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Por Edward Krudy y Peter Rudegeair

NEWTOWN –

El presidente Barack Obama dio el miércoles los primeros pasos para combatir la violencia armada en el país, mientras la localidad de Newtown despedía a víctimas del tiroteo en la escuela primaria Sandy Hook en una nueva ola de funerales.

El miércoles fueron enterrados cuatro niños, una maestra y la directora de la escuela en la que Adam Lanza, de 20 años, mató a 26 personas.

Tras asesinar a su madre, el joven manejó hasta la escuela y utilizó un rifle semiautomático de asalto para matar a 20 niños y seis mujeres que formaban parte del personal del colegio.

El vicepresidente Joe Biden liderará un esfuerzo para plantear políticas que reduzcan la violencia armada, dijo Obama, quien añadió que quiere ver las propuestas en un mes y hablará de ellas en su discurso de toma de mando.

El presidente dijo que la masacre de Newtown debería ser una llamada de atención para Estados Unidos sobre la violencia armada.

“Si hay aunque sea una cosa que podamos hacer para prevenir uno de estos eventos, tenemos una profunda obligación -todos nosotros- de intentarlo”, dijo el mandatario a periodistas en la Casa Blanca.

La matanza, en su mayoría contra niños de apenas 6 y 7 años, conmocionó a EEUU y al mundo, reviviendo el debate sobre el control de armas en un país donde el derecho a portarlas está protegido por la Constitución y es defendido ferozmente por muchos.

Adam Lanza portaba cientos de municiones y disparó a sus víctimas repetidamente, a una de ellas 11 veces.

La familia de la directora Dawn Hochsprung invitó a un servicio fúnebre para el miércoles por la tarde, aunque el sepelio fue privado.

Otra de las maestras de la escuela, Victoria Soto, estaba entre las personas que serían sepultadas el miércoles.

También se programaron funerales para los niños Charlotte Bacon (6 años), Daniel Barden (7 años) y Caroline Previdi (6 años), mientras que la familia de Chase Kowalski, de 7 años, realizará una vigilia y un evento conmemorativo.

Los niños que sobrevivieron a la masacre pasarán otro día en casa mientras las autoridades del colegio y sus padres desarrollaban planes para un eventual retorno a clases en otro recinto, el colegio Chalk Hill de la cercana localidad de Monroe, donde un cartel frente a la calle decía: “Bienvenida escuela primaria Sandy Hook”.

En Sandy Hook, las personas dejaron velas, flores y animales de peluche durante los días previos como homenaje a las víctimas. Una lluvia constante que cayó por casi todo el martes empapó los animales y extinguió algunas velas, dejando un olor a cera quemada afuera de la escuela, mientras la policía continuaba su investigación en el interior del edificio.

La policía dijo que la investigación podía llevar meses y no ha revelado los motivos de Lanza para llevar a cabo el tiroteo.

Algunas personas llegaron a Newtown desde lugares lejanos en el país para ayudar. Beth Howard dijo que manejó 17 horas desde Eldon, en Iowa, para ver qué podía hacer. Se unió a un grupo de personas de Nueva Jersey que decidieron cocinar tartas para los residentes de la localidad para mostrar su solidaridad y apoyo.

“Eso ya hizo que el viaje valiera la pena”, dijo Howard, describiendo las sonrisas que recibió de los residentes locales.

El primer funeral se realizó el lunes y dos niños fueron enterrados el martes. La mayoría de las escuelas de Newtown reabrieron el martes.

El impacto del tiroteo se percibió también en el mundo de los negocios el martes, cuando el fondo privado Cerberus Capital Management LP dijo que vendería su participación en la compañía que produce el rifle Bushmaster tipo AR-15, que fue utilizado por Lanza.

La Asociación Nacional del Rifle (NRA), un poderoso grupo de presión a favor de la industria de las armas, rompió el silencio el martes por primera vez desde el tiroteo al decir que sus miembros estaban “conmocionados, tristes y con el corazón roto” y preparados para “ofrecer contribuciones significativas” a fin de evitar esta clase de incidentes.

La NRA usa presión política sobre legisladores y otras figuras de Washington para moderar las restricciones a la venta y posesión de armas en Estados Unidos, al tiempo que promueve la caza y los deportes relacionados al uso de armamento.

La masacre ha llevado a algunos legisladores republicanos a mostrar su disposición para debatir sobre el control de armas, una pequeña señal que podría eventualmente cambiar la firme negativa de Washington a considerar con seriedad nuevas restricciones federales.

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