SEVILLA –
Alrededor de 5,000 toneladas de basura se acumulan en la ciudad española de Sevilla desde que el servicio municipal de limpieza empezó una huelga hace ocho días para protestar por el recorte de su salario.
Montañas de unos dos metros de altura de bolsas de basura, cajas de cartón y deshechos se acumulan en las calles de esta ciudad del sur de España de 700,000 habitantes, impidiendo incluso en algunos casos la circulación de vehículos y peatones.
La huelga empezó el 27 de febrero por el desacuerdo entre la dirección de la empresa pública y los trabajadores sobre cómo aplicar un acuerdo laboral de 2012 que contempla la reducción del 5% de gastos de personal.
El ayuntamiento de Sevilla anunció este domingo que dejará exentos del pago de la tasa de recogida de basura a los ciudadanos mientras dure la huelga que, de momento, no está provocando riesgos sanitarios, según una portavoz del consistorio.
“Tenemos suerte de que hace frío y el olor no es inaguantable. Si viene una oleada de calor, será un infierno. Pero hoy por hoy se ve la mala imagen de las calles aunque todavía no hay pestilencia”, explicó a AFP Francisco Velasco, secretario de la Federación local de entidades vecinales de Sevilla.
Tras ocho días de huelga, ambas partes aún no se han sentado a negociar y la basura acumulada en las calles llega a las 4,621 toneladas según el ayuntamiento y supera las 5.000 según los trabajadores.
La portavoz del ayuntamiento señaló que es necesaria “una reducción salarial directa” para hacer “más viable y eficiente la empresa”.
“Ellos quieren que se aplique un 5% de recorte en el salario cuando el acuerdo habla de gastos de personal”, protestó a AFP Antonio Bazo, portavoz del comité de empresa, que pide un recorte salarial menor.
Además, se ha producido la quema de más de 100 contenedores en estos días, actos en los que la policía ha identificado a cuatro trabajadores de la empresa de limpieza, dijo la portavoz municipal.
“No nos consta que se haya señalado ni identificado a ningún operario de limpieza”, explicó Bazo, aunque apunta que los sindicatos no se responsabilizan de los actos violentos porque piden “una huelga reivindicativa pero no violenta”.
