadounidenses, que ya se han acostumbrado a tiroteos, y llevó a varios congresistas a pedir mayores restricciones a la posesión de armas.
La masacre forzó a una firma de capital privado a vender su participación en una empresa fabricante de armas.
Además, la minorista Dick’s Sporting Goods quitó todas las armas de sus negocios cercanos a Newtown y suspendió la venta de algunos rifles semiautomáticos en todas sus tiendas del resto del país.
Wal-Mart Stores Inc removió un sitio en internet con información sobre rifles semiautomáticos Bushmaster.
Pero Cabela’s Inc continuó vendiendo el modelo usado por Lanza, un rifle semiautomático Bushmaster AR-15, en su sitio de internet.
El presidente Barack Obama se reunió el lunes con miembros de su gabinete, una reunión que según un funcionario de la Casa Blanca buscó “comenzar a analizar vías para que el país pueda responder a la tragedia en Newtown”.
Varios legisladores demócratas buscan una nueva ofensiva para restricciones sobre armas, incluidas armas de asalto como el rifle que utilizó Lanza, que tenía 20 años y portaba cientos de municiones en cargadores adicionales y disparó a sus víctimas repetidamente, a una de ellas 11 veces.
Lanza también asesinó a su madre antes de desplazarse a la escuela y luego se suicidó para terminar la masacre que dejó un total de 28 víctimas.
La organización más poderosa de la industria de las armas estadounidense, la Asociación Nacional del Rifle (NRA) se ha mantenido en silencio sobre la matanza.
La firma de capital privado Cerberus Capital Management anunció que vendía su inversión en el fabricante de armas Freedom Group tras la presión de su principal inversor, el Sistema de Jubilación de Educadores Estatales de California, un fondo de pensiones que dijo el lunes que estaba revisando su participación con Cerberus.
Mientras políticos e inversores luchaban con el futuro de la industria de armas estadounidense, policías y educadores en Newtown intentaban recuperar la normalidad en la bucólica localidad del estado de Connecticut.
Un día después de que los primeros dos niños fueran enterrados, se esperaban para el martes los funerales de los pequeños James Mattioli y Jessica Rekos. Ambos tenían 6 años.
El martes, otra escuela primaria en Newtown fue cerrada preventivamente, según medios locales que añadieron que la policía cree que el colegio permanecería así durante la jornada.
En la secundaria de Newtown, un grupo de tres niñas se abrazaron en el estacionamiento de la escuela antes de ingresar.
A los estudiantes los recibían varios empleados de la escuela, mientras que policías uniformados custodiaban la entrada y vigilaban el acceso desde la calle.
Nanci Wallenta, quien llevaba al hijo de una amiga a la escuela, dijo que no le preocupaba la seguridad y que estaba determinada a volver a la normalidad.
“Es un incidente aislado”, dijo Wallenta. “No se puede ir por la vida teniendo miedo. No se puede vivir con miedo. Somos un pueblo fuerte”, afirmó.