Rosio Fragoso y su hija Giselle emprendieron un viaje de Chicago a Nuevo Laredo, Texas, el martes porque quieren en el Día del Padre traer al jefe de su familia de regreso después de 8 años de separación.
Saúl Zarco, de 37 años, esposo y padre de ciudadanas estadounidenses, vive en Guanajuato desde que las autoridades estadounidenses le negaron el reingreso a Estados Unidos en 2006.
Zarco pretende presentarse el sábado ante las autoridades de inmigración de Estados Unidos en la frontera entre Nuevo Laredo, Tamaulipas y Laredo, Texas, para solicitar su reingreso con una visa humanitaria, explicó el abogado de inmigración John Antia, del bufete de abogados Shiller Preyar.
En el 2006, las autoridades de Inmigración del consulado de Estados Unidos en Ciudad Juárez, Chihuahua, le negaron el reingreso a Zarco, durante una cita en su proceso para obtener la residencia permanente, “por su presencia indocumentada de más de un año”, dijo su abogado.
En este momento, Zarco cumple un castigo de no reingresar al país en 10 años, agregó Antia. Sin embargo, él tratará de regresar legalmente solicitando la reunificación familiar, explicó el abogado, quien acompañará al padre en el proceso.
Antia dijo que argumentarán a las autoridades que la familia tuvo la intención de establecerse en México, ya que Fragoso, de 33 años y su hija, de 8, se mudaron a Guanajuato para mantener su familia unida, sin embargo, ambas regresaron para huir de la violencia desatada en esa ciudad, añadió.
Según la activista Elvira Arellano, de la organización Familia Latina Unida que coordina apoyo en el caso, Zarco fue secuestrado mientras trabajaba como taxista en Guanajuato y desde entonces la familia vive con ansiedad y temor.
“Nos robaron el taxi, sus pertenencias personales y lo dejaron atado de pies y manos, y con la cara cubierta”, recordó Fragoso.
La presencia del padre es fundamental para mantener a la esposa e hija con estabilidad económica y en buena salud emocional, comentó Antia, “esperemos que las autoridades otorguen el permiso humanitario”, agregó.
Arellano, quien viajó con Fragoso a la frontera, mencionó que ante la falta de una reforma migratoria el gobierno debe otorgar un alivio a la crisis que viven unos 5 millones de niños estadounidenses cuyos padres han sido deportados.
Se deben parar las deportaciones, ampliar DACA a padres de ciudadanos y “dreamers” y dar una oportunidad para que los deportados puedan regresar, dijo Arellano.
En el Día de las Madres, la Familia Latina Unida colaboró para que las autoridades permitieran el reingreso de Marlenne Bahena, una madre a quien le negaron el reingreso al país; ella es esposa y madre de ciudadanos estadounidenses.
“Sólo estamos poniendo el ejemplo para que los ciudadanos luchen por sus casos, hay una manera legal de hacerlo”, agregó Arellano.
Sin embargo, todos los casos son diferentes, mencionó Antia, y las autoridades en la frontera tienen la última palabra.
Mientras estas familias luchan por reunificarse, el presidente Obama pidió al secretario del Departamento de Seguridad Nacional, Jeh Johnson, suspender temporalmente la conclusión de una revisión a las políticas de deportaciones hasta entrado el segundo semestre del año.
Lo anterior para darle más tiempo a la Cámara de Representantes para aprobar la reforma migratoria antes del mes de octubre, según reportes.